CAPÍTULO 1

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Miro incrédula la foto que tengo delante. En ella, una niña de unos 8 o 9 años mira a la cámara sonriente, abrazada al que supongo que es su padre. Luce mucho más joven, sana y vivaz, pero no hay ninguna duda de que es Stella.

- Pero... ¿cómo puede ser?- pregunto confusa.- Según esto, lleva desaparecida semanas... nosotros no habíamos entrado todavía cuando desapareció... y se supone que una vez entra un viajero, el libro se bloquea...

- No tengo ni idea.- admite Matt mientras se frota la frente con gesto agotado.- Pero espero encontrar la manera de resolverlo sin que nos descubramos...

Vuelvo a mirar la foto. Parece tan alegre, tan feliz... mientras estuve en Nueva York jamás la vi así. Miro la foto, entornando los ojos... es sin duda Stella... pero me resulta familiar esa imagen infantil... tras unos segundos desisto y me centro en Matt.

- ¿Qué le ha pasado?

- La madre murió hace unos años y desde entonces el padre estaba en conflicto legal con los abuelos maternos, quienes eran los que tenían todas las de ganar. Estos dejaron de tener noticias de ellos en la fecha de la desaparición, pero el padre había dejado dicho a los vecinos que se iban de viaje. Se comprobaron los hechos y no se le dio mayor importancia, hasta que llegó el día en que la niña tenía que volver al colegio y no apareció. Los abuelos denunciaron y se activó una Alerta AMBER, pero ya era muy tarde: podían estar en cualquier parte y nos pasaron el aviso a nosotros. Hemos pasado por su casa esta mañana por si encontrábamos alguna pista... y encontré esto.

De la carpeta saca unas cuantas fotos más. Veo lo que parece ser un sótano, con una estanterías metálicas muy viejas caídas en el suelo. Bajo estas, veo unos trozos de madera rotos y astillados, acompañados de una mancha morada que me resulta familiar...

- Oh, no... ¿las estanterías eran de hierro?- murmuro, horrorizada.

Matt asiente en silencio.

- Mi teoría es que ambos entraron el libro y mientras estaban allí las estanterías cedieron, cayéndose y rompiendo el atril. Creo que el guardián intentó pararlas, sabiendo lo que pasaría si el atril se dañaba, pero al ser de hierro no fue capaz. Al no tener a nadie que les sacase en caso de tener algún problema, probablemente el padre murió en el libro y la niña quedó sola... pero no sé cómo pudimos entrar nosotros después, ni cómo parece que el tiempo va más despacio con ella que con nosotros. Ya debería haber muerto de vejez cuando entramos nosotros... Además, no tengo ni idea de cómo sacarla de allí, si es que sigue viva.

Miro con infinita tristeza las diferentes fotografías.

- Y... ¿qué vas a hacer?

- De entrada, hacerme el que no sabe nada. No puedo decirles que eso morado son los restos de un hada y que la niña está encerrada en otro mundo. Que se vuelvan locos los del laboratorio buscando una respuesta, ya les invitaré a una cerveza para compensarles aunque no sepan por qué es. Y con respecto a Stella... bueno, a Laura... no tengo ni idea. Ni siquiera estoy seguro de que podamos hacer algo.

Guardamos silencio durante unos minutos.

- Quizás Caron sepa algo...- aventuro.

- Podemos preguntar, pero no tengo mucha esperanza.- suspira Matt.- No es sólo que ya no tenga guardián, es que el atril por el que entró está destruido. No se puede sacar a alguien por otro atril.

- Tampoco se puede entrar a un libro si hay otro viajero y nosotros lo hicimos.- señalo.

Matt permanece unos segundos en silencio, meditando la respuesta.

- Eso es cierto...- admite.

Me levanto y le doy un beso en los labios, mientras paso los brazos sobre sus hombros.

El Atril 5: RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora