La amistad de los jóvenes

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Fuego estaba sentado al lado de un río, con los ojos cerrados, mientras que Pouncer y Ruffrunner lo miraban.

Pouncer: No se porque no confías en el, él nos salvó, salvó a nuestro padre, de no ser por Fuego, quien sabe si estaríamos aquí ahora.
Ruffrunner: No confío en el porque me parece muy raro que justo en el momento en que estamos en un problema como este, un dragón aparezca de la nada y derrote por si solo a tantos dragones sin ningún problema, no puede existir un dragón tan fuerte.
Pouncer: Ya escuchaste lo que dijo, desde pequeño lo único que hizo fué entrenar para volverse cada vez más fuerte, aunque te parezca imposible, es evidente que la fuerza que mostró hoy es solo un poco de su verdadero poder, tenemos suerte de tenerlo como aliado. Si hoy no pudimos contra esos dragones tampoco podremos contra amenazas más grandes solos, lo mejor será aceptar su ayuda, además, dudo mucho que esté en contra de nosotros, sufrió mucho al perder a sus padres, y ya dijo que no le deseaba eso a ningún otro dragón, así que yo confío en el.

Luego de esta charla, los dos dragones vuelan hacia Fuego.

Pouncer: Hola Fuego, venimos a ver como estás.
Fuego: Estoy bien.

Luego de decir esto, se da la vuelta, dándole la espalda a los dos dragones.

Pouncer: Pasa algo?
Fuego: No quiero hablar ahora.
Ruffrunner: Porqué?
Fuego: Prefiero no hacer amistades con nadie, los cazadores siempre aprovecharon eso para hacerme daño, así que aprendí por las malas que las amistades solo te detienen.

Luego de esto, Ruffrunner se siente mal por Fuego ya que el apreciaba mucho a su familia y a sus amigos, y no quería que otro dragón que consideraba un nuevo aliado pensara eso.

Ruffrunner: Eso no es cierto, tener amistades te da animos para poder seguir adelante, quizás pienses que te detienen pero en realidad te ayudan a avanzar, los cazadores te hicieron daño pero estas ayudándolos al pensar eso, mi padre me dijo una vez que ese cazador, Grimmel, se metía en la mente de su presa y controlaba sus decisiones, estás cayendo justo en su trampa.
Fuego: Eso crees?

Luego de decir esto, fuego agacha un poco la cabeza.

Fuego: Quizás tengas razón, me dejé influenciar por los mismos seres a los que más odio... Fuí un tonto toda mi vida...
Pouncer: No digas eso, sabiendo por cuanto pasaste en toda tu vida, no deberías pensar mal sobre ti, no cualquiera podría sobrevivir a múltiples ataques de cazadores a tan temprana edad como tú, y un dragón normal seguramente viviría con miedo de ellos.

Fuego cierra los ojos y mira hacia abajo.

Ruffrunner: Creo que ya podemos llamarte... Amigo.

Fuego se le queda viendo.

Fuego: Entonces me consideran un amigo...?
Pouncer: Claro
Ruffrunner: Por supuesto, después de todo, tú nos salvaste a todos.

Fuego empieza a sentir una emoción, una que había olvidado cómo se sentía: La felicidad.

Pouncer: Vaya, desde que llegaste, no te había visto sonreír.
Fuego: Hace años no sentía esto, gracias...
Ruffrunner: Y de seguro podrás interactuar más con Luna, pude notar que te miraba de cierta forma.

Fuego no entiende, pero luego se va volando con los dos dragones.

Fuego: Por cierto, ví que una de las aletas de la cola de su padre es diferente, qué le pasó?
Pouncer: Un vikingo le disparó una red, haciendo que caiga en el bosque donde la perdió, pero luego se hicieron amigos y vivieron muchas aventuras por años, hasta que se separaron para que papá y mamá pudieran estar juntos aquí.
Fuego: Un humano y un dragón... Amigos? Lo dudo mucho.
Ruffrunner: Aunque lo dudes, él mismo te dirá que es cierto, vamos.

Entonces los tres empiezan a volar un poco más rápido hacia el lugar donde estaba el resto de la familia de Pouncer y Ruffrunner.

Como entrenar a tu dragón - La historia de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora