Mi día había sido umm...interesante, por decirlo de alguna manera. Me daba la sensación de que Dairon estaba enamorado o al menos le gustaba alguien, por la manera que describió que es el amor para el. Entre a mi casa y sorprendentemente, estaba mi madre ahí, en la cocina, es raro que hubiese vuelto del viaje tan pronto, y mi padre hace días que no lo veo por lo que me parece un poco raro, pero no me preocupo demasiado.
-¡Hola mamá!- le digo entusiasmada yendo a abrazarle, hacía un mes que no estaba por casa.
-Hola pequeña- me dice acogiéndome en sus brazos.
-¿Que haces aquí tan pronto? ¿No ibas a estar por New York un mes más para la pasarela?- le dije.
-Iba a estar, pero se a atrasado un par de semanas, ese tiempo prefiero estar contigo y aprovechar el tiempo perdido- me dice con una sonrisa.
-Te quiero mamá- le digo.
-Yo también te quiero peque- me responde.
Mi madre de siempre me a llamado así es su mote cariñoso para hablarme, y me encanta.
Cuándo cenamos, subí a mi habitación y cogí el primer libro que vi de mi estantería y leí hasta que una llamada en el móvil me interrumpió. Era Dairon.
-Hola rubita- me dice a través del móvil.
-Hola chico misterioso,¿ para que me has llamado a las... once de la noche?- le pregunto mirando la hora interesada.
-Nada, me aburría y quería hablar contigo- me dice desinteresado.
Ese comentario me hizo que unas mariposas revolotearan en mi estómago.
-Hola, tierra llamando a Alexa- me dice riendo al ver que no contestaba.
Eso me hizo soltar una carcajada.
-Anda mira, si sigues ahí- me dice.
-Si, si tranquilo estoy aquí- le digo riéndome.
Pasamos un rato hablando de tonterías, pero le tuve que colgar por que se me hacía tarde para dormir.
Al día siguiente me levanté una hora antes de lo usual, tenía que terminar un trabajo para ese mismo día y que debería haber terminado anoche, pero me quedé dormida, si soy muy lista. Cuando vi que eran las siete y media me dispuse a vestirme para ir a la facultad, ya la primera clase era a las ocho y media, no me podía permitir llegar otra vez tarde a esa clase o el profesor se enfadaría, a las ocho y cuarto salí corriendo de mi cuarto cogiendo mi mochila y baje apresuradamente las escaleras, ya que mi cuarto estaba en la planta superior, casi me caigo porque me salté los últimos escalones sin darme cuenta. Cuando llegué a la cocina ya estaba mi madre sentada en la isla de mi cocina leyendo el periódico de hoy.
-¿Otra vez tarde? Ya veo que hay cosas que nunca cambian- me dijo mirándome por encima por encima del periódico.- Toma estas galletas para que te las comas por el camino- me dijo lanzándome el paquete de unas galletas de chocolate. Las cogí en el aire y salí corriendo.
-¡Gracias mamá!-le dije a lo lejos mientras corría hacia la puerta.
Cuando salí a la calle mire la hora, las ocho veinticinco
Genial, otra vez iba a llegar tarde, no le iba a hacer nada de gracia al profesor Laurens.
Ni Mely ni Dairon tenían fundamentos del arte, así que me tocaba ir sola.
Llegué a clase cinco minutos tarde, todo un récord.
-Señorita Bridget- me dijo el profesor mirando con desaprobación por encima de sus gafas de media luna.
Yo sonreí avergonzada y me senté en el único sitio que había libre en la esquina al final de la clase, perfecto, hoy mi día prometía ser una maldita basura.
Cuándo le di mi trabajo al final de clase, me sonrió orgulloso, todo hay que decirlo, me había quedado bastante bien, en la nota final me puso un nueve.
En las próximas horas tenía dos horas de filología inglesa y otras dos horas de dibujo, y sinceramente, no tenía ganas de dar más clases además de que esta noche había dormido fatal,el famoso insomnio a vuelto después de casi un año, a decir verdad llevaba una semana durmiendo fatal, sin saber porque. Cuando llegase a casa desayunaría en condiciones, ya que eran las nueve y media todavía, y me dormiría hasta la hora de comer, aproximadamente hasta las dos de la tarde, mi madre no estaba en casa así que me ahorré dar explicaciones, fuí directamente a mi cuarto, me ropa cómoda y me puse a dormir.
A la una y media me desperté, pero no porque yo quisiera, si no una llamada, de Dairon, me resultó raro ver que tenía tres llamadas perdidas de el y otras tres de Mely.
-Hola- le dije con la voz de recién despierta.
-¿Hola? ¿Se puede saber porque me has dejado tirado en dibujo?- me dijo un poco enfadado.
Upss...no me acordaba que Mely tampoco iba a dibujo. Pobrecito.
-Upssss, lo siento es que tenía mucho sueño y solo fuí a primera hora para entregar un trabajo- le dije sintiéndome un poco culpable.
-No pasa nada tranquila, tampoco hemos echo nada del otro mundo, pero estaba muy aburrido sin hablar con nadie, el profesor se ha dedicado toda la hora a contarnos como van los otros cursos o a contarnos su vida, parece ser que su mujer le a dejado porque se ha ido con otro hombre, vamos que le ha sido infiel.
-Madre mía cuanto drama en su vida, un día que no voy y ya os cuenta toda su vida, no es justo- le digo indignada.
-Y por eso, rubita de mi corazón, tienes que venir todos los días
-Tienes toda la razón, chico misterioso.
Justo en ese momento, mi madre me llamó para comer.
-Oye Dairon, me tengo que ir a comer, luego hablamos- le digo
-Vale rubita, luego hablamos, no me eches mucho de menos - dicho eso nos pusimos a reír y colgamos.
Bajé a la cocina con una sonrisa en los labios y mi madre lo notó.
-¿Algo que deba saber?- me dice con una ceja enarcada.
-¿Eh? No nada- le dije sorprendida por la pregunta.
¿Tanto se me nota de verdad?
Oh, no te haces una idea cariño
Vaya,gracias conciencia.
De nada, para eso estamos.
-Bueno, voy a hacer como que me lo creo- me dijo mi madre riendo.
Dicho esto me concentré en comer y después me fui a mi habitación, pasé el resto de día encerrada, estudiando o leyendo.
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Un Pequeño Secreto
RomanceAlexa en su primer año de facultad de un pequeño pueblo de Estados Unidos, conoce a Dairon, el chico nuevo del pueblo, por lo que nadie le conoce ni tiene amigos. ¿Que pasará entre ellos?