Capítulo 2: Los aseos

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"E-Esta es la última vez que pido a Harry que me invite al carrito" gimió Ron.

El pelirrojo no estaba acostumbrado a la lujuria o a decir que no al dulce ofrecido por un amigo o familiar. Harry quería pagar a Ron por todos los deliciosos postres que su madre le había enviado durante el verano, ya fuera por búho o cualquier otro medio de transporte mágico que los tíos de Harry no fueron capaces de detectar. Así pues, Harry le ofreció a Ron un buffet libre con todos los gastos pagados. ¿Y como podía decir que no Ron al regalo de un amigo como Harry?

Parte de él también se sentía un poco mal al ver como la cadera y trasero de su amigo habían crecido ese verano, claramente por culpa de los dulces que la madre de Ron tan amablemente había preparado para Harry. Ron también tenía ahora sus propios problemas para caber en los pantalones heredados de sus hermanos. La cara pecosa de Ron se encendió al recordar como Fred y George se burlaban del trasero de su hermano pequeño y no paraban de hacer comentarios sobre su grosor. 

"Lo juro, si hacen una broma de esas mientras estoy en Hogwarts, les voy a..." gruñó Ron para si mientras abría la puerta de los baños del tren.

"Nosotros vamos primero"

Ron se giró y maldijo para sí. Ocupando casi todo el pasillo estaban los secuaces número uno de Draco Malfoy: Crabbe y Goyle. Mientras el trasero de Ron crecía por lo ancho, los dos abusones lo hacían por lo alto. También sus espaldas se habían ensanchado, convirtiendo a los estudiantes en dos armarios con la capacidad cerebral de una ardilla y la fuerza de un rinoceronte enfurecido.

Ron tragó saliva. Usar la varita estaba prohibido, pero no veía otra salida. Por otro lado, ¿sería lo suficientemente rápido como para cogerla antes de que los matones le superaran?

"¿No nos has oído? Aparta" gruñó Goyle.

"Vale, lo haré. Pero primero tenéis que dejarme pasar" dijo Ron.

"No" dijo Crabbe.

"...entonces, ¿como pasaréis?"

Los matones se miraron entre ellos, ligeramente confusos al enfrentarse a tal problema de lógica. Fue justo en ese mismo momento cuando Ron escuchó un chillido fuera del tren. Se giró justo a tiempo para ver un par de calzones volar hacia el cielo y...¡Harry! ¡Los calzones pertenecían a Harry!

"Vale, mirad, si no queréis moveros saltaré por encima de los asientos" dijo Ron, pero los matones ya no lo escuchaban.

Ellos también habían visto el espectáculo en la estación. Carentes de imaginación, pero no de maldad, los dos abusones solían imitar a Draco y seguir todas sus instrucciones. Lentamente, centraron sus miradas en Ron. El pelirrojo palideció al ver las sonrisas en los rostros de los abusones.

"Oh, por las barbas de Merlín no..."

No tuvo tiempo ni para meter la mano en el bolsillo de su barita. Diez segundos fue todo lo que necesitaron los abusones para quitarle los pantalones y dejar el enorme trasero de Ron al aire libre. Calzones blancos, idénticos a los de Harry, fueron pronto presa de las manazas de los secuaces de Draco. Ron trató de zafarse, pero era como una trucha atrapada entre un par de osos hambrientos. Su destino estaba sellado y el de su ropa interior también.

"¡AHIEEEEEEEEE!" no fue un chillido muy masculino, pero Ron no podía evitarlo. Dos pares de manos llevaron a sus calzones en un trayecto solo de ida sobre su espalda, sus hombros y, muy pronto, su cabeza también. Las nalgas del pelirrojo, decoradas con nubes de peca, chocaron una y otra vez con cada tirón. La tela entraba a un velocidad que el joven mago casi no podía ni comprender "¡MI CULO!"

"Eh, Crabbe"

"Dime Goyle"

"Este perdedor quería ir al baño, ¿Verdad?"

"Eh, si"

"¿Y si le ayudamos?" preguntó Goyle.

Crabbe necesitó unos segundos antes de entender el plan de su amigo y devolver la sonrisa "Por supuesto. Al fin y al cabo, en Hogwarts todos tenemos que ayudarnos"

De nuevo, Ron no tardó en predecir el nuevo paso del plan de sus abusones. Se debatió entre ellos, pateando, pidiendo auxilio mientras empujaban más y más tela en las profundidades de su raja. Nada sirvió. Pronto, el pelirrojo se encontraba cabeza abajo, cara a cara con las aguas aún quietas del inodoro del tren. Desesperado, pidió clemencia a los abusones, piedad con su pobre trasero y calzones. 

Sintió un rayo de esperanza al oír como Goyle ordenaba un alto...esperanza que se transformó en cenizas cuando el abusón hurgó en su bolsillo para extraer un puñado de monedas.

"Draco no nos paga, así que..." 

El 'swirly' duró lo que para Ron fue una eternidad...o dos minutos y treinta segundos en la vida real. Al principio siguió chillando a pleno pulmón. Luego, con toda la cabeza empapada de agua helada, tomó todo el aire que pudo antes de la siguiente inmersión. Incluso entonces, seguía oyendo chillidos de chica ¿Chillaba sin enterarse? No lo sabía y le daba igual. Solo deseaba que esta tortura acabara pronto...

"Owww..." Ron parpadeó. Agua de retrete chorreaba de su boca, su nariz y sus orejas, así que necesitó un buen minuto para darse cuenta de que sus abusones ya no estaban. También habían desaparecido sus pantalones, mientras que sus calzones aún le llegaban hasta la parte más alta de la cabeza "Algún día me las pagarán. Ellos y Drac-" los ojos de Ron se abrieron como platos "Rayos, ¡Harry!"

Finalmente consiguió ponerse en pie y caminar, con zancadas temblorosas, fuera del baño. Tenía que ayudar a su amigo. Tenía que ayudar a...

"¿Hermione?"

Harry Potter, una vida de calzones chinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora