Chapter Twenty Nine

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No es que me avergüence de la discapacidad de mi hermana, pero no quiero que Aidan la juzgue, porque si se ríe de ella, no podré soportarlo.

Me doy la vuelta.

- No se te da muy bien obedecer órdenes, ¿verdad?

Me sonríe como diciendo «soy un pandillero, ¿qué esperabas?».

- Tengo que cuidar de mi hermana. ¿Te importa?

- No. Así podré conocerla. Confía en mí.

Debería sacarlo de casa a patadas. Debería, pero no lo hago. Sin decir nada más, lo llevo a nuestra oscura biblioteca revestida de madera. Shelly está sentada en su silla de ruedas, con la cabeza torpemente inclinada hacia un lado mientras ve la televisión.
Cuando se da cuenta de que tiene compañía, aparta la mirada del televisor y nos observa.

- El es Aidan-le explico, y apago la tele-. Un amigo del instituto.

Shelly mira a Aidan y golpea su teclado especial con los nudillos.

- Hola -dice una voz femenina y computarizada. Golpea otro botón-. Me llamo Shelly -continúa el ordenador.

Gallagher se arrodilla junto a mi hermana. Ese simple gesto de respeto despierta una extraña sensación en mí. Cameron siempre ha ignorado a mi hermana, la trata como si, además de su discapacidad también fuera ciega y sorda.

- ¿Qué tal? -dice Aidan estrechándole la mano-. Qué ordenador tan genial

- Es un mecanismo de comunicación especial o PCD -le explico-. Le ayuda a comunicarse con los demás.

- Juego - dice la voz del ordenador. Aidan se coloca junto a ella.

- ¿Esto tienes juegos? -pregunta.

- Sí -respondo por ella-. Es una fanática de las damas. Shelly, enséñale cómo funciona.

Mientras mi hermana presiona despacio la pantalla con los nudillos, Aidan lo observa todo visiblemente fascinado.

Cuando aparecen las damas en la pantalla

Ver jugar tranquilamente a este tipo duro con mi hermana mayor me hace sentir muy bien.

- ¿Te importa si voy a prepararle algo de comer? -le pregunto.

- No, adelante -repone el sin apartar la vista de la pantalla.

- No tienes que dejarte ganar -le advierto antes de marcharme-. Se le dan muy bien las damas.

- Eh, gracias por el voto de confianza, pero estoy intentando ganar -responde Aidan

Sonríe con sinceridad. No intenta representar el papel de chico duro y arrogante.

Poco después, cuando entro en la biblioteca con la comida de mi hermana, Aidan dice:

- Perdí

- Te dije que era buena. Espero que no te importe que le dé de comer.

- Desde luego que no.

Aidan toma asiento en el sillón de piel favorito de mi padre mientras yo coloco la bandeja delante de Shelly y le doy de comer. Es un desastre, como siempre. Ladeo la cabeza y veo a Aidan que está observándome mientras limpio a mi hermana la comisura de los labios.

- Tendrías que haberle dejado ganar. Ya sabes, por educación. -Mi hermana responde negando con la cabeza. La compota de manzana le escurre por la barbilla, espero que la escena no asquee a Aidan. Tal vez le estoy poniendo a prueba para averiguar sí puede soportar un rato de mi vida en casa. -Espera a que se vaya Aidan. Ya te enseñaré yo quién es la campeona de las damas.

Mi hermana me regala una de sus sonrisas dulces, es como si expresara mil palabras con ese gesto. Durante un momento, me olvido de que él me observa.

- ¿Por qué estabas con esa actitud en clase de química? -me pregunta.

- Estoy segura de que has oído los espantosos rumores.

- No, no he oído nada. Quizás estés obsesionada.

Quizás. Pero cada vez que alguien me miraba hoy, me daba la impresión de que lo sabía lo que ocurrió en el baño con Cameron.

- A veces desearía poder retroceder en el tiempo.

- Sí, yo también -responde muy serio-. O hacer que los días pasaran muy deprisa.

Cuando mi hermana termina de comer, la siento delante de la televisión y me llevo a Aidan a la cocina

-Mi vida no es tan perfecta, después de todo, ¿verdad? -le pregunto mientras saco un jugo de uva del frigorífico.

El me mira con curiosidad.

-Supongo que todos tenemos problemas. A mí me persiguen más demonios de los que salen en una película de terror -dice, encogiéndose de hombros.

- ¿Cuáles son tus demonios? -insisto.

- Si te cuento, saldrías corriendo de aquí.

Las campanadas del reloj de pared resuenan por toda la casa. Una. Dos. Tres. Cuatro. Cinco.

- Tengo que irme - anuncia Aidan-. Mañana podemos quedar en mi casa, después del instituto, para estudiar.

- ¿En tu casa?

- Puedo enseñarte un pedacito de mi vida. ¿Te atreves?

- Claro

Cuando le acompaño a la puerta, oigo que alguien está estacionado un coche en la entrada de mi casa. Si es mi madre, habrá serios problemas.

Miro a través de las ventanas de la puerta principal y reconozco el deportivo rojo de Eden

- Mis amigas están aquí.

- Abre. No puedes fingir que no estoy aquí. Mi moto está en la entrada.

Abro la puerta y salgo al exterior. Aidan está justo detrás de mí cuando me encuentro con Eden, Barbara y Rubi en la acera.

- ¡Hola, chicas! -exclamo. Tal vez si actúo con normalidad no le darán tanta importancia al hecho de que Aidan esté en mi casa. Le doy un codazo a mi compañero de laboratorio-. Estábamos hablando de nuestro proyecto de química. ¿Verdad?

- Así es.

Rubi arquea una ceja. Cuando Barbara ve salir de mi casa a Aidan, me da la sensación de que está a punto de sacar el móvil, sin duda para poner al corriente a TJ y Judith.

-¿Deberíamos irnos y dejarlos a solas? -sugiere Eden

-No seas ridícula -me apresuro a añadir.

Aidan se monta en la moto.

- Nos vemos mañana -dice, señalándome con el dedo

Asiento con la cabeza.

Después de que se haya ido, Rubi interviene:

- ¿De qué iba todo esto?

- Química -murmuro.

- ¿Estaban haciéndolo? -insiste Eden-. Porque hace diez años que somos amigas y puedo contar con los dedos de la mano las veces que me has invitado a entrar en tu casa.

- Es mi compañero de química, teníamos que acordar cosas del proyecto

- Es un pandillero, no lo olvides

Rubi niega con la cabeza y añade:

- ¿Te gusta Aidan?, Cameron le ha comentado a Dante que últimamente te comportas de un modo muy extraño. Somos tus amigas, así que hemos venido aquí para hacerte entrar en razón.

Me siento en el primer escalón y las oigo parlotear sobre la reputación, los novios y la lealtad durante media hora.

- Prométeme que no sucede nada entre Aidan y tú -exige Rubi cuando Eden y Barbara ya están en el coche.

- No sucede nada entre Aidan y yo. Te lo prometo.

𝐓𝐡𝐞 𝐆𝐚𝐧𝐠 𝐁𝐨𝐲 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻 𝔂 𝓣𝓾)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora