Capítulo 12

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NARRA IRENE:

Ya han pasado 6 días desde la última vez que lo vi o hablé con él.
No sé porque estaba haciendo esto, en parte quería hablarle, pero me sentía mal por él.
Sin casi conocerme, me acogió en su casa, nos liamos, dormimos juntos y me salvó la vida... O la vida me estaba queriendo dar una oportunidad de ser feliz, o era yo que estaba viendo cosas donde no las hay, aunque dudo que sea así.

Esta semana me estaba dedicando a estudiar, y he mantenido mi mente ocupada, he evitado el teléfono, a pesar de que obviamente recibía mensajes, pero no he leído ni contestado ninguno, no quiero, me da terror.

Dentro de un par de semanas es el baile de graduación, y tengo varios problemas, uno, no tengo pareja para ir, no me llevo bien con casi nadie de mi instituto, no sé bailar, no me gusta la música de hoy día, y por último, no tengo vestido.

En algún momento del día de hoy, cuando pensaba en el baile, pensé en invitar a Daniel, pero pensé que estaba loca, así que descarté esa opción.

Sentía que todo había pasado muy rápido, que el quizás no era como parecía ser, no lo conocía tanto, no sabía siquiera cuáles eran sus gustos y ya dormí en la misma cama que él, ¿me estaba volviendo loca? No lo sé, pero si sé que necesitaba relajarme, y está claro que así no podía cuanto más pensase, peor.

Así que decido salir a dar un paseo, quizás al parque grande de la ciudad, que jamás me llegaré a aprender su nombre.
Cojo mis lápices, un cuaderno de dibujo y de escritura, los meto en una mochila y cojo mis patines, me los pongo y también me pongo los cascos, esta es una ciudad poco transitada, solo quedan personas mayores y los pocos adolescentes que queremos sacar esto adelante, así que por el tema de tráfico no tengo que preocuparme. Pongo música, no muy alta, y empleo el camino.

Al llegar está prácticamente el parque vacío, mejor, más relajada voy a estar.

Lo mejor de esta ciudad, es que como hay pocos jóvenes, está todo muy cuidado, y puedo sentarme sin preocupación en el césped sabiendo que no se me pegará nada que no debiera estar ahí.

Me quito los patines y me quedo en calcetines, saco mi cuaderno de escritura y decido escribir algo, quizá mis sentimientos, o algun texto reivindicativo contra algo que me moleste, no sé, no lo tengo decidido aún.

Al rato de estar aquí, empieza a hacer un poco de frío, por suerte traje mi sudadera, estaba preparada contra cualquier resfriado primaveral, no quería enfermarme antes de terminar el curso.

Termino de escribir un texto sobre la libertad de expresión, la verdad es que opino que me ha quedado como una mierda, pero me pongo a con los lápices y el cuaderno de dibujo, aunque no se me ocurre nada que pintar.

De lejos veo acercándose a alguien que me parece familiar, ¿mi primo?, no podía ser verdad, por culpa del colegio hacía meses que no lo veía, y sin darme cuenta, salgo en calcetines corriendo a abrazarle.

Gonzalo: Primaaa, te he echado de menos, ¡¡¡no te haces la idea de cuanto!!!.

Irene: Ay, te quiero muchísimo, ¿lo sabes verdad?.

Gonzalo: Yo también te quiero prima. ¿Qué haces aquí sola?.

Irene: Pues me iba a poner a pintar, pero no se me ocurre el qué, y tú, ¿qué haces por aquí?.

Gonzalo: Pues lo de siempre, salir a caminar.

Irene: Qué bien, pues si quieres luego hablamos, ¿no?.

Gonzalo: ¡Claro!. Chao prima te quiero.

Irene: Yo más, chao precioso.

Para mí, mi primo es como mi mejor amigo, él siempre ha estado en todos los momentos importantes en mi vida. Él es mi mayor apoyo en la vida.

¿Porqué cambiaste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora