Pov Ana.
─Christian─lo llamo pero no me hace caso─Christian─ lo llamó un poco más alto y lo empujó por los hombros.
Entonces pestañea y enfoca su mirada en mí, ha estado muy raro y pensativo toda la mañana, y ahora que estamos en la hora del almuerzo apenas ha tocado su comida, he notado muchas veces cuando varios de nuestros compañeros tiran la comida y él los mira con mucha desaprobación.
─¿Estás bien?─ le pregunto ya qué me está preocupando.
─Si, lo estoy─ contenta, pero no parece que lo estuviera.
─¿Seguro?─ insisto, a lo que él asiente.
─No es nada demasiado importante, de verdad no tienes de qué preocuparte─ me dice, como si más bien se lo dijera así mismo.
Después de eso cambió de tema, me gusta que hable conmigo y me gustaría más que tenga confianza en mí, y me diga lo que le preocupa, pero supongo que apenas nos estamos empezando a conocer para tener esa confianza.
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Estoy en la puerta de le escuela mientras espero a Christian, que olvidó un libro en su casillero, mientras espero reviso mis mensajes encontrándome con uno de mi padre, avisando me que está en Portland y que pasara la noche allí y yo la pasare en la casa de los Grey, ya todo está hablado con Grace y Carrick. Le contestó que está bien y que lo quiero mucho, entonces siento algo frío cubriendo mi pecho, empapando mi blusa.
─¡¿PERO QUÉ?!....─ gritó sorprendida, levantó la vista y me encuentro con Leila y sus amigas que me miran con burla y escucho las risas de nuestros demás compañeros que aun siguen aqui.
─Alejate de Grey, él es mío─ me amenaza, estoy por decirles sus buenas verdades pero una voz más ronca, y molesta me detiene.
─¿Y en qué jodido momento lo he sido?─ pregunta tan molesto, que hasta da algo de miedo─ nunca, escuchame bien, nunca estaría con alguien tan hueca y regalada como tu Leila─ le dice y un extraño pero familiar olor llega hasta mí, y descubro que viene de mi pecho.
Mierda, mierda y más mierda. La maldita me tiró una malteada de fresas, y yo soy alergica a ellas.
─ Christian vámonos─ lo tomó del brazo─ por favor vamos─ le pido apurada y él notando mi preocupación sede, y nos vamos a su auto─ date prisa por favor─ le pido una vez que estamos dentro.
─Ana ¿qué pasa?─ me pregunta preocupado.
─La malteada que me tiro es de fresa, y soy alergica─ le explico mientras me quito la camisa quedando en sostén─ mira la calle, o harás que choquemos─ lo regaño cuando se queda mirando mucho mis pechos─ tengo que ir a mi casa y tomar el anti alérgico antes que mi alergia cierre mi garganta y no pueda respirar bien─ le explico.
ya empezó la jodida comezón.
─No creo que sea bueno que te rasques─ me dice mirándome de reojo.
─No lo es, pero no lo puedo evitar, me arde como el infierno, no lo puedo evitar─ digo sin dejar de rascar mi pecho─ ¡¡que mires la calle, Joder!!─ le gritó.
─Vale, vale─ dice tratando de prestar atención al camino, ya que estamos cerca de mi casa.
Antes siquiera de detenerse bien, me bajo del auto corriendo a la casa, yendo directamente a mi habitación entrando al baño, y voy directo por mis medicinas las cuales me las tomo con un poco de dificultad, mi garganta ya se me estaba cerrando y me duele, me dejo caer en el piso agitada, entonces Christian entra.
