Chapter Twenty Four

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Aidan

Por primera vez, estamos manteniendo una conversación civilizada. Ahora debería introducir un tema con el que pueda romper la pared defensiva que ha erigido frente a ella.
Pero antes he de mostrarle algo que me haga vulnerable. Si me ve como a un chico vulnerable en lugar de como a un idiota, tal vez podamos avanzar un poco. Y, en cierto modo, tengo la sensación de que se daría cuenta si no le cuento la verdad.
No tengo muy claro si estoy haciendo esto por la apuesta, por el proyecto de química, o por mí.

- Asesinaron a mi padre delante de mí, cuando tenía seis años -le confieso.

- ¿En serio? -pregunta ella con los ojos abiertos de par en par.

Asiento con la cabeza. No me gusta hablar de ello, ni siquiera tengo la certeza de que pueda hacerlo aunque quiera.

- No sabía, lo siento. Debió de ser horrible.

- Sí.

Me siento bien tras soltarlo. Me alegro de haberme obligado a hablar de ello en voz alta.

- Si me involucro demasiado en las cosas y me las arrebatan, me sentiré como mi padre cuando murió. No quiero sentirme así nunca, así que me obligo a que las cosas no me importen demasiado.

Su expresión es una mezcla de arrepentimiento, tristeza y compasión. Estoy convencido de que no está representando ningún papel. Sin mudar el semblante, dice:

- Gracias por... ya sabes, contármelo. Lo que no entiendo es cómo puedes conseguir que las cosas no te afecten. No puedes programarte de ese modo.

- Ahora te toca sincerarte a ti.

Ella aparta la mirada. No insisto por miedo a que cambie de opinión y decida marcharse.
¿Tan difícil le resulta compartir una pequeña parte de su mundo? Mi vida ha sido tan jodida que me resulta condenadamente difícil pensar que su vida pueda ser peor. Una solitaria lágrima resbala por su mejilla y se apresura a enjugársela.

- Mi hermana... -empieza-. Mi hermana tiene parálisis cerebral. Y está mentalmente discapacitada. «Retrasada» es el término que utiliza la mayoría de la gente. No puede caminar, se vale de lo que llamamos aproximaciones verbales y gestos en lugar de palabras porque no puede hablar... últimamente ha estado intranquila y...-Al contar esto, se le escapa otra lágrima. Esta vez deja que se deslice por su rostro. Siento la necesidad de enjuagársela, pero me doy cuenta de que no quiere que nadie la toque. -Y mamá no deja de culparme por todo lo que ocurre en casa.

Por primera vez siento lástima por ella. Me imaginaba que su vida era un cuento de hadas.
Algo está ocurriendo. Puedo sentir el cambio en el ambiente... una complicidad mutua. Nunca me había sentido de este modo. Carraspeo antes de decir:

- Probablemente, tu madre arremete contra ti porque sabe que puedes soportarlo.

- Sí, puede que tengas razón. Mejor pagarla conmigo que con mi hermana.

- Perdón por comportarme como un idiota contigo

- Entiendo. Es tan solo una fachada... un chico peligroso y terriblemente sexy. Créeme, soy toda una experta en eso de crearse una imagen. Aunque no pretendo aparentar ser una hueca superficial. Prefiero transmitir algo así como un aspecto perfecto e intocable.

Vaya. Rebobinemos. _________ acaba de decir que soy sexy. No esperaba en absoluto oír algo así. Tal vez aún tenga alguna posibilidad de ganar la estúpida apuesta.

- ¿Te das cuenta de que me has llamado sexy?

- Como si no lo supieras.

- Y yo que pensaba que eras intocable. Pero ahora que he descubierto que para ti soy todo un dios griego

- No he mencionado esas palabras

Me llevo un dedo a los labios.

- Shh, déjame solo un minuto para disfrutar de esta fantasía.

Cierro los ojos y la oigo reír. Emite un dulce sonido que me resuena en los oídos.

- Creo que te entiendo, aunque sea de un modo irracional. -confiesa, y cuando abro los ojos, descubro que me está mirando-. No le cuentes a nadie lo de mi hermana. No quiero que la gente lo sepa.

- Somos como actores en nuestras propias vidas. Fingimos ser lo que queremos que la gente crea que somos.

- ¿Entiendes ahora por qué me obsesiona la idea de que mis padres no se enteren de que somos... amigos?

- Porque te causaría problemas

En mí cabeza aparece amenazante el recuerdo de La Apuesta. Tengo qué conseguir que esta chica se enamore de mí. Aunque parte de mi dice «adelante», el resto piensa «eres un maldito, ¿no ves que es vulnerable?».

- Oye, ¿saldrías con un tipo que no puede permitirse llevarte a restaurantes caros ni comprarte oro y diamantes?

- Claro que sí -confiesa, aunque desliza la mano por debajo de la mía-. Pero tengo novio.

- Si no lo tuvieras, ¿le darías una oportunidad a un tipo como yo?

- No voy a responder a eso -admite.

- ¿Por qué no? Es una pregunta sencilla.

- No hay nada de sencillo en ti, Aidan. ¿Podemos irnos ya?

- Si quieres. ¿Amigos?

- Creo que sí. ¿Quieres conducir hasta casa? No conozco el camino.

La llevo de vuelta en un cómodo silencio mientras se pone el sol. Cuando entro con su coche en el aparcamiento de la biblioteca, le digo:

- Gracias por, ya sabes, dejar que te secuestre.

Saco las llaves de la moto del bolsillo delantero de los pantalones mientras me pregunto si alguna vez podré permitirme un coche que no sea de segunda mano, esté oxidado o sea muy viejo. Una vez fuera del vehículo, saco la foto del otaku del bolsillo trasero del pantalón y la lanzo al asiento que acabo de dejar libre.

- ¡Espera! -grita ________ cuando me alejo.

Me doy la vuelta y la veo delante de mí.

-¿Qué?

Me regala una sonrisa, como si deseara algo más que una tregua, ¿va a besarme? Se muerde el labio inferior, como si estuviera considerando su próximo movimiento

Se acerca más. Y me quita las llaves de las manos.

- ¿Qué estás haciendo? -le pregunto.

-Devolverte la jugada por haberme raptado -dice, retrocediendo y lanzado las llaves en dirección a los árboles con todas sus fuerzas.

- No puedo creer lo que acabas de hacer.

Ella se echa hacia atrás, sin apartar la mirada ni un momento, mientras avanza hacia su coche.

- No me guardes rencor.

Me la quedo mirando sin dar crédito mientras mi compañera de química se mete en su Beemer. El coche sale del aparcamiento sin traqueteos, movimientos bruscos ni problemas. Un arranque perfecto.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐚𝐧𝐠 𝐁𝐨𝐲 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻 𝔂 𝓣𝓾)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora