Chapert Fivteen

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Intento no pensar en Aidan mientras me pinto los labios para mi cita con Cameron.

Es viernes por la noche, y vamos a ir al cine y luego a cenar.

Después de comprobar mi aspecto en el espejo, y de ponerme el brazalete que me regaló por nuestro aniversario el año pasado, me dirijo a la piscina del jardín, donde mi hermana está junto a su terapeuta físico. Mi madre, que lleva su bata de terciopelo rosa, descansa acomodada en una tumbona, leyendo una revista de decoración. La tranquilidad reina en la escena, excepto por la voz del terapeuta físico que le da instrucciones a Shelly. Mi madre baja la revista y veo que su expresión se tensa.

- Te quiero de vuelta a las 10:30

Antes de que pueda protestar el timbre suena.

- Anda date prisa y ve a abrir. Un chico como Cameron no esperará para siempre, ya lo sabes.

Salgo corriendo hacia la puerta principal. Camero aparece en el umbral de la puerta con una docena de rosas rojas en la mano.

- Para ti -dice, sorprendiéndome.

Lo abrazo y le doy un beso en los labios.

- Deja que las ponga en agua

Me dirijo a la cocina, oliendo la dulce fragancia de las rosas. Pongo agua en un jarrón, preguntándome si Aidan habrá llevado flores a su novia alguna vez.

Después de cortar la parte inferior de los tallos y colocar las rosas en el jarrón, encuentro a Cameron charlando con mi madre en el patio

- ¿Nos vamos? -le pregunto.

- Sí.

-Tráela a las diez y media -grita mi madre.

- Por supuesto, Señora -responde mi novio.

Una vez sentados en su Mercedes, le pregunto:

- ¿Qué película vamos a ver?

- Hay un cambio de planes. La empresa de mi padre ha conseguido entradas para ver a los Angeles Cubs. En un palco situado justo detrás del bateador.

- Okey ¿Y estaremos de vuelta a las diez y media?

- Sí, a no ser que el partido se prolongue demasiado. ¿Cree tu madre que te convertirás en una calabaza o algo así?

- Ya sabes como es y no quiero darle un disgusto

Ya en el partido, Cameron me conduce al palco de la empresa de su padre en el estadio. El señor Brodeur nos da la bienvenida. Observo a Cameron mientras habla con otras personas en el palco. Estrecha la mano, sonríe de oreja a oreja y responde con carcajadas a los chistes que cuentan los demás, tengan o no gracia.

- Veamos el partido en esas butacas de ahí -sugiere, llevándome a un asiento después de haber comprado hot dogs y refrescos.

Cuando el señor Harbour aparece a nuestro lado, Cameron adopta un tono muy serio. Se ponen a charlar sobre fútbol y finanzas.

A las nueve y cuarenta y cinco me vuelvo hacia él y le repito que no puedo llegar tarde a casa  aunque el partido no haya acabado. Él me toma de la mano. Tengo la sensación de que va a disculparse por no haberme hecho mucho caso. Sin embargo me ignora.

A medida que pasan los minutos, empiezo a ponerme nerviosa. Ha habido demasiada tensión en mi casa y no quiero añadir más.

Al final de la novena entrada, cuando ya son mas de las diez, intervengo en la conversación:

- Lo siento, pero Cameron  tiene que llevarme a casa.

El señor Harbour estrechan la mano de Cameron y, acto seguido, lo saco del estadio.

- Tengo que estar en casa a las diez y media.

- Pues llegarás a las once. Llama a tu madre y dile que hay tráfico.

Cameron no se imagina cómo se pone mi madre cuando está de malhumor.

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Entro en casa, preparada para el sermón. Tal y como esperaba, mi madre me espera en la entrada, cruzada de brazos.

- Llegas tarde.

- Lo siento.

- ¿Crees que puedes hacer lo que sé te pegue la gana?

- No.

Deja escapar un suspiro.

- Mamá, de verdad que lo siento. En lugar de ir al cine, fuimos a un partido de béisbol y el tráfico era horrible.

- ¿un partido de béisbol? ¡Sabes que es peligroso salir a esta hora!

- Estamos bien, mamá.

- Comprueba tu bolso y mira si te falta dinero o algún documento.

Abro el bolso y repaso el contenido de mi bolso, únicamente para complacerla.

- Está todo aquí.

- Considérate afortunada. Mínimo podrías haber llamado para contarme el cambio de planes y avisar que llegarías tarde

- No se me ocurrió -contesto sin más.

- ¿Alguna vez piensas en esta familia? El mundo no gira a tu alrededor.

- Ya lo sé, mamá. Te prometo que la próxima vez llamaré. Estoy cansada.¿Puedo irme a la cama?

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El sábado por la mañana me despierta el grito de mi madre. Aparto de una manotada las sábanas, me levanto y bajo  corriendo la escalera para ver a qué se debe tanto alboroto.

Shelly está en su silla de ruedas, frente a la mesa de la cocina. Tiene la boca llena de comida y se ha manchado la camiseta y los pantalones. Parece una niña pequeña en lugar de una mujer de veinte años.

- ¡Shelly, si vuelves a hacerlo, te irás a tu habitación! -le grita mi madre antes de colocar un bol de comida triturada en la mesa, delante de ella.

Shelly lo tira al suelo. Mi madre ahoga un grito y después fulmina a mi hermana con la mirada.

Mi madre nunca le ha puesto la mano encima a mi hermana. Sin embargo, su excesiva desesperación causa el mismo efecto.

- __________, ve al aeropuerto por tu padre. Su vuelo llega a las once. Es lo mínimo que puedes hacer para echar una mano.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐚𝐧𝐠 𝐁𝐨𝐲 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻 𝔂 𝓣𝓾)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora