Capitulo Treinta y siete

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En la actualidad.

Lauren se inclinó hasta la cintura, tratando de recuperar el aliento. No había realizado su trote habitual de la noche en mucho tiempo, se sentía sin aliento. También se sentía bien. Tan
bien como se había sentido en el último mes. Correr había desviado su atención de Camila, había permitido que sus pensamientos desaparecieran, que su mente descansara.
Después de un mes de indecisión, un mes de meditación profunda, un mes con la esperanza de que Camila la contactara, por fin había llegado a la conclusión de que si algo llegara a
suceder, si iban a verse otra vez, tendría que ser la encargada de dar el primer paso. Camila no lo haría.
Se dirigió lentamente desde la playa hasta el parque estatal donde estaba estacionado su Jeep, disfrutando de la brisa de la tarde. El sol se había puesto, dejando el cielo con rayas
rosas y rojas. Se detuvo, mirando a través de las olas, un torrente de recuerdos volvieron a ella. Ella y Camila habían estado tan en sintonía las pocas semanas que habían pasado en la costa, fueron algunos de los mejores momentos de su vida. Fue la única vez que habían sido capaces de estar juntas día y noche. Compartiendo secretos, compartiendo sus sueños, aprendiendo lo que se sentía estar enamoradas. Hicieron promesas y hablaron del futuro. Y
el futuro estaba lleno de tantas posibilidades. Su futuro. Un futuro que Lauren jodió completamente.
Sabía que tenía que pasar por encima de los que tal sí y lo que podría haber sido. Aunque nunca lograrían regresar todos esos años, no haría ningún bien morar en ellos, no haría
ningún bien desear que regresaran. No había razón de desperdiciar los años por venir, no si no tenían que hacerlo. El único obstáculo para eso era Camila.
Lauren había estado pensando en eso una y otra vez, tratando de averiguar exactamente lo que su día, de hacer el amor, había significado para Camila. A pesar de que había sido divertido entre ellas, siempre lo había sido, también había habido intimidad en sus caricias, en sus miradas. Recordarlo fue lo que le mantuvo cuerda el último mes, sabiendo que
Camila tenía algunos sentimientos por ella. Ahora, Lauren estaba lista para saber cuan fuerte eran esos sentimientos y cuánto le daría Camila. Y cuánto confiaría en ella.
El problema era llegar a Camila. ¿Solo la llamaría? ¿E-mail? ¿La invitaría a la costa para una visita informal? ¿O le diría lo que sentía por ella y lo que quería? Tal vez no debería darle a Camila una opción. Tal vez sólo debería aparecer en su puerta.
Negó con la cabeza. No había necesidad de tratar de forzar las cosas. Le haría a Camila la oferta de venir a la costa y luego dejaría que fuese su decisión. Lauren sólo esperaba que fuese la decisión correcta.
Era casi de noche cuando llegó a su Jeep, sin embargo permaneció allí, sintiendo la brisa, oliendo el aire húmedo del Golfo. Sí, después de todos estos años, la costa, el sonido, el
olor, el sabor, todavía le hacía sentir a Camila. Siempre sería así, lo sabía. Se preguntó cuál sería la reacción de Camila. ¿Aún sentiría esa conexión?
Un pensamiento vino a ella mientras montaba en su Jeep. Tomó su celular desde la consola, encontrando el número de Vero Iglesias mientras se alejaba.
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Acá les dejo otro capítulo para ustedes disfruten chicas lindas😋

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