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No fue fácil, pero Inarizaki ganó a Karasuno por muy poco, dejando a todos los jugadores exhaustos y al público eufórico. Quién se llevó los aplausos de la noche no fue nada más ni nada menos que Suna que pudo frenar a los ataques de Karasuno, en especial de ese dúo, pero incluso los gemelos hicieron de las suyas.

Eso no quitaba que Suna tuviera un dolor muscular increíble por detener los discos con su cuerpo, probablemente tendría que faltar mañana al entrenamiento. Aun así no se pudo quejar mucho, se sentía bien por haber detenido a Hinata y Kageyama. Además, ver a Kota festejar junto a Megumi desde las graderías fue la mejor imagen que pudo tener, ni ganar se sintió tan bien como verla festejar al detener un disco o evitar que atravesara por la portería.

Karasuno se despidió de ellos y cuando se estaban por ir notó como Kota se acercó hasta ellos, estaban intercambiando palabras bien alegres y se sintió mal de repente, quería que lo felicitara a él primero, no al equipo que había conocido ese mismo día, trató de no pensar en eso pero eso lograba que más lo frustrara, además de que tener la mirada picara de Atsumu y la de Kita sobre él no lo ayudaban.

—Bien hecho, chicos —dijo Megumi, acercándose con Suzume y Kota, ambas bien alejadas de la otra con expresión de pocos amigos. Atsumu se coloró.

—Gracias —dijo Kita a las chicas.

Los ojos de Kota y Suna se encontraron por unos segundos que parecieron eternos hasta que la chica la apartó por un codazo de Suzume, queriéndola molestar. La castaña masculló unas palabras en voz baja que Suna no logró comprender.

—Fue un buen remate, Aran —felicitó Suzume al as del equipo, el moreno colorándose en el acto. Kota soltó una risilla irónica, queriendo molestar a su compañera, como acto de reflejo.

—¿Qué es esto? ¿Voleibol? No se dice remate, cerebro de pájaro —ironizó encogiéndose de hombros y la más alta se dirigió a ella con una clara vena marcada en la frente.

—¿A sí? ¿Y cómo se dice, sabelotodo?

—Vaya, no me dijiste perra, es un avance —Kota sorbió su nariz y ocultó las manos en los bolsillos delanteros del pantalón —Y solo se dice anotación, tonta.

—Hija de...

—No insultes a mi madre —la interrumpió Kota alzando un dedo. Suna entendió porque se lo dijo y miró a la chica que lo tenía en las nubes con una mueca bien escondida. Las palabras de la castaña cuando estuvo enferma dejaban en claro cuánto amaba su madre y que no estuviera viva se había convertido en su infierno en tierra.

Por alguna razón quiso abrazarla y protegerla de todo.

Suzume reaccionó como Kota pensó; dándole un golpe, solo que no esperó que fuera en su estómago, dejándola sin aliento y algo encorvada por el dolor. Se puso roja de inmediato e inspiró una bocanada de aire mientras tosía.

—Maldición, que eres fuerte.

—¿Te sigo mostrando, perra?

—No —Kota alzó una mano deteniéndola mientras reía, para Suna fue una dolorosa risilla que hizo dolor su pecho —Te creo. Volviendo al punto, felicidades, chicos, lo hicieron genial, me alegra que Megumi-chan me hiciera venir a verlos, solo que no pensé que tendría a un estorbo —miró sin disimulo a Suzume —, aun así la pasé genial, aunque tendré que tomar algo para los nervios.

Megumi se rió apoyando a la que consideraba su amiga.

—Yo igual creo que tendré que tomar algún té —dijo.

—Te acompaño —saltó Atsumu alzando su mano, las miradas de todos hicieron que sus mejillas se sonrojaran —Digo, a ambas.

—Ajá —pronunció Suna cruzándose de brazos, hablando por primera vez desde que ellas llegaron. Atsumu apretó la mandíbula molesto, hasta que recordó algo.

Smile For Me [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora