Dairon

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No tenía pensado llevarla a la montaña, le pensaba llevar otra vez al skatepark ya que también hay un atardecer muy bonito, pero por el camino me acordé de esa montaña que me enseñó mi tío y me gustaba más esa idea.

Cuándo la vi bajar de su casa, no pude evitar mirar el estilazo que llevaba, comparado con como iba a la facultad, vestía bastante bien.

-Oye me mola tus zapas y ese pantalón- no pude evitar decirle.

-Gracias, son nuevas las zapas, me las compré la semana pasada- me dice sonriendo y yo le devuelvo la sonrisa, me fijé en sus ojos, y había un brillo diferente, como de, ¿agradecimiento? No lo sé, pero para mi, una simple mirada dice más que mil palabras.

Puse una manta en el suelo, que tenía por casualidad en el coche, para que nos sentásemos ahí en vez de en la hierba.

-Venga dulzura, siéntate- le digo señalando la manta.

-Voy- me dice bastante feliz.

Se sentó lejos de mí, demasiado para mi gusto, pero no me iba a quedar quieto.

Me acerqué un poco sin que ella se diera cuenta, y le pasé un brazo por encima de los hombros, ella correspondió y dejó su cabeza caer en mi hombro. 

Ella me pidió con mucho entusiasmo que nos hiciéramos una foto, claramente accedí con bastante ilusión, la verdad que en la foto salíamos muy bien, parecía sacada de pinterest, os lo juro.

Cuando el sol se terminó de esconder, quité el brazo de encima de Alex y me estiré para atrás, con suerte esta noche había lluvia de estrellas.

Me estiré, y puse mis brazos detrás de mi cabeza haciendo de almohada, ella se quedó un rato sentada, pensando supongo en que hacer, al rato se echó para atrás y se acostó en mi pecho. 

-Oye Dairon- me dice.

Escuchar mi nombre viniendo de su voz, me hace tener cosquillas en el estómago y ponerme nervioso, menos mal que sé disimular. Desde que le conocí, hace cosa de unos meses, estoy más feliz que nunca, ella eso nunca lo sabría.

-Dime Alexa- le dije en el mismo tono.

-¿Que es el amor para ti?- me dice.

-Woah, no me esperaba esa pregunta tan profunda- le digo con interés.

-No hace falta que respondas si no quieres- me dice avergonzada.

-Tranquila, para mi el amor, no tiene que ser específicamente de una pareja, para mi es cuándo una persona está para ti cuándo lo necesitas, te apoya en todo, se ríe de tus chistes aunque no tengan gracia, que se te pase el tiempo rápido cuándo estas con ella/el y quieres estar más con esa persona, alguien que te entiende hasta cuando ni tu mismo/a lo haces y puedes ser tu mismo y no te va a juzgar. La sensación de poder confiar, piensas que es la persona indicada y planeas un futuro con esa persona.Aunque eso obviamente se aplicaría también para una pareja sentimental.

Por alguna razón se me saltaron las lagrimas al decir aquello.

-Dios Dairon, eso es muy bonito de tu parte, no sabía que eras tan profundo- me dice asombrada.

-Soy una caja de sorpresas, como tu  misma dijiste-le digo riendo con los ojos húmedos.

-¿Estás enamorado Dairon?- me dice de repente.

Su pregunta me pilla totalmente desprevenido.

-No estoy seguro- le digo dudando y mirándola a los ojos.

-¿Se puede saber quien es la afortunada?- me dice con una sonrisa.

-Eso es secreto, cotilla- me empecé a reír para liberar tensión.

Nos reímos al unísono y al rato nos montamos en el coche por que se nos hacía tarde.

Cuándo llegamos a nuestras casas deberían ser las diez de la noche.

-Gracias por esta tarde, chico misterioso- me dice agradecida.

-De nada dulzura, mañana nos vemos- le respondo.

-¿Todavía sigues con ese mote?¿Enserio?- me pregunta riendo.

-Y lo que te queda preciosa- le digo soltando una carcajada.

Ella se acercó a mi y nos dimos un abrazo,bastante largo a decir verdad, pero no me quejé. Ella me llegaba mas o menos por el pecho, asique era muy fácil para mi abrazarla, nunca me cansaría de ella, lo tenía claro.

Esa noche volvieron las pesadillas, pero no pesadillas normales, si no recuerdos, me desperté un par de veces por la madrugada llorando y sudando. Recuerdo perfectamente el accidente de coche que tuve hace un par de años, dónde mis padres perdieron la vida.

Eran las nueve de la noche aproximadamente, iba con mi padre conduciendo, mi madre de copiloto y yo atrás, todo fue muy rápido, mientras escuchábamos música en la radio, por el carril contrario, venía un camión, al parecer, el conductor de este, se quedó dormido al volante, y el camión se descarriló, a mis padres no les dio tiempo de reaccionar, el coche chocó de frente y del impulso nuestro coche dio una vuelta de campana, mis padres al estar delante su impacto fue mayor y murieron en el acto, o eso me dijeron los médicos, yo en cambio no, solo quedé inconsciente durante varios segundos, todavía recuerdo mi grito desgarrador cuando ví los cuerpos sin vida de las personas que me dieron la vida, y me enseñaron que era el amor verdadero, se me vino el mundo abajo.

-¿Papá?¿Mama?- dije con un atisbo de esperanza de que solo estuvieran inconsciente y que se despertarían pasado un rato.

Cuando vi que no había respuesta, desee que, el que hubiera muerto fuera yo, no ellos.

Me operaron de urgencia porque tenía la pierna derecha rota por tres partes, después de seis horas de operación, me pasaron a enfermería, porque tenía una brecha en la frente, bastante profunda, por suerte no me quedó una cicatriz demasiado visible, mis tíos estuvieron todo el tiempo a mi lado en la recuperación, mi pierna dejó de tener fuerza y tuve que hacer tres meses de recuperación para que mi pierna pudiera volver a tener fuerza y andar con normalidad.

Ahora hay una cicatriz bastante grande y fea en mi rodilla, por eso nunca llevaba pantalones cortos, no porque me diera pena que la vieran, si no porque prefería verla lo menos posible ya que no me traía buenos recuerdos, cuando salí del hospital después de tres meses, estuve en psicólogos y psiquiatras durante mucho tiempo, un año diría yo, ya que tenía estrés pos-traumático.

Después de terminar todos los tratamientos y rehabilitaciones les pedí, o mejor dicho, les supliqué, que nos mudáramos, y así es como llegué a Marfa.

Esos recuerdos se revivían y se convertían en pesadillas, hacía unas semanas que no tenía esos sueños, ahora que lo pienso desde que conocí a Alexa esas pesadillas no se habían repetido hasta ahora, que estaba a punto de tener una recaída.

A mis diez años me diagnosticaron trastorno de bipolaridad, mi vida no fue fácil ni mucho menos, cuando se enteró mi clase que tenía este trastorno empezaron a hacerme bullyng, a partir de ahí todo se convirtió un infierno, con el paso del tiempo aprendí a hacer caso omiso a sus comentarios despectivos. Por eso no quiero contarle a Alexa mi trastorno, no quiero que se vaya de mi lado y se asuste, como todos.

Cada tres u cuatro meses tenía una recaída, lo que significa que me tendría que aislar del mundo, cuándo tenía esos episodios no medía mis palabras, por lo que una persona que no sabe de mi trastorno de bipolaridad, puedo herirla con mis palabras, y a ahora que por fin estaba haciendo amigos no quería estropearlo, como siempre hacía.

Nota de la autora:

Hooliiisss, ¿ que os a parecido? Ha estado intensito ejejeeje.

Ayyy nuestro pequeño Dairon, tenía ganas de meter este tema en un libro mío para darle más visibilidad a este trastorno <33

Atte: Sara <3

Un Pequeño SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora