Querido diario:
Lamentablemente las clases con Emma no habían terminado, aunque nos vemos seguido en la ferretería no hablamos mucho y es que su tío puede ser algo exigente. Aunque el trabajo se tratase de acomodar cosas y cajas o atender a la gente.
Emma siempre saca temas de conversación y últimamente no se me hace difícil hablar con ella. Debo confesar en que hay veces en las que simplemente me gusta observarla, puede sonar turbio, pero verla hacer algo tan simple como contar el dinero de la caja me parece algo entretenido. Tampoco es como si lo hiciera todo el tiempo, muy pocas veces.
Ella, en cambio, cuando me observa trata de ocultarlo pero siempre me doy cuenta. Ayer acomodaba unas cajas con clavos y como no llegaba hasta arriba tuve que ayudarla. Cada vez que me daba vuelta para tomar las cajas que ella sostenía, me regalaba una sonrisita y luego corría la mirada avergonzada... y sé que estaba avergonzada porque sus mejillas coloradas siempre la delatan.
Quiero invitarla a hacer algo más entretenido que no sea estar acomodando cajas en la ferretería, pero aún no estoy seguro. No sé cómo se lo tomará Emma, tampoco quiero que piense que es una cita. Porque no lo sería, solo sería una salida de amigos, como esas a las que fuimos juntos con Joshua... aunque ahora no estaría Joshua.
Como sea, tal vez invite a Emma a salir. Como amigos, claro.
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Diario de un chico solitario
Teen FictionDaniel Jefferson siempre había sido muy solitario, no le gustaba la compañía de nadie. Y aunque había cierto chico que decía ser su amigo, no lo era. Él no quería ni necesitaba amigos. Su madre y su hermana no entendían porqué había adoptado esa fo...