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Kota tenía la respiración agitada y con sus ojos apuntó hasta la portería, alzó el bastón que Suna le prestó y con toda la fuerza que tenía la lanzó tratando de darle la dirección que quería, pegándole justo en la esquina. Creyó que entraría pero el chico fue más rápido y la sacó. Kota bufó con decepción. Suna se rió.

—¡Maldición! Pensé que entraría.

A decir verdad, Suna lo creyó también, por poco no la alcanza.

—Buen intento —se burló el chico y Kota posó una mano en su cintura buscando que entrara aire a sus pulmones, su pecho subía y bajaba desesperado para que entrara oxigeno que por culpa del ejercicio y el frío se había quedado agotada.

Ya llevaban cerca de 30 minutos entrenando y para ninguno había sido incomodo. Para sorpresa de Suna, Kota golpeaba mucho mejor de lo que esperó. Aunque eso no quitaba que le diera gracia verla tan agotada. Se fijó en su nariz rojiza y sus labios más blanquecinos. Kota estaba congelada y ni cuenta se daba.

—Oye —Suna dejó la pose de recepción y se acercó hasta ella, sacándose un guante y posando su mano sobre la frente de Kota, él era mucho más alto que la chica, le sacaba una cabeza fácilmente.

—¿Qué haces?

—¡Dios! ¿No tienes frío? Estás congelada —le preguntó con una clara mueca de preocupación. Kota se rascó la nuca como hacía normalmente.

—¿En serio?

—¿No sientes frío?

—No, no la verdad —contestó sin muchas ganas y Suna negó con la cabeza.

—Ven —la tomó de su muñeca y se acercó hasta las barreras con bancas detrás, donde estaba su bolso y lo tomó, soltando a Kota, sin darse cuenta de su acción, la chica miró a otro lado sintiendo sus mejillas levemente rojizas sin saber si era por el frío o por el nerviosismo. El chico sacó de su bolsa una bufanda y una sudadera, se dio vuelta y le extendió la prenda —. Toma, si te enfermas no quiero que sea por mi culpa.

—Tampoco lo es, pero estoy bien, estoy acostumbrada al frío.

—Aun así, úsalo —todavía tenía la sudadera extendida pero ella negó con las manos.

—Que no es necesario, yo... —Suna tomó una de sus manos y la extendió para que tomara la sudadera y le hizo una señal de que se lo pusiera rápido —Si la dejo llena de sudor no te quejes.

—Estás tan congelada que dudo que si quiera puedas sudar —le respondió mientras ella se ponía la sudadera, quedándole inmensa de grande. Suna se rió levemente al ver que la capucha le tapaba la mitad del rostro.

Kota se sacó la capucha y se acomodó la ropa, viéndose a los ojos de Suna algo tierna, como un cachorro. Sin pensarlo mucho tomó la bufanda y la pasó alrededor de su cuello manteniéndose muy juntos, petrificando a Kota en su lugar, sintiendo como el chico se encargaba de poner la prenda.

—Listo, ya... —se quedó callado al notar sus rostros bien cerca y como sus ojos se encontraron. Suna como acto de reflejo se paró bien manteniendo distancia y miró a otro lado —ya estás lista.

—G-gra... —carraspeó esperando así no volver a tartamudear —gracias.

—S-sí...

Suna recordó las dudas en su cabeza.

—¿Tú... te acuerdas de habernos conocido? —recibió la mirada confusa de Kota, literalmente parecía tener un signo de pregunta impregnado en su rostro —Tú fuiste la que sacó las fotografías para el periódico y anuario —le aclaró.

Kota pareció recordar algo de repente y sonrió en grande, olvidando la vergüenza de antes.

—¡Sí! ¡Es verdad! ¡Vaya, ni me acordaba!

Smile For Me [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora