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[Hace 10 años]

Kota esperaba a su madre fuera de la oficina del doctor. Sus pies colgaban de la silla. Su mirada estaba en el suelo, formulando una mueca y jugando con sus dedos del nerviosismo, no podía sacar la mirada de sorpresa de su madre al enterarse de que ella no podía ver colores.

Su madre estaba sentada frente al oftalmólogo. El hombre tenía una mirada indescriptible, sin saber cómo empezar informar a la mujer que todavía no creía que su hija, su única hija, tenía daltonismo grave.

—¿Cómo... no me di cuenta antes? —preguntó ella, con una lagrima saliendo de sus ojos —Ella siempre pintó bien, aprobó el jardín de niños y los primeros años de primaria, ¿cómo...?

—Su hija es muy inteligente, copió a los demás niños cuando le pedían dibujar con un color, aprendió a observar a los demás y así hacerlo ella —respondió el medico —, pero debe estar tranquila, ahora que lo saben podremos tratarla.

—Yo... sabía que mi esposo era daltónico... pero nunca pensé que yo tuviera un gen del daltonismo —la madre oprimió un sollozo, esperando que así Kota no la escuchara fuera —Ella nunca vio colores y no me di cuenta, dio señales y no las supe interpretar... ella no me dijo porque tenía miedo que no la quisiera, ¿ahora qué hago?

No soportó y comenzó a llorar, el hombre le pasó un pañuelo.

—Es verdad que no ver colores es devastador, es aburrido, pero su hija necesita su ayuda, probablemente tenga dificultades toda su vida, para manejar, para el trabajo día a día, incluso a la hora de comer y comprar se le hará difícil, tiene que estar ahí y apoyarla, decirle que no es malo ser daltónica —le aconsejó él —Kota la necesitará toda su vida.

La mujer asintió, sorbió su nariz esperando así calmarse. Tenía razón, su hija no era rara, no estaba mal, solo debía apoyarla, ahora podía. Pero como se dio cuenta le causó que su pecho se oprimiera.

"Kota, ¿qué piensas del atardecer?"

"Es solo el sol yéndose"

"Pero, Kota, los colores son hermosos, pocos son afortunados de ver algo como esto y tú lo puedes ver todos los días"

"¿Qué colores?"

"¿Cómo qué colores? El anaranjado, el amarillo, el rojo... ¿no lo ves?" la preguntó la había dicho como broma.

"¿Por qué dices tantos colores? Solo es negro, blanco y gris... ¿cómo sabes que ese gris es naranjo y ese es rojo?"

"¿Kota? ¿No ves colores?"

Jamás olvidaría el rostro inexpresivo de su hija.

"No, nunca"

La había golpeado esa respuesta, nunca vio la belleza de los colores, todo había sido tan vacío y nunca la pudo ayudar, su madre se sentía culpable, estúpida y ciega.

—Se puede vivir siendo daltónico, tiene que decírselo, enseñarle la magia que hay en el mundo aún sin colores.

La mujer asintió.

—Sí... gracias.

El médico le sonrió y los adultos se despidieron, apenas la mujer salió se encontró con su hija, que levantó la mirada con duda, Kota se encogió de hombros al notar que había llorado, había hecho llorar a su mamá.

—Perdón, mami...

La mujer se agachó para quedar frente a ella.

—¿Por qué, mi amor? —le acarició el cabello —Tú no hiciste nada malo.

Smile For Me [Suna Rintaro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora