Capítulo XI: Primera Vez

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La noche anterior cuando la pelirroja terminó de leer el capítulo, tomó el libro y lo guardó de manera estratégica en el huerto... Donde nadie lo encontrara...

Ya era de mañana...

Alba se había levantado temprano para prepararle el desayuno a su hijo y así poder despedirlo...

Una vez más le pidió a Dom que estuviera ahí, pero el hombre negó, alegando que debía irse a trabajar.

Las cosas se estaban volviendo molestas para Alba, pero una parte de ella culpaba al libro por hacerle ver cosas. Mientras que la otra parte le pedía a gritos salir de ahí.

La mujer subió con la comida para su hijo... Lo despertó y ambos desayunaron en la cama.

-Me duele que te vayas... ¿Podrías al menos pasar por aquí antes de irte a la universidad? - pedía la mujer a su hijo quien tomaba sus maletas para irse.

- Eso pensaba hacer… Iré sólo por unos días y vendré... Serán los días suficientes para que termines el libro - el joven insistía en que su madre debía leer el libro por completo, y sin trampas de pasar páginas o irse directamente al final por más que ella conociera la historia.

La mujer había aceptado sus condiciones, así cuando él regresara le contaría más sobre Valeria, y sobre ese amor adolescente.

- Cuídate mucho... ¡Maneja con cuidado! ¡Me avisas cuando estés con tu abuela! - le pedía Alba a su hijo, ya estando afuera colocando sus maletas en el carro.

- ¡Lo haré! Te amo, no lo olvides... Y, ¡cuídate del capitán cavernícola! - bromeó Andrés, haciendo reír a su madre…

Al ver el carro partir, atravesando la gran puerta de metal, Alba regresó a la casa donde acomodaría la habitación antes de ir al huerto. Cuando termina con su tarea, se coloca su vestimenta para entrar al huerto...
Ya dentro, empezó por cambiar la tierra de algunas macetas. Mientras trabajaba se dio cuenta de que le faltaba abono, por lo que salió al depósito en busca de algunas bolsas... De regreso se detiene un momento frente al huerto. 

Admirando su estructura, la melancolía volvió a ella al recordar el regalo de Valeria y el cómo fue destruido...

- ¿Habrás escrito sobre eso? - preguntó la pelirroja, mientras entraba de nuevo al huerto. Antes de seguir con su trabajo, pensó en leer un poco... Debía adelantar capítulos para cuando regresara su hijo.
Se acercó a su escondite y sacó el libro. Yendo a uno de los bancos se sentó para leer.



"Primera Navidad"

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Habíamos pasado juntas un par de navidades, pero esta era diferente a todas. Era nuestra primera navidad como novias, la emoción por ello no cabía en mi pecho. 

Me había estado matando la cabeza con el regalo para Alba. No podía ser nada realmente amoroso porque estábamos viviendo un secreto. Por mucho, sabíamos que esto estaba mal, pero... ¿Cómo puede estar mal amar a alguien?... 

Para los ojos de los demás sólo éramos amigas... Las mejores amigas. 
El único que sabía era Tobías, mi hermano, mi amigo, mi confidente... 

"Mmm, ¿y si le regalas un collar? Podría llevarte al pueblo para buscar uno", decía Tobías acostado en el suelo del granero... Estábamos en el segundo piso. 

Yo estaba sentada a su lado mirando a través de la ventana del granero, desde ahí podría ver la luna y las estrellas. "No, quiero algo que sea especial... Siento que nada superará al huerto que le di para su cumpleaños"... 

Tobías me miró y lanzó unas semillas... "No pienses de esa manera... Ahora todo es distinto... Ahora tiene un sentido romántico, amoroso"... 

Volteé a verlo con el ceño fruncido... "Andas muy aprendido sobre el tema... Carolina te tiene mal, ¿no?", reí mientras le lanzaba semillas...

Carolina era una nueva chica del pueblo, había empezado a trabajar en la librería a la que asistía, por lo que Tobías se encargaba de acompañarme siempre que iba... Creo que están saliendo... 

Tob suspiró, " No te mentiré, me tiene enamorado... Así como tú con Alba, pero menos pecaminoso" bromeó... Abrí mi boca en asombro por lo que había dicho, agarré un gran puño de semillas y se las lancé... 

"Eres un idiota... ¡Jajaja!", suspiré porque a pesar de ser una broma, era totalmente cierto. "Crees que, si mis papás se enteran, ¿me boten de la casa?", dije y mis ojos se sentían nublados por las lágrimas acumulándose. 

Tobías se sentó rodeando mis hombros con su brazo, "Ellos te aman demasiado como para hacer una estupidez como esa...", me apretó con suavidad... "Además, si ellos hacen eso, tendrán que botarme a mí también...". Se sentó frente a mí y dijo "No te dejaré sola en esto, pase lo que pase tienes mi apoyo"... Lo abracé con fuerza, agradeciendo por tener el hermano más cool de todos ...

Luego de nuestra charla fuimos a dentro de la casa, mi padre se sentaba a leer en su sofá, y mi madre cocinaba la cena... 

"Esas caras largas, ¿a qué se deben?" preguntaba mi madre de pie en la cocina. Nosotros sólo respondimos que era el hambre. 

"Mamá si tuviese una novia... Y no digo que la tenga. ¿Qué podría regalarle para navidad?" preguntó Tobías mientras nos sentábamos en la mesa... 

Mi padre llegó de la sala interesado en el tema a discusión. "Yo te recomiendo que le regales un collar o un anillo", respondió. 

"Básico", comenté en un susurro, pero que mi madre si escuchó y sonrió. 

"¿Qué tal si le regalas algo hecho por ti?" respondía ella... 

"¿Como qué?", preguntamos en coro Tobías y yo... Mi cara se puso roja por haber hablado tan apresuradamente. 

Mi mamá me veía y sonreía... En el fondo yo sentía que ella sabía algo, pero era imposible que lo supiera... Mucho más imposible que lo aceptara...

"A las mujeres les gusta las cosas románticas como poemas, canciones. Algo a mano como una carta de amor", opinó. 

Tobías intercambiaba miradas conmigo, anotaba mentalmente las posibilidades de hacer alguna de esas cosas, como dijo Tob, ‘Ahora todo es distinto’... 

"O podrías decirle a Valeria que te haga una biblioteca a escala", dijo mi padre. Lo miré espantada por su comentario y él entendió. "¿Acaso creíste que no nos daríamos cuenta de lo que construiste?" 

Ellos lo sabían...sabían sobre el huerto que hice para Alba, pero no habían dicho nada hasta ahora. 

"¡A mí me encantó!" exclamó mi mamá. "Te quedó hermoso, hasta sentí envidia... ¡Porque ni a tu propia madre le haces algo como eso!" reclamaba, y todos reíamos por ello... 

Durante la cena hablamos un poco sobre cómo había hecho el huerto y otras ideas para el regalo que Tobías le quería dar a su ‘No Novia’.

Mi mamá dio una idea que me gustó y era, hacer una manta tejida... Debía ir a la tienda a comprar hilos de los colores favoritos de Alba y así poder tejer una manta. Era algo sencillo, pero podría llevarla con ella a cualquier viaje o dormir con ella...

Eso y un poema sería mi regalo... 

Antes de que llegara navidad, que estaba a dos días de distancia. Ya había tejido con dificultad la manta. Mi madre me ayudó mucho enseñándome las vueltas y el tejido perfecto. Había quedado hermosa la manta con colores verde y morado, sólo faltaba el poema. 


"¿Val? ¿Dónde estás?", preguntaba Alba desde el piso de abajo del granero...

"Valeria no está por favor venga más tarde" respondí, tratando de ocultarme

"¡Ven aquí ahora mismo Valeria Ibáñez!", dijo autoritaria.

Esa voz siempre me dio escalofríos, así que salí de mi escondite pidiendo paz...

"¡Hola!" saludé y ella sonrió. "¿Qué te pasó en la cara?", pregunté con el ceño fruncido.

Ella se tocó la cara sin entender, "Nada... ¿Por qué? ¿Qué tengo?" preguntaba asustada.

Reí por su preocupación y dije "Es que te ves como.... ¡Muy bonita hoy!"... Su cara se había convertido en un tomate, haciéndome reír de nuevo... Me acerqué a ella y le di un beso en su frente.

"Eres una boba... ¿Lo sabes?". Asentí alzando los hombros. "¿Ya comieron?".

"Si"... Mañana era navidad y Alba se iría a su cena familiar, por lo que necesitaba darle su regalo antes... Así podría llevarla y pensar en mí. "Cierra los ojos", pedí.

"Sabes que para besarme no necesitas pedirme que cierre los ojos, ¿no?" bromeó y me regaló un beso.

"Lo sé, pero esto es distinto... ¡Anda! ¡Cierra los ojos!", le di otro beso y cerró sus ojos. Agarré sus manos y coloqué el regalo en ellas.

"¿Qué es esto?" preguntó viendo el regalo en sus manos.

"Un papel que envuelve otra cosa, en distintas culturas se le dice 'Regalo' " expliqué en burla... Ella me miró con molestia y me pegó en el brazo... "¡Ouch!", me quejé.

"Te lo mereces por boba"... Abrió el regalo dejando al descubierto la manta y encima de ella un pequeño trozo de papel doblado. 

Tomé su mano y le pedí. "Léelo cuando no estés frente a mí, sabes que me da pena”.

Ella sonrió... "No es justo... Pensaba darte tu regalo cuando regresara"...

"Tranquila, sólo quise adelantarme". Saqué la manta por completo extendiendo la tela. "Es por si te da frío estando allá en navidad... Y bueno, para que me sientas contigo".

Alba me abrazó fuertemente y empezó a frotar la manta sobre mí...

"¿Pero qué demonios haces amor?", me quejé tratando de apartar la manta...

"¡Quédate quieta! Es para que huela a ti"... De repente se detuvo... "¿Me dijiste amor?", preguntó sonrojada...

"¿No te gusta?", me sentí totalmente apenada...

"¡Jajaja! ¡Me encanta!... Ven aquí"... Rodeó mi cuello con sus brazos y entrelazo sus manos... "¿Te dije que te quiero?"...

"Mmm, no... ¡Nunca lo has dicho!" bromeaba y ella me veía ofendida...

Trató de alejarse, pero la detuve abrazando su cintura. La acerqué a mí para besarla...

Cada beso que nos dábamos era especial. Me llenaban de alegría y amor. 

Deseaba que eso fuese para siempre...


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- ¿Señora Alba? - un trabajador la sacó de su mundo de lectura.

- ¡Dime! ¿Qué pasó? - preguntó la pelirroja, sacudiendo un poco su cabeza alejando los recuerdos.

- Es que tenemos un problema con el sistema de riego - dijo el hombre saliendo del huerto para mostrar lo que había pasado.

En ese momento la pelirroja volvió a esconder el libro y salió tras el hombre. 

En ti se encuentra mi perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora