Capitulo Treinta y dos

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En la actualidad.

Luego de lavar los pocos platos de su almuerzo Lauren fue a buscar a la tía Valentina. No le había explicado porque se iba antes de tiempo. Y realmente, no era que estuviese apurada por encontrar a Camila. No lo estaba. Le daría a Camila algo de tiempo, se daría a sí misma algo de tiempo. Quería regresar a casa, regresar a la costa. Quería oler el aire salado, ver a los pelícanos zambullirse por la superficie del mar, escuchar las gaviotas. Quería, necesitaba, la paz que había sido capaz de encontrar allí.
Algo que no había admitido anteriormente, era que esa paz de alguna manera estaba asociada con Camila, al lugar donde ellas habían descubierto su amor. Podía mantenerse de pie ante el mar, mirar las olas y perderse en las largas memorias enterradas. Sin embargo
ya no estarían tan enterradas. Ellas ahora serían nuevas y frescas, justo en la superficie…y más profundas que aquellas que se habían quedado fijas en su mente adolescente.
“¿Qué estás haciendo?” preguntó cuándo encontró a la tía Valentina parada frente a la ventana mirando hacia el patio.
“Oh, justo acabo de llenar el alimentador de pájaros y ahora esos malditos cuervos están asustando a mis cardenales”
“Lucy dice que no debes mezclar las semillas. A los cuervos no les gustan los girasoles pero adoran las semillas mezcladas. Los cardenales prefieren solo los girasoles”
“Oh Dios mío, ¿desde cuándo aprendiste sobre pájaros? ¿Oh es esta Lucy una amiga especial?”
Lauren rió “Lucy y su pareja, Vero, son muy buenas amigas mías. Lucy es una bióloga de la vida salvaje. Me ha enseñado una o dos cosas” Lauren se sentó en el sofá esperando que la tía
Valentina se le uniera “Hablando de amigas especiales, quería compartir algo contigo”
“Está bien. ¿Es sobre una reciente amiga especial? Tenía la impresión de que no tenías esas”
“No tengo citas con frecuencia, si a eso es a lo que te refieres” Lauren se recostó en el sofá, preguntándose porque tenía la necesidad de confesarle a la tía Valentina sobre la secundaria, sobre el día de ayer y del porque estaba yéndose más temprano. Se volvió hacia ella “Hay una razón fundamental para eso pero no voy a entrar en todas las cuestiones emocionales que pude haber tenido” dijo tratando que aligerarlo, no había razón para que la tía Valentina se enterara de la horrible reputación que tenía en la universidad, sus días de perra puta, como Ally le había llamado.
“Ya que te está tomando tanto tiempo en sacarlo, debo asumir que se trata de Camila Cabello”
“¿Lo sabes?”
“¿Acerca de la secundaria o de ayer?”
Lauren fingió sorpresa “¿Tía Valentina, tienes espías allá afuera o algo así?”
“Por supuesto que no, pero Camila y tú eran inseparables en la secundaria. Y cuando diste a conocer que eras gay y luego Camila y tú se convirtieron en extrañas…bueno, fue obvio para mí”
“Tal vez nos convertimos en extrañas porque ella no pudo manejar que yo fuese gay” sugirió Lauren.
“Lo que hubiese sido posible si Camila no hubiese regresado de su primer semestre de la universidad con el corazón roto y destruida…y lesbiana”
Lauren sonrió “Al diablo con estos pueblos pequeños. ¿No hay secretos?” la tía Valentina miró hacia otro lado y Lauren vio la oportunidad que había estado esperando durante toda su vida adulta “Por supuesto, tú tienes secretos también ¿no es así?”
“No sé a qué te refieres”
“Oh, vamos. Ya no soy una chiquilla curiosa. Soy una mujer madura. Y tú no eres solo una vieja solterona que nunca tuvo citas o nunca se casó”
“Solo porque nunca me case…”
“Tía Valentina, se cómo es cuando tienes que esconderte para estar con la persona que amas. Lo hice por dos años en la secundaria. Y tú lo hiciste también. Tus viajes a San Antonio. La
amiga que tenías para los fines de semana”
“¿Y qué estás insinuando?”
Lauren se acercó y apretó su mano “Sabes lo que estoy insinuando. Solo que no sé porque sentiste la necesidad de esconderlo de mí. De seguir escondiéndolo. Somos almas gemelas
en ese aspecto ¿no es así?”
La tía Valentina se levantó repentinamente, volviendo a la ventana para mirar a través de ella
“¿Por qué traes eso a colación? ¿Cuál es la razón?”
“¿Tiene que haber una razón? ¿Solo porque nuestra familia escondía todo bajo una alfombra para nunca hablar al respecto? No tenías que haber pasado tu vida sola. No tenías
que haber escondido esta parte de tu vida”
“No lo entiendes”
“No, tal vez no. Éramos de generaciones diferentes. Tiempos diferentes”
“Exactamente”
Lauren se levantó y camino hacia la ventana también “Entonces ¿Quién era ella?” preguntó casualmente.
“Fue hace mucho tiempo. Ya no tiene importancia”
“Por supuesto que es importante. Era alguien especial para ti. Aun así la mantuviste escondida, alejada. ¿Por miedo a que tía Valentina? ¿Miedo a que tu familia te diera la espalda?”
“Mi familia, mi comunidad, mi trabajo. Mi iglesia” la tía Valentina se volteó mirándole a la cara
“Su nombre era Vivian. Cuando era joven, solía ir a San Antonio con la esperanza de conocer a una mujer como yo. Sin embargo no iba a ningún bar. Tomé la ruta más segura.
Había una librería-café feminista en las afueras del centro, antes de que el río se convirtiera en la pieza central. La conocí allí”
“¿Y ella era a quien traías de vez en cuando?”
“Sí. Pero estaba paranoica, difícilmente lo disfrutaba. Temía que tus padres se aparecieran inesperadamente. O los vecinos pudieran verla”
“Entonces ¿te encerrabas los fines de semanas y tenías sexo salvaje?”
“Lauren Michelle Jauregui, ¡No puedo creer que hayas dicho eso! ¿No tienes vergüenza?”
Lauren rió por el brillante sonrojo que cubrió el rostro de la tía Valentina “Lo siento. Es lo que yo hubiese hecho”
“No lo dudo. Viendo como desapareciste ayer”
“Camila y yo nos reencontramos, sí. Pero ella se fue hoy para Houston sin decirme una palabra. Escapó realmente” Lauren encogió los hombros “Supongo que por lo que nos pasó, en el pasado. Tiene el pequeño factor miedo dentro de ella”
“¿Qué fue lo que pasó? Sé que eran terriblemente jóvenes pero…”
“Estábamos locamente enamoradas” dijo Lauren “Fue mi culpa. Deje que mis inseguridades se adueñaran de mí” movió su mano despectivamente “Pero eso quedó en el pasado. Lo cierto es que, en este momento, Camila está soltera, yo estoy soltera y pasamos un día maravilloso juntas ayer. Un día que, bueno, pensé que nos ayudaría a reconstruir todo”
“¿Ella no lo piensa?”
“Bueno, ella se fue ¿Qué dice eso?”
“Supongo que tienes dos posibilidades. Uno, no está interesada y dos, tiene miedo”
“No me gusta la primera. La segunda tampoco es placentera” Lauren mantuvo la mirada de su  tía “¿Qué pasó con tu Vivian? ¿Por qué dejó de venir?”
La tía Valentina se dio la vuelta alejándose y pensó que no iba a responderle. Luego se detuvo y en voz baja “Se cansó de esperarme. Quería que me mudara a San Antonio, que me mudara con ella”
“¿Por qué no lo hiciste?”
“¿Y hacer qué? Mi vida estaba aquí, mi familia, mi trabajo ¿Qué le diría a las personas?”
“¿A quién le importa? Es tú vida, no la de ellos”
“Bueno, no podía solo levantarme y mudarme sin ninguna explicación”
“¿Así es que perdiste a alguien que amabas porque no tenías una explicación que dar a las personas? Eso es una locura”
La tía Valentina le sonrió tristemente “Siempre envidié tu lado independiente, tu actitud de me
importa un demonio. Simplemente nunca la tuve en mí”
“¿Así es que la dejaste ir? ¿Hace cuánto tiempo?”
“La última vez que la vi, fue justo antes de que tus padres se divorciaran” la tía Valentina cruzó
los brazos sobre su pecho, su mirada se perdió nuevamente a través de la ventana “Hace mucho tiempo”
“¿Y ni una sola vez desde entonces?”
Ella negó con la cabeza “Tengo 62 años. Ya estoy pasada de todo eso”
Lauren siguió su mirada fija en el alimentador de pájaros los cuervos se alimentaban de las semillas, sin cardenales a la vista “No quiero eso para mí” dijo en un murmullo “No quiero despertar un día y tener 62 y pensar que es muy tarde”
“No lo harás, cariño. Es por eso que te estás yendo antes ¿no es así? ¿Por qué no quieres que eso te pase a ti?”
Lauren asintió “Sí. Lo siento. Sé que realmente no pasamos mucho tiempo juntas”
“No seas tonta. Fue bueno tener tu visita. Ahora, ve detrás de esa chica tuya”
Lauren le besó en la mejilla. Sin decirle que no iría detrás de Camila. No en ese momento, de todas maneras. Ahora solo quería volver a casa, regresar a la costa. Necesitaba tiempo para controlar sus emociones.
“Te llamaré” prometió mientras se dirigía hacia la puerta.

AMOR EN ESPERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora