Querido diario:
Cada vez que bajo la guardia, que me permito dejar de pensar tanto en todo y disfruto solo un poco el momento, algo tiene que pasar que me recuerda que mi vida no es tan fácil como creo.
Sé que soy algo dramático a veces, ¿pero cómo no serlo? Si cada vez que las cosas parecen ir medianamente bien, algo malo siempre tiene que pasar.
La vez que defendí a mi madre de mi padre no me arrepentí, porque sé que me hubiera arrepentido si no lo hubiese hecho. Ahora no pude estar ahí para defenderla, y me maldigo por ello.
Pasar tiempo con Emma me había distraído, anoche cuando volví de su casa y me encontré a mamá llorando y con una marca en el rostro supe que hubiera preferido pasar el día en casa. Tal vez así no le pasaba nada.
Mi mamá nunca fue alguien problemática, de hecho, siempre trató de mantenerse alejada de todo aquello que se considera un problema. Por eso cuando conoció a mi padre y luego de que mi hermana y yo nacieramos, ella se dio cuenta de cómo eran las cosas en realidad. Ella estaba con alguien peligroso, no sólo para ella, sino para todos nosotros.
Fue tarde cuando se dio cuenta de aquello, por mucho tiempo no le quedó otra más que aguantar el maltrato físico y psicológico que mi padre le causaba. Obviamente trató de denunciarlo pero a la justicia parecía no importarle.
Hasta que un día mi padre decidió dejarnos en paz y nos dejó, no fue nada fácil, pero sí un alivio. Ahora que volvió espero impaciente a que vuelva a irse.
Aunque parece que dejarnos en paz esta vez no esta en sus planes.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un chico solitario
Teen FictionDaniel Jefferson siempre había sido muy solitario, no le gustaba la compañía de nadie. Y aunque había cierto chico que decía ser su amigo, no lo era. Él no quería ni necesitaba amigos. Su madre y su hermana no entendían porqué había adoptado esa fo...