ALEJANDRO

5 2 0
                                    

Quería ir a la policía, pero estaba seguro que me acusarían de ello, de llevar flores y una nota amenazante.

Pero no podía quedarme quieto. Sentía miedo por los dos. Tenía mil cosas que hacer y, sin embargo, no podía hacer ninguna. Así que llamé a mi jefe para comunicarle que iba a tomarme unas vacaciones por... bueno, no le podía decir que tenía que encontrar a ese tipo. Le diré que estos días no me encuentro con suficientes fuerzas como para ir al trabajo.

Me acerqué como muchas otras veces a ella. Esta vez lo hice con un mensaje:

-        No pararé hasta encontrar al que te hizo esto. No descansaré hasta que despiertes para poder verte correr de nuevo. Te lo prometo. – le acaricié el pelo castaño y miré su rostro una última vez. Me juré a mí mismo que no volvería a verla hasta que ese hombre estuviera entre rejas.

¿Tenía miedo de dejarla sola? Sí. Pero ese hombre la quería viva. No podía matarla. Vino aquí para asustarme, pero no hizo más que darme cuenta de que eso me hacía más fuerte de lo que ya era.

COLECCIÓN DE MARIPOSASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora