CAPÍTULO 6

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Leonard abre la puerta y, tras un rápido vistazo, nos invita a pasar a Alicia y a mí con un gesto. Me adentro en el apartamento, mirando a mi alrededor: es pequeño, anodino, sin nada que no sea lo básico. Las persianas están bajadas y las luces son tenues, frías, dando una ligera sensación de abandono a la estancia.

Hemos estado dando vueltas por Nueva York durante un buen tiempo que a mí se me ha hecho eterno. Girando, apagando luces, quedándonos quietos, yendo más rápido... todo para asegurarnos de que no nos estaban siguiendo. Tras comprobar de modo concienzudo que todo iba de acuerdo a lo esperado, habíamos llegado a una alejada zona de viviendas, accediendo a uno de los portales más alejados.

- ¿Qué vamos a hacer ahora?- pregunto, frotándome los brazos con nerviosismo.

- Hay que esperar a que vengan Nino y el jefe.- responde Leonard agarrando una de las sillas que hay junto a la mesa y colocándola junto a la ventana. Separa ligeramente las tablillas de la persiana y le hace una leve señal al compañero que todavía permanece abajo. Un movimiento de luces me indica que éste se ha ido, llevándose el coche.- Si no están aquí antes de las diez de la mañana, ha dado instrucciones de que la llevemos sin falta a las oficinas del Gotham Times y luego al hospital donde se encuentra su hermana. Nos dijo que usted sabría qué hacer.

No puedo evitar un escalofrío ante esa posibilidad. Nuestra prioridad es Stella... pero aunque sepa que no es algo grave, no soporto la idea de que ninguno de los dos sufra algún daño o, lo que es peor, muera, por mucho que esto sea solo un libro.

Leonard se quita la chaqueta y la pone en el respaldo de la silla, en la que se sienta, controlando lo que pasa en el exterior. Noto que se mueve con cierta rigidez y me parece notar que su camisa es más mate por la zona del abdomen. Seguramente lleve una venda puesta, por alguna costilla dañada a causa de la paliza de Francesco y noto una punzada de culpabilidad. Sin duda esto es mejor que morir, pero parece que siempre tiene que acabar sufriendo de algún modo por mi culpa.

Vuelvo a echar un vistazo al piso. Solo veo dos puertas, que imagino que dan a un dormitorio y al baño. Al otro lado, un pequeño pasillo conduce a la cocina.

Alicia pasa un brazo por mis hombros, sacándome de mis pensamientos.

- ¿Estás bien?- me pregunta preocupada, apretando ligeramente.- ¿Te ha hecho algo?

- No, no, estoy bien, tranquila.- respondo tratando de restarle importancia.- En realidad he estado casi todo el tiempo sola, pero no me dejaban marcharme. Habéis venido pronto a por mí.

- Y habríamos ido antes de haber podido.- señala mientras me ayuda a quitarme el abrigo.- El jefe planteó todas las opciones. Y escogió la que era más segura para ti, aunque tardásemos un poco más. Si por él hubiese sido, habría entrado a tiros en cuanto Leonard nos avisó.

Esbozo una sonrisa que ella me devuelve con calidez.

- Deberías intentar descansar.- me dice mientras toma la estola.- Por cierto, me encanta el vestido.

No puedo contener una carcajada ante su comentario. No puede evitar apreciar la moda incluso en circunstancias como esta.

- Esperaré a que vuelvan.- le respondo.

- No sabemos lo que pueden llegar a tardar...

- No me importa.

Alicia me sostiene la mirada unos segundos y finalmente deja escapar un suspiro.

- Iré a hacer café.

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No sé cuánto tiempo ha pasado, pero seguro que menos del que pienso. Pese a las dos tazas de café que ella misma se ha tomado, Alicia se ha quedado dormida en el sofá, con la cabeza apoyada en mi regazo. Leonard ha tratado de darme algo de conversación, pero estoy demasiado nerviosa y hace ya rato que ha desistido. Se me empiezan a cerrar los ojos, pero me resisto a dejarme llevar por el sueño.

El Atril 5: RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora