Capítulo 68

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Querido diario:

Invité a almorzar a Emma en mi casa, se emocionó cuando se lo propuse y me preguntó unas tres veces si hablaba en serio. Yo estaba contento porque aceptó la invitación y sabía que mamá iba a estar muy contenta también cuando se lo contara.

La invité justo un día en que estábamos en clases, ahora Emma y yo nos sentamos juntos y es mucho mejor a sentarme solo. Después de haberle aclarado que hablaba en serio sobre el almuerzo, Emma se puso colorada y me quedó mirando de una forma extraña... Nunca me habían mirado de esa forma antes. Le pregunté qué pasaba, entonces ella dijo "Tal vez suene extraño, pero te guste o no tomaré esto como una cita".

Reí cuando me dijo aquello, creo que también me sonrojé pero hice de cuenta que no estaba alterado por la idea de invitarla a una cita. Además de que si ella tomó aquello como una cita, eso quería decir que tal vez estaba esperando ser invitada a una.

Ahora sé que quiero invitar a Emma a una cita, una real y bonita, no una en la que esté involucrada mi familia, sino una especial solo para nosotros dos. Tampoco quiero que termine mal, como aquella salida al cine en la que ella se veía distante.

Joshua nos acompañó hasta mi casa a la salida de la escuela, pero cuando lo quise invitar a pasar dijo que debía irse rápido por algo especial que había pasado en su familia, eso me alegró y junto con Emma nos despedimos de él. Mamá estaba muy emocionada y eso me fue incómodo al principio, pero después de un tiempo se me pasó, porque Emma parecía llevarse bien con mi madre.

Mi hermana no estaba cuando llegamos, pero apareció cuando nos sentamos a comer. Se la veía mal, estaba pálida y parecía cansada, mamá se levantó para saber si estaba bien pero ella aseguró que solo necesitaba dormir. Mamá volvió a la mesa y todo siguió como si nada.

Emma hablaba junto a mamá sobre todos los temas posibles, se llevaron muy bien y eso hasta ahora me hace estar de buen humor.

Luego de almorzar Emma insistió en que le mostrara mi habitación y lo hice, afortunadamente el sitio no era un desastre como la mayoría del tiempo y ella elogió el hecho de que soy un chico ordenado, si supiera.

Casi descubre el diario que estaba sobre la mesita de luz a un lado de mi cama, logré tomarlo y guardarlo en la cajonera justo antes de que ella lo tomara, solo hizo una pregunta sobre el diario: "¿Es algo importante para ti?" Solo me encogí de hombros y cambié de tema.

Luego de eso la mamá de Emma pasó a buscarla y ella me dio las gracias en la puerta, sin yo esperarmelo, Emma depositó un suave beso en mi mejilla y susurró: "Gracias por la cita" y se fue trotando hasta el coche de su mamá.

Fue un día genial y cada vez estoy más convencido de querer contarle a Emma lo que siento.

Diario de un chico solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora