Cuéntame otra vez

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-Abue, cuéntame otra vez esa linda historia, por fa-

-¿En serio tanto te gusta?-

-Es muy linda y romántica y tierna y tus ojitos brillan mucho cuando la cuentas y...-

-Ya entendí, ya entendí- respondió risueño al ver el tono de ensoñación con que su pequeña nieta hablaba.

-¿Entonces?- indagó con ilusión la niña

El hombre se acomodó apoyando su espalda en el respaldo de la pequeña cama, su nieta se recostó a su lado y apoyó su cabecita sobre el hombro de este, la apretó en un cálido abrazo y mientras dejaba tiernas caricias sobre su renegrido cabello se dispuso a darle vida a aquella historia que a la niña tanto le gustaba oír.

La puerta se abrió de pronto, una joven con una gran sonrisa caminó hasta ellos.
-¿Qué están planeando ustedes dos? Me asustan cuando están tan tranquilos- exclamó con una risita.

-No exageres YoonJi, solo estamos a punto de disfrutar de una linda historia de amor- contestó el hombre mirándola.

-¿Otra vez la misma historia, JimSu?- preguntó mirando a la pequeña.

-Es que es mi preferida, y el abue la cuenta muy linda y sus ojitos brillan-

-También es mi cuento preferido amor- explicó la joven acomodándose a los pies de la cama.

-¿Quieres escuchar?- cuestionó el hombre arqueando una ceja.

-Siempre me la contabas antes de ir a dormir papá, claro que quiero escucharla, al parecer mi hija y yo amamos esa historia- contestó sonriente mientras estiraba la manta para también cubrirse.

-Entonces, si mis chicas preferidas lo desean no puedo negarme- respondió sonriente.



-Entonces, si mis chicas preferidas lo desean no puedo negarme- respondió sonriente

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1952

Corría desesperado por el andén, arrastrando una valija y un bolso de mano, sujetó su sombrero intentando que el viento no se lo volara. Con gran esfuerzo subió los escalones que lo llevaban al vagón del tren.
Buscó el número del camarote y entró algo agitado.
En uno de los asientos un joven alto, delgado y con una gran sonrisa lo recibió divertido.
-¿Cuándo será el día que no te quedes dormido?- preguntó ladino.

-No creo que llegue ese día- respondió y lo siguió con una inmensa sonrisa.

-Deja allí tu equipaje y trata de descansar, el viaje es largo doc-

Acomodó su valija sobre el estante superior y se sentó frente al otro.
-¿Has visto a alguien del ejército?- indagó curioso

-Solo algunos soldados-

-¡Bien!, ¿trajiste todo lo que te encargué?-

-No sería un buen enfermero y un gran asistente si no hiciera bien mi trabajo- comentó orgulloso.

El cantar de las avesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora