Pov Christian.
Siento todo mi cuerpo adolorido, mis piernas, mi trasero y sobre todo mi espalda ya que fue la que recibió la mayoría de los golpes.
Suspiro bajo el chorro de agua tibia de la ducha, y veo un suave tono rojo de mi sangre mezclarse junto con el agua para irse por el drenaje, tengo al menos seis marcas abiertas, producto del castigo con la vara que recibí.
Al volver el sábado de acompañar a Ana a su casa, subí directo a mi habitación para cambiarme de ropa, además de despejarme y aparentar naturalidad delante de todos, no tenía ninguna duda de que Elena estaba molesta conmigo por evitar sus llamadas y si tenía alguna duda de aquello me las borro. Al salir del baño ella estaba en mi habitación.
Flashback
─¿A qué estás jugando Christian?─ me pregunto con su habitual pose de dominatrix que usaba conmigo cada vez que estábamos solos.
Antes me excitaba mucho de verdad, pero ahora, en este momento lo único que causaba en mí era miedo.
─Ninguno, mi señora─ contestó con la mirada baja, ella tomó mi cara entre sus manos clavando sus largas uñas de porcelana en mis mejillas lastimándome.
─¿Ah, no?, no contestaste ninguna de las llamadas de esta últimas semanas querido─ me dice mientras su mano baja por mi pecho por encima de la camiseta que me he puesto, mi cuerpo tiembla y ella se ve complacida, pero la causa de mi temblor no es por exitacion, si no asco.
No quiero sus manos sobre mí maldición, solo Ana puede tocarme ella no me lastima.
─No podía responderle mi señora, no estaba solo─ trato de excusarse.
─¿Y con quién estabas?, ¿con esa niñita a la que acompañaste?─ pregunta molesta─ y no me mientas, Grace me ha contado que has pasado mucho tiempo con ella─ dice apretando más sus uñas en mi cara.
─Solo lo hago porque es hija de un buen amigo de mi padre, y me ha pedido que sea amable con ella, nada más─miento descaradamente esperando que me crea.
─¿Estás seguro que es solo por eso?─ me pregunta.
─Lo es mi señora─ contestó tratando de ser lo más seguro posible.
─Bien─ dice complacida y me relajo por dentro─ aún así voy a castigarte Christian, debiste enviar un mensaje, te quiero en mi casa mañana a las tres, sin excusas─ Me dijo con ese tono autoritario.
─Si mi señora─ contestó y se inclinó a besarme.
Le corespondo como le gusta y antes me gustaba, ahora solo siento asco, pero tengo que seguir actuando con naturalidad, no se como arreglar esto.
Fin del Flashback.
Me golpeó hasta hartarse buscando solo su satisfacción como en cada castigo impartido, en ocasiones anteriores me sentía excitado al recibir su castigo, pero en esta ocasión solo sentía asco por mi mismo.
No puedo dejar que Ana sepa, sentirá aún más asco y repulsión de la que yo siento por mi mismo, además de que me odiara por esto.
¿Qué hago?
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Estoy esperando a Ana en el auto como día, antes de salir de la casa me tomé unos calmantes para el dolor en el cuerpo, quizás así resista el día, recién ahora me doy cuenta que me envió tres mensajes durante el día y uno en la noche preguntándome si estaba bien.
Soy un idiota.
─Hola Christian─ me saluda al subir con su habitual alegría y luz, antes de poder contestarle me besa, con un solo toque de sus labios crea un sin fin de sentimientos, y emociones en mi cuerpo del cual solo ella es la dueña.
─Lamento no contestarte ayer, pase toda la tarde con Elliot y mi padre y olvidé el celular por completo─ me excuso con ella una vez nos separamos.
En realidad no es del todo falso, el domingo en la mañana estuvimos todos en familia, hasta los abuelos, después del almuerzo mis abuelos se despidieron y mi hermano dijo que iba a verse con unos amigos y volvería a eso de las cuatro para ver el juego de béisbol, esa fue mi ventana para poder salir.
─Entiendo, tenias mucho sin verlo─ dice comprensiva.
Soy lo peor.
De camino a la escuela me cuenta que pasó el domingo con su padre, que le mostró varios lugares más de la ciudad y que fue con él al centro comercial y se compró las cortinas que tanto le decía él, para mi mala suerte.
─Había olvidado que mi cumpleaños es este próximo fin de semana─ dice mientras caminamos a nuestros casilleros.
─¿Qué piensas hacer?─ le pregunto.
─No….
─¡¡Ana!!─ de la nada una rubia se le tira encima y la abraza.
─Dios, Kate que susto─ se queja Ana y la tal Kate solo se ríe.
─Eres muy seria Steel─ le dice y nota mi presencia.
─Kate él es Christian, Christian ella es Kate, la conocí el sábado en la cena que fui con mi papá ─nos presenta.
─Picarona, no me dijiste que tenías novio─ le dice─ ¿tienes hermanos?─ me pregunta.
─Christian es un amigo─ la corrige.
Exacto, un amigo que mete mano.
─Y si tengo un hermano, pero está en la universidad─ le contesto.
─Que lastima─ dice con dramatismo.
Esta chica está loca.
Kate tiene nuestro mismo horario así que la pasamos los tres juntos, los calmantes que tomé surtieron efecto y pude pasar el día tranquilo hasta el almuerzo.
─Vamos Ana, es tu cumple no puedes no hacer nada, Christian apoyame─ me dice.
─Aunque esta loca tiene razón─ digo después de tomar mi jugo, y Kate me golpea el brazo, lo cual solo me duele por los golpes que tengo, de lo contrario no sentiría nada.
─No dije que no haría nada, solo que no sé qué quiero hacer─ se encoge de hombros.
─Bueno puede ser que tenga una idea, para celebrar tu cumpleaños─ me dice con una sonrisa pícara y Ana y yo nos miramos.
─Tu expresión no me inspira confianza─ dice Ana.
─A mí tampoco─ le digo de acuerdo con Ana.
─Ya lo verás, te va a encantar, lo hice a mis 15─ dice.
─¿Ver que?─ pregunta una muy confundida Ana.
─No te dire, organizare todo con tu papá, Christian ve avisando que saldrás el fin de semana─ chilla feliz.
En definitiva esta loca.
