Pov Christian.
Una semana después.
─Bien, ya estás muy bien, y puedes salir de la habitación─ dice mi madre luego de revisarme.
Pero yo no quiero salir.
Quiero seguir mirando a Anastasia, si ya se su nombre, Mia me dio un resumen de ella, vive sola con su padre, el cual es muy amigo del mío, ambos tenemos la misma edad solo que yo le llevo algunos meses, también se que ambos estaremos juntos en la escuela.
─Toma─ mi madre me pasa unos cuadernos─ es para que te pongas al día, es de la clase de la semana que te perdiste, son de Ana─ me dice mi madre y asiento.
Una vez que me deja solo me siento en mi escritorio a ponerme al día, para mi buen beneficio mi escritorio está al lado de la ventana y la puedo ver, pasa mucho tiempo en su habitación dibujando o leyendo algún libro, habla mucho sola, la vi lanzar un libro a la pared enojada para después ir a buscarlos y volver a leer.
Tomo uno de los cuadernos y es de literatura, tiene muy linda letra, de esa clase no hay mucho que hacer, así continuó hasta que llegó a la de matemáticas, llegó a unos ejercicios que el profesor dejó y veo que tiene un papel, una nota.
No te fíes de los resultados, soy mala en mate y no se si están bien hechos.
Revisó cada uno de los ejercicios antes de pasarlos a mi cuadernos, son diez ejercicios y seis están mal, de verdad que no se lleva bien con la metería, le arregló los ejercicios antes de copiarlos a mi cuaderno.
─Christian, ya está la cena─ me grita Mia desde la puerta.
─No tienes que gritar─ le digo mientras cierro los cuadernos y me levanto, para ir hacia la puerta.
Bajo junto con ella, en el comedor nuestros padres ya nos esperan, cenamos tranquilos, como siempre Mía saca un tema de conversación en el que nos incluye a todos, volviendo el rato agradable y divertido. Al terminar le dio las buenas noches a mis padres y subo a mi habitación.
Voy directo a mi habitación y encuentro a mi linda vecina leyendo con una hermosa sonrisa en su rostro, de cerca debe ser aún más bonita, no se que me pasa, no puedo dejar de mirarla, y observar cada cosa que hace, cada gesto.
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Me despierto sudado, y agitado de nuevo por las pesadillas de cada noche, ¿cuando me dejaran en paz? Miro la hora y ya es hora de levantarme para ir a la escuela.
Una vez listo, bajó las escaleras y me encuentro con mi madre, y Mercedes que ayuda en la casa, ambas están preparando el desayuno.
─Buenos días─ Saludo al entrar y ambas me contestan. Mia se nos une unos minutos después, y luego mi padre, este me entrega unas llaves y lo miro confundido.
─Podrás usar el auto para ir y venir de la escuela, o si tienes algo que hacer en la tarde, siempre y cuando me avises que saldras en el─ me advierte, y yo asiento seguro a todo─ bien─ las coloca en mi mano─ también tienes que llevar y traer a Anastasia de la escuela─ agrega mientras se sienta.
─¿La vecina?─ Pregunto, a lo que mi padre asiente.
¡¡Siii!!
─Si, su padre sale muy temprano a trabajar, y cómo vivimos al lado y ambos están en la misma escuela no veo por qué no─ explica─ se amable con ella, es una chica dulce, si te das la oportunidad de conocerla te agradara─me dice..
Mis padres siempre han tratado de que me integre, que haga amigos y no sea tan tosco con los demás, solo con ellos y mis abuelos soy un poco más accesible, pero no demasiado.