Prólogo

19 4 1
                                    


- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! .-

Se escuchaban los largos pasos de la joven por el pasillo.

- ¡Aquí está! ¡Jajaja! ¡Lo hicieron! - dijo al entrar en la habitación de su madre... 

La mujer, a quien la joven llamaba madre, yacía en una cama. Hacía meses que no se levantaba de ella... Al parecer su enfermedad había avanzado velozmente.

- ¿Mamá? Aquí está el libro... ¡Tú libro ya está impreso! - la joven con alegría en sus palabras y en sus ojos, le entregaba el libro a su débil madre.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de la mujer, quien de manera temblorosa estudió cada parte del libro y acarició la tapa de la portada donde en relieve estaba el título con colores dorados.

- Es hermoso - susurró. - Ahora que está listo, debes hacerme un último favor - la mujer tomó las manos de su hija y le devolvió el libro con mucho cuidado. 

La joven odiaba cuando su madre se refería a sus deseos como los últimos, así que aguantando las ganas de llorar asintió con la cabeza ante la petición de su madre.

La mujer con torpeza estiró su mano hacia un gavetero al lado de su cama, y sacó un pequeño papel - Llevarás este libro a esta dirección... Se lo entregarás a Alba y sólo a ella... ¿Está bien? - dijo pronunciando despacio palabra por palabra, con el tiempo el uso de sus cuerdas vocales se había convertido en una lid. 

El lugar al que debía ir quedaba a unas pocas horas de distancia de su pueblo, en medio de la gran ciudad. No sería un largo viaje, la joven lo sabía, pero aun así era inevitable sentir miedo. 

El miedo irracional que, al regresar de cumplir su promesa, su madre no estuviera allí... Que su madre se hubiese ido... y que la joven no habría estado a su lado en ese momento.

A pesar de ello, tomó con fuerza el libro de su madre y salió de su casa.

Necesitaba cumplir con esta promesa, sea como sea.

En ti se encuentra mi perdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora