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—Hey! ¿Aún entrenando, Aibō?

La voz de Kota trajo de vuelta a Suna y miró a las barreras, detrás de ella estaba Kota con una sonrisa y alzando las manos saludándolo. El castaño la notó con su sudadera y la bufanda en mano, no se la había podido pedir en clases porque no la encontró. Notó que iba desabrigada y frunció el ceño.

—¿Qué haces aquí? No tienes trabajo hoy.

—¿Te sabes mi horario? Qué lindo —lo bromeó mientras él se acercaba hasta ella, esta vez no dejando un espacio prudente entre ellos. Suna apretó los labios en una línea —Yo vine a dejarte esto, hoy no te vi y no me gusta deber nada, por eso...

—Y no trajiste nada más.

—¿Cómo?

—Estás tan desabrigada como ayer, ¿vienes del trabajo? —le preguntó ladeando la cabeza y Kota asintió rascando su nuca.

—Sí, bueno... tenía trabajo con el reparto, acabo de terminar —le respondió.

—¿Horas extras? —Kota asintió —Debiste ir a casa y descansar, la sudadera pudiste dármela después.

—Pero...

Suna tomó la bufanda y se la puso él mismo, Kota se quedó petrificada de nuevo fijándose en él sin saber que decir, no podía pensar en nada más de lo cerca que estaban y el calor que él transmitía, le dio un escalofrío y Suna apretó más su mandíbula, ella estaba fría.

—Quédate con la bufanda, tengo muchas más en casa. Mamá las hace cada vez que está estresada.

—¿Tú madre la hizo? —le preguntó ella y él asintió —es muy linda.

—Sí... a mamá le gustan los colores brillantes, además le encanta Harry Potter así que siempre trata de tejer con los colores de Gryffindor.

Kota solo pudo reír.

—Gracias... la usaré bien.

—Más te vale y usa mi sudadera, no es como si estuvieras abrigada.

—¿Qué? ¿También me vas a decir que tienes muchas sudaderas? —le preguntó entre risas y Suna alzó levemente sus comisuras.

—No tantas como bufandas —contestó y Kota se carcajeó. Ninguno de los dos se alejó del contrario pero Suna si quitó sus manos sobre ella.

—¿De nuevo entrenando hasta tarde? —le señaló con la mirada los discos en el hielo y Suna asintió con una mueca —¿Tan preocupado estás por el partido?

—Es un partido de práctica pero no quiero perder —dijo cruzándose de brazos, tener a Karasuno para un partido era una locura, el equipo contrario estaba teniendo un golpe de suerte y los nuevos integrantes eran interesantes.

—¿Quieres ayuda como el otro día? Traje mis patines —Kota golpeó su bolsa amistosa y Suna lo pensó, no podía negar que ayer se había divertido.

—Solo si te abrigas con la sudadera, no quiero que te resfríes y me contagies —reclamó y Kota rodó los ojos.

—Muy bien... Aibō.

—¡Deja de llamarme así!



Kota estaba usando de nuevo la sudadera de Suna y su bufanda, su cabello lo había recogido en una trenza desordenada y sus patines la mantenían en el hielo, estaba con un bastón y la lengua fuera de sus labios tratando de concentrarse y darle a la portería. Había lanzado un par de discos, ninguno estando cerca del castaño.

Volvió a tirar pero pasó lo mismo que las veces anteriores, Suna se rió de ella y Kota bufó mirando hacia arriba.

—Maldición.

Smile For Me [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora