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¡Que empiece el juego!
Parte #2


—¿Éste lugar es...?

— Sí, es el Árbol de Cristal— afirmó Kira.

—Es tan...

—¡Maravilloso!— exclamó Marco con un notable brillo en los ojos.

—¿Pueden dejar de completar las oraciones por mi?— sacudí mi cabeza con molestia.

—Lo siento, lo siento— Marco levantó ambas manos —Bien, es hora de que entremos.

—Esperen— tomé el brazo de Kira —¿Qué sucederá ahí dentro?

—No te preocupes— ella me dedicó una sonrisa cálida y tranquilizadora —Por ahora, nadie saldrá herido.

—¿Dijiste por ahora?— sentí como mis piernas se debilitaban. El miedo se estaba apoderando de mi.

Demonios, nunca había sido tan débil en la vida.

—Vamos— evitó mi pregunta y ahora era ella quien sostenía mi brazo.

Estúpidamente los seguí hacia el interior.

Apollo, ¿dónde estás?

¡Espera! ¿Apollo...? ¿Qué hago yo pensando en él?

No, no lo necesito. ¿O tal vez...? ¡No! ¿¡En qué estoy pensando!?

—¡Naomi...!— la voz de Marco me trajo de nuevo a la realidad.

—¿S-sí?

—Estás ida— negó con desaprobación —venga, extiende tu brazo.

Miré bien el lugar. Había una gran puerta de metal en frente, justo a los lados se encontraban dos guardaespaldas.

—¿Para qué?— inquirí nerviosa.

—Para tomar tus huellas— explicó con simpleza.

Después de analizarlo y no encontrarle ningún sentido, me decidí a estirar mi brazo derecho, que fue agarrado por uno de los guardias.

Tomó mi dedo pulgar e hizo que lo colocara sobre un aparato que emitió un sonido al final.

—Listo— ambos tipos abrieron las puertas y todos entramos.

Y juro que casi se me cayó la mandíbula.

—¡Esto es...impresionante!— comenté, fascinada.

Unas doscientas personas caminaban a nuestro alrededor. El lugar era parecido a una pequeña ciudad. Tenía enormes pantallas en las paredes y unas escaleras iluminadas con luces azules que llevaban a la segunda planta.

—Siéntete como en casa— habló Marco, lanzandome un codazo.

—Este es nuestro verdadero hogar— interrumpió Kira, en su estado neutro, como siempre.

—¿Viven aquí?— inquirí, llena de curiosidad. Ella asintió —¿Y la casa de Apollo y Stephany?

—Muy pocas personas consiguen mansiones independientes por aquí. Apollo tuvo esa suerte.

—El muy bastardo siempre se sale con la suya— rió el del pelo naranja y lo miré confundida —Ven, Nao —se acercó y bajó la voz —te llevaré a mi habitación para que te relajes un poco, y ya de paso...

—Ni te atrevas— Kira se puso en medio de nosotros dos.

—Sólo bromeaba— se quejó Marco —sabes cuáles son mis gustos— le guiñó un ojo y ella apartó su mirada sonrojándose.

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