Cap.5: Muerto Por Mil Cortadas (Jethan)

173 1 0
                                    

Una de las maneras más tradicionales de representar el infinito dolor que una persona puede llegar a sentir es cambiando de ambiente. Por años, las personas han dominado el talento de ocultar su dolor tras una brillante sonrisa lo cual lo vuelve notorio acompañado de una mentira mal camuflada con felicidad y disposición absoluta todo el tiempo.

Yo era esa clase de persona tan detestable, me estaba dejando vencer ante una mala pasada pero resulta que en  esta ocasión era el colmo de los colmos. Mi maravillosa vida llena de desgracias había alcanzado su pico máximo, jamás pensé que algo como esto podría pasarme pero honestamente, nadie jamás está preparado ante una situación tan repentina y arrasadora como la muerte. Te hace perder el equilibrio, te confunde, lo cual te lleva a un temporal pero también infinito estado de shock durante todo el proceso al mismo tiempo, la vida es tan odiosa que en cuestión de segundos puede arrancarte de la forma más cruel lo que más amas, es como ser un niño en el jardín de infantes y que de la nada llegara alguien más y te robara tu juguete favorito mientras estabas sólo en el patio de juegos.

Era ruin y demasiado bajo, no me dejaba estar tranquilo y ya habían pasado cinco años, de Beacon Hills a Cincinnati y de Cincinnati a Londres, no encontraba paz en ningún lugar y eso me estaba comenzando a matar, tenía todos estos recuerdos que se reproducían como vídeos en mi cabeza, todos de ida y vuelta desde Nueva York cuando todo parecía ser fuerte, brillante y prometía ser eterno hasta aquella maldita noche de invierno. Regresábamos de una de nuestras noches de ópera, sé que Isaac las odiaba pero asistía a ellas solo por mí, todo estaba borroso y cubierto por el agua que el cielo lloraba, ni siquiera fue por una discusión lo que nos puso en peligro, nunca discutíamos, solamente fue mala suerte y un venado asustado, solo eso bastó para volcar el auto y permitirle a Isaac llevarse el golpe más fuerte hasta rendirse a la muerte.

Extrañaba a mi esposo, lo conocí en Nueva York cuando entré a la universidad a estudiar derecho y no dudó en ningún momento en que cuando yo regresara a vivir a Beacon Hills al terminar la universidad y graduarnos, él lo haría conmigo. Isaac Lahey tenía la habilidad de simplemente existir y hacerme suspirar hasta el nivel de verme patético pero no me importaba, podía pasar horas hablando de él, recordando cada detalle de su rostro e incluso buscando algo que lo describiera en todas las canciones que escuchaba, era perfecto, era como el príncipe azul con el que todas las niñas de ocho años sueñan pero para mí era como un vaquero, salvaje, fuerte, rubio y glorioso. Y se me fue arrebatado.

— ¿Puedo pasar? — preguntó mi asistente tocando la puerta abierta de mi oficina.

— Si, si pasa — respondí saliendo de mi ensimismamiento.

— Jackson tienes que salir de aquí — dijo el chico tomando asiento frente a mí — Son las ocho treinta, no hay nadie en este piso, ni siquiera en todo el edificio.

— Estás tú — respondí desganado.

— Si, y no lo estuviese si a alguien no se le hubiese ocurrido cancelar todas sus citas a última hora y tuviese que reagendar todas — dijo sarcástico con una sonrisa — Vamos, sal de aquí, es viernes y hay un club muy bueno que deberías visitar, te pasaré la dirección.

— Ethan hoy no es un muy buen día.

— Puedo verlo en tu rostro, entonces, la ventaja es que soy un asistente muy eficiente y ya terminé todo mi trabajo, otra ventaja es que soy tu vecino y puedo prepararte lo que sea — sonrió nuevamente — ¿Qué dices?, al menos espero que eso te levante un poco el ánimo.

— De acuerdo — sonreí también — Me convenciste con la comida.

— Te prometo que será la mejor, así que deja esa estúpida computadora y ven conmigo.

TW | The One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora