Luego de leer el poema y llorar un poco más, Alba decidió ir a dormir. Necesitaba descansar de tantas emociones…
A la mañana siguiente la pelirroja fue despertada por la luz del sol entrando por su ventana y la ausencia de su esposo en la cama. Se levantó mirando el closet, sabiendo que ahí estaba el libro, y se dirigió al baño para refrescarse.
Al terminar su baño y de arreglarse, bajó al comedor donde su esposo ya estaba desayunando. Tomó asiento en una de las sillas frente a su esposo, en la otra punta de la mesa alargada para 8 personas.
- Buen día mi amor - dijo la pelirroja al sentarse. Su esposo desde el otro lado de la mesa sonrió mirándola.
- Buenos días. ¿Cómo estás? - preguntó dejando aparte el periódico en su mano.
- Bien... ¿Por qué no me despertaste? -
- Sólo quería que durmieras un poco más. - dijo mientras tomaba un poco de café, - Por cierto, olvidé decirte que hoy no podré asistir al almuerzo -
- Pero... Hoy viene Andrés a comer con nosotros, hace mucho que no lo vemos. - le recordó Alba con molestia.
Al hombre no le gustaba cuando la pelirroja le hablaba en ese tono. Trató de controlarse y responder con calma. - Lo sé, pero no puedo hacer nada... Debo trabajar. - se levantó de la mesa tomando su saco, - Además, Andrés ya es un chico grande... Él entenderá - dijo saliendo del comedor, dejando atrás a una triste mujer.
Después de desayunar Alba se encargó de su amado huerto, le fascinaba poder cultivar su comida, desde verduras hasta hierbas. Ahí dentro las horas pasaban con rapidez.
- ¡Señora Alba! El joven Andrés ha llegado a casa - uno de los trabajadores se había acercado a ella para avisarle.
En cuanto escuchó la noticia corrió hacia la casa donde estaba su hijo. Lo abrazó con fuerza cuando lo tuvo enfrente de ella...
- Hola mi niño bello ¿Cómo estás? - decía Alba llenando de besos en toda la cara a su hijo.
- ¡Jajaja! ¡Yo también te extrañé madre! - correspondía el chico a su madre con un abrazo. - ¿Una larga mañana en el huerto? - preguntó al ver la vestimenta de su madre llena de tierra.
- Bueno, ya sabes cómo soy… Una vez que entro ahí... 'No salgo fácilmente' - dijeron ambos al final y rieron entrando al comedor donde el almuerzo estaba siendo servido.
- ¿Y mi padre? - el chico preguntó, aunque sabía la respuesta. Muchas veces había pasado un almuerzo, una cena o más de un día sin verlo en casa. - No me digas... ¡Trabajo! -.
La pelirroja asintió con tristeza. Su hijo había entrado a la universidad y desde hace meses que no habían pasado tiempo juntos, por eso le dolía que su esposo no hubiese asistido.
- Comamos y cuéntame sobre la universidad. Necesito saber todo lo que has hecho jovencito. - decía con entusiasmo la pelirroja tratando de apartar la idea de que el padre de su hijo no estaba ahí...
Así pasaron la tarde entre anécdotas, risas, algo de comida y bebidas.
Al llegar la noche y aún sin la llegada de su esposo, decidieron cenar ellos solos...
- Lamento que él no estuviera hoy aquí - la pelirroja tomó la mano de su hijo - Seguro lo podrás ver mañana, es sólo que hoy ha tenido demasiado trabajo - trató de explicar.
- Él siempre tiene demasiado trabajo - se levantó molesto de la mesa - ¡Deja de defenderlo tanto! - se acercó a ella con tristeza - Ya no soy un niño… - dejó un beso en la cabeza de su madre, y colocó una mano en su hombro - Iré a descansar... Mañana te ayudaré con el huerto... ¿Qué dices? ¿Me dejarás ayudar? - preguntó a su madre bromeando.
- ¡Jajaja! ¡Claro que sí! Sabes que me encantaría tu ayuda. - respondió con una enorme sonrisa. Su hijo salió del comedor y se dirigió a su cuarto.
Unas horas más tarde su esposo había llegado a la casa.
Ella lo había estado esperando.
- Sabías que hoy vendría tu hijo y aun así decidiste quedarte todo el día en el trabajo… - escupió la pelirroja luego de que su esposo entrara a la habitación.
- ¿Decidí? ¿Estás segura que lo decidí? - en cada palabra el hombre alzaba más su tono de voz.
- ¡Baja la voz! Lo que menos quiero es que nos escuche discutiendo. -
- Pues no tendría que escuchar nada si tú mantuvieras tu boca cerrada. - la señaló y lanzó su saco contra la cama. - ¿Acaso crees que llevar el negocio de ambas familias es sencillo? ¿Ah?... ¡Seguro que sí lo crees! Porque no haces más nada que estar metida en ese ¡MALDITO HUERTO! - gritó con furia.
Alba no dijo nada, sólo miró como su esposo se iba al baño y cerraba la puerta con fuerza. Ella se levantó para salir de la habitación, pero antes de irse, miró hacia al closet y luego de pensarlo un momento fue hacia él. - Sólo unas cuantas páginas - susurró tomando el libro en sus manos.
Salió del cuarto con cuidado y fue hacia la sala, donde su sillón junto a la chimenea la estaba esperando tan ansioso como ella por saber, qué más había escrito en ese libro.
Se sentó luego de buscar un vaso con agua, y abrió el libro pasando con cuidado el poema.
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En ti se encuentra mi perdón
Historia Corta... Una breve historia de amor... El primer amor suele ser el más sincero, divertido y mágico. Muchos dicen que no es duradero, pero eso no ocurrió con Valeria. Una mujer que tratará de recuperar al amor de su vida, ese que le lleno de miedo la pie...