Capítulo XVI. ii: A tu lado

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Al llegar al primer piso empezó a caminar y revisar por cada pasillo, en cada puerta...

En el fondo de uno de los pasillos logró ver a una chica sentada, sus codos se posaban en sus piernas y sus manos tapaban su cara. '¿Podría ser?' pensó la pelirroja.

Desde lejos Alba gritó - ¿JULIA? ¡JULIA! -.

En cuanto la joven escuchó su nombre levantó la cabeza. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Alba quien caminaba hacia ella con rapidez al ver su rostro bajó la velocidad en sus pasos. Un fuerte dolor se hacía presente en su pecho.

- ¿Qué haces aquí? ¿No crees que llegas un poco tarde? -, pregunta la joven con tristeza, molestia y tal vez un poco de ironía.

La pelirroja negaba con la cabeza, esperaba que esas preguntas no significaran algo malo. No podían arrebatarle su oportunidad de verla... Entendía que había tardado, pero nunca imaginó que fuese de esta manera.

La mujer caminó hasta estar frente a la joven - Necesito hablar con Valeria... ¿Dónde está? ¿Cómo está? -, las preguntas salían con miedo de su boca.

Julia bajó la cabeza, apenas se escuchaban sus palabras. - La verdad es que... Ni yo sé cómo está... -, Alba la miraba confundida.

La joven se sentó una vez más y habló - Hace unos minutos estaba bien, pero algo pasó... No sé con exactitud qué fue... Los médicos entraron y me sacaron... Nadie ha salido a decirme si ella... Si ella está bien... -, la joven estalló en llanto...

El sentir que podía perder a su madre, a su compañera y mejor amiga, era algo devastador.

La pelirroja aún no podía creer lo que estaba pasando, con un profundo suspiro se sentó al lado de la joven y la abrazó. Quería consolar a la pobre chica, pero también quería saber qué había pasado con Valeria para llevarla allá...

Sentadas en el frío banquillo de metal fuera de la habitación de Valeria, la chica decidió darle un pequeño resumen a la pelirroja acerca de la enfermedad de su madre. Una enfermedad que llegó de sorpresa, aunque no se extrañaban de su aparición pues ya había cobrado la vida de su abuelo...

Los minutos pasaron y la puerta se abrió dándole paso a un doctor.

Era un hombre alto de tez oscura y lentes, se acercó a ambas mujeres preguntando si eran familiares de la paciente, al ellas asentir el médico procedió a explicarles...

- La paciente en estos momentos está delicada de salud, sufrió un pequeño ataque cardíaco. Su corazón está débil por el esfuerzo que ha estado haciendo durante el proceso de la enfermedad, por lo que debemos dejarla en observación y aumentaremos las dosis en su tratamiento... -, el doctor seguía hablando de manera más directa con Julia luego de reconocerla.

Alba aprovechó el momento para entrar poco a poco a la habitación, que estaba casi vacía, luego de que las enfermeras salieran.

Caminaba con pasos débiles hacia la camilla donde estaba acostada Valeria, diferentes cables salían de su pecho que se dirigían hacia un monitor donde podía verse la actividad cardíaca. Al parecer todo marchaba bien, pero verla así quebraba el corazón de la pelirroja.

-Hola... -, susurró Alba a la pelinegra que parecía estar dormida. Alba miró a su alrededor, buscando una silla para sentarse lo más cerca posible y poder tomar la mano de Valeria.

-Podrá tardar unos minutos para que la señora despierte... -, dijo el doctor que estaba de pie junto a Julia en la puerta de la habitación.

Julia agradeció al doctor antes de que éste se fuese.

En ti se encuentra mi perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora