Capítulo 7

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NARRA DANIEL:
Después del beso estuvimos un rato en la piscina compartiendo risas y momentos divertidos.
Pero se hizo tarde y decidimos meternos en casa.
Ella subió a cambiarse al baño y yo le subí unos calzoncillos y una camiseta limpia.
La esperé sentado en la cama y salió con la ropa nueva puesta.

Irene: Esta me queda aún más grande -dijo ella soltando una risa-.

Daniel: Comparándome contigo, te saco una cabeza, enana.

Irene: Pues encoge, yo más no puedo hacer para crecer.

Daniel: Te faltaron petisuis -solté mientras nos reíamos en un unísono-.

Irene: Yo tomé muchos de esos.

Daniel: Pues no te surgieron efecto -dije acercándome aún más a ella, al efecto de que los dos sintiésemos la respiración del otro-.

Ella hizo un puchero y tengo que admitir que estaba muy mona, entre que parecía un gnomo con mi ropa puesta y que ella era demasiado adorable...

Daniel: Patética.

Irene: Te recuerdo que nos hemos besado.

Daniel: Y yo que te ves diminuta con mi camiseta, de hecho -dije acercándome dejando un beso en sus labios mientras acariciaba su cintura-, te vale mejor de camisón.

Ella me hecho una mirada desafiante, pero sabía perfectamente que me miraba así de coña.

La cogí en brazos (sí, como las princesas) y la puse sobre la cama, previamente destapada.

Ella tenía mi mano entrelazada entre las suyas y besó mi pulgar, esque enserio, era para verla, se ve tan kuki, diminuta y encima me besa el dedo, es como una niña pequeña, pero me parece demasiado adorable, es sencillamente encantadora.

Acaricié su mejilla y dirigí mi mani hacia su barbilla, y la levanté.

Daniel: Yo duermo en la habitación de enfrente a la derecha, si me necesitas, para lo que sea, o no puedes dormir, me llamas, ¿de acuerdo?.

Me levanté de su lado aun con mi mano en su barbilla pero ella me detuvo.

Irene: Espera.

Daniel: ¿Sí? -pregunté confundido-.

Irene: ¿Puedes quedarte?.

Y en ese momento me derretí.
Me tumbé a un lado suyo y ella se abrazó a mí, yo hice el mismo gesto hacia ella.
La abracé por la cintura mientras le acariciaba el cabello.
Tenía el pelo castaño oscuro listo y largo, diría que a la altura de el ombligo, pero cuando salió del baño apareció con una trenza hecha.
Ella apoyó la cabeza sobre mi pecho y mi pecho empezó a latir con más velocidad, hacía mucho tiempo que no estaba así con alguien. Y entonces vi como se durmió. Sentía su pecho subir y bajar contra el mío, pero en cambio de ella, yo no podía coger el sueño, pero no me importaba, estaba agusto así con ella, no quería estropear el momento.

Y a la hora y media más o menos me quedé dormido, admirando la belleza de niña que tenía sobre mí.
Ahí supe que me había metido en un lío, pues, hace unos días me prometí dejar de sentir por nadie, y hoy me encuentro disipando sentimientos en la oscuridad de mi corazón.

Espero que si esto sigue adelante, sea para bien, no creo que mi corazón consiga seguir adelante con otra ruptura.

Pero no puedo prometer nada, nunca sé que me depara el futuro. No puedo escribir sobre algo que no sé, solo dejaré que mi destino escriba por mí.

¿Porqué cambiaste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora