Cap.8: Luz Del Día (Sterek)

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Mi amor ha sido tan cruel como todas las ciudades en las que viví. Debería tatuarme esa frase en la frente.

Jamás en mi vida me había sentido tan nervioso por algo y tengo que admitir que he vivido bajo situaciones que tienen un nivel de presión que puede ser desquiciante, soy malo planeando cualquier cosa y temo que todo esto no dure demasiado, ni siquiera soy capaz de planear que tipo shampoo voy a usar a la hora de ducharme o que voy a comer en el almuerzo cuando mi amigo Isaac con quien vivo y Stiles mi novio con quien técnicamente paso casi las veinticuatro horas del día trabajan y yo estoy sólo en casa. Mi tío Peter siempre dijo que era una persona fría y que me volví más distante cuando mis padres y mis hermanas se fueron de mi lado, por no decirlo de otra forma que me cuesta aún mencionar, solo tenía siete años y no sabía nada en ese momento, pasé en shock por meses y no pude recuperarme hasta que tuve nueve pero también dijo de que había otra cosa que me mataba y que no puedo controlar y esa es que no sé como guardar un secreto, por muy pequeño que sea, siempre voy a confesarlo todo.

Desde que estaba pequeño y solía ser feliz ante los ojos de mi tío, mis hermanas y yo discutíamos todo el tiempo, ya sea porque mi hermana mayor Laura escapaba de casa con su novio y terminaba delatándola, Cora, la menor, rompía algún costoso adorno de mamá y terminaba delatándola o simplemente porque mi prima Malia solía correr a escondidas a las caballerizas de la granja de Peter y terminaba huyendo a cabalgar en el caballo que Peter le había regalado cuando cumplió seis años (si, parece que es algo muy de Peter regalar cosas estúpidamente costosas sin excusa alguna). Luego, cuando cumplí trece, llegó Isaac Lahey y todo cambió más rápido de lo que pude haber imaginado, era todo lo que necesitaba, era nuevo en la ciudad e íbamos a cursar el mismo año, éramos inseparables y podría decir que hasta casi insoportables, cada que Isaac venía a casa Peter tenía que sacarnos a patadas de la sala de juegos porque éramos capaces de pasar las noches en vela ahí metidos, jugando videojuegos por horas y comiendo comida que matase a cualquiera que estuviese enfermo del corazón. Hubo otra cosa que Isaac me enseñó con su llegada y eso fue guardar secretos, secretos que en sí, no matarían a nadie

Amigo, creo que me he metido en un problema — habló el rubio con la vista fija delante de él.

¿De qué hablas Isaac, que fue ese ruido tan extraño que acabo de escuchar? — dije saliendo de la cocina — ¡Oh, maldición!, Peter va a masacrarnos.

Vamos a resolver esto, s-solo n-no pierdas l-la c-cabeza — habló el rubio nervioso.

Estás tartamudeando, ¿cómo demonios no quieres que esté nervioso? — devolví exaltado.

Descuida, no le diremos nada a Peter, vamos a limpiar este desastre y si pregunta por el jarrón le diremos que se olvidó de traerlo con el resto de cosas del pueblo o algo por el estilo, ¿de acuerdo?

Está bien — dije nervioso con la vista fija en el rubio.

De acuerdo, solo guarda el secreto.

Al principio solo eran cosas inofensivas, jarrones y ventanas rotas, olvidar alimentar al perro de Malia e incluso tomamos como inofensivo agarrarnos a golpes con un grupo de chicos por defender a otro y así fue como tres meses después de la última ventana rota llegó Stiles Stilinski, las noches de desvelo y la revolución de mi mente. Caminábamos por la cuadra más apartada de la escuela en ese entonces y fue cuando lo vimos, tres idiotas querían molestarlo y nos pareció injusto porque él solamente era uno y como todo gran boy scout, Isaac y yo salimos en su defensa.

¿Acaso son imbéciles? — reclamó el chico castaño — Barrieron el piso con ustedes y van a terminar de asesinarlos en sus casas, tenía todo bajo control.

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