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El día del famoso partido de Inarizaki contra Karasuno había llegado, al fin. La pista se llenó de gente, todos expectantes por el desarrollo que tendría, no se podía dudar que el equipo local era favorito y eso al equipo contrario lo tenía nervioso, excepto por un par importante, el famoso dúo de Karasuno que tuvo que llegar más tarde debido a unos exámenes.

—Maldita sea, ¿por qué se demoran tanto? —preguntó Ukai, el entrenador del equipo de Miyagi —¿Tanaka, seguro que saben la ubicación?

—Sí, incluso se las mandé por mensaje, a los dos —respondió el chico de poco pelo.

—¿Se habrán perdido? —preguntó Sugawara.

—No creo que sean tan tontos... —Tsukishima lo pensó mejor —tal vez sí se perdieron.





—Admítelo, estamos perdidos.

Un pelinaranja miró a su compañero pelinegro con el ceño fruncido, esperando que le dijera de una buena vez que estaban perdidos, que no sabían cómo llegar a la pista y así pudieran pedir indicaciones o llegarían tarde al partido, algo bastante malo ya que ambos estaban ansiosos por enfrentarse al equipo local, en especial Kageyama que esperaba cerrar la boca del gemelo rubio que conoció.

—¡Claro que no! ¡Sé cómo llegar!

—¡Eres mentiroso, Kageyama! —le gritó de vuelta. Habían caminado sin rumbo porque supuestamente el más alto tenía buen sentido de coordinación

—¡Callate, Hinata idiota! —insultó como habitualmente hacía.

Estaban por pelear, como siempre, cuando el chirrido de unos frenos de bicicleta, junto a la salpicadura de nieve que les cayó a los pies de ambos jugadores, hizo que ambos dirigieran su mirada a la chica castaña y con sonrisa ladeada montada sobre la vieja bicicleta con el uniforme de mesera.

—¿Necesitan ayuda? —preguntó Kota y los chicos se miraron. Kageyama apartó la mirada molesta y Hinata asintió —¿A dónde quieren ir?

—A la pista de hielo —contestó el pelinaranja y Kota pareció entender algo.

—Ya veo... son del equipo que se enfrentará a Inarizaki, ¿no? Es un pueblo pequeño así que se nota cuando alguien no es de por aquí —dijo y sorbió su nariz por el frío. Precisamente esa mañana había nevado y el viento invernal congelaba hasta las pestañas. Kota se bajó de su bicicleta y afirmó el manubrio —. Yo los ayudo, no está lejos.

—Está bien, señorita, solo díganos donde ir —interrumpió Kageyama

—Descuida, niño, también voy para allá —la chica hizo una seña y los tres comenzaron a caminar por las calles blancas por la nieve —. Por cierto, soy Tamako Kota, un gusto.

—Hinata Shoyo y Kageyama Tobio —el más bajo se señaló a él primero y luego a su compañero.

—¿Son de Karasuno, no?

—Sí, primer año, los dos.

—¡¿En serio?! Entonces deben conocer al dúo de monstruos de primer año de Karasuno, los rumores dicen que tiene un ataque sin igual, incluso se comparan con el ataque de los gemelos y vaya que es rápido, la otra vez me lo mostraron y ¡dios! Ni siquiera vi que había entrado —habló emocionada y los dos chicos se relajaron un poco, mostrándose orgullosos al ser dueños de esos rumores.

—Sí... somos nosotros —murmuró Hinata bajando la cabeza.

Kota paró sus pasos viéndolos asombrada.

—¡¿Y qué demonios hacen aquí?! ¡Ya deberían estar allá! —exclamó y el pelinaranja miró acusador a Kageyama —No, esto no servirá —los dos miraron como Kota dejaba su bicicleta a un costado y la cubrió un poco con la nieve, después de eso tomó a cada uno de ellos de la muñeca y comenzó a correr —¡Pensé que no eran titulares!

Smile For Me [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora