Mokõi

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Advertencia:ninguno de los animes o imágenes me pertenecen:créditos a sus correspondientes creadores.

-Mjmj... ya eres mío- Habló alegremente la pequeña Ophis, quien desvanecería su magia posesiva de la esfera de cristal, pues su trabajo ya estaba hecho y a su nuevo súbdito ya lo tenía aparentemente adquirido.

Kuroka: Nya~, así que ¿ese es el príncipe Gokú?... que guapo- Comentó la nekomata pelinegra mirando al protagonista sensualmente, aunque con cierto atisbo de malicia y/o siniestralidad.

Ophis: Sí, pero ahora mismo es muy joven y bastante débil para ocupar su puesto a futuro, así que tendré que hacerlo sufrir mucho más. Como sea, mejor lo saco de ahí- Lo dijo viendo como Gokú iba a hacer estallar todo el castillo Gremory con su inestable poder, así que lo sacaría en el momento exacto.

De vuelta en el castillo Gremory, la nebulosa residual dejada por aquella explosión de poder mágico se dispersó, donde la gran mayoría de la familia real y sus acogidos estaban sanos y salvos, a excepción claro del desaparecido primogénito del rey demonio.

Guardia real X: M-mi señor...q-qué pa- -.

Sírzechs: ¡Ustedes!, ¡llamen a la demás guardia real y pongan en alerta a todos de que su príncipe desapareció!- Ordenó con inmensa angustia y enojo, por lo que la paciencia a un acatamiento no duraría ni cinco segundos -¡¡¿Qué esperan?!!-.

El par de guardias asintieron aterrados por esa faceta de su soberano, como también preocupados por lo que sea que le haya pasado al príncipe.

Millicas: ¡Pa-papá, mamá!, ¡¿dónde está mi hermano?!¡¿porqué destruyó el comedor e intentó lastimarnos?!¡¿acaso él está muerto?!- Interrogaba sumamente asustado el pobre príncipe menor, comenzando a imaginarse lo peor y poco a poco desbordando lágrimas.

Grayfia: Tranquilo hijo, tu hermano no nos haría daño y muchomenos a ti. Él es fuerte y sé que volverá, tú también debes pensar eso- La bella madame peliplata tranquilizaba a su hijo con sus palabras y con un reconfortante abrazo maternal, pero por dentro ella sentía la peor de las sensaciones. Un vorágine sentimental que no sentía desde la última "Guerra Santa", donde varios de sus compañeros, amigos y hasta allegados murieron defendiendo el inframundo en contra de las demás facciones.

Sírzechs se limitó a alborotar el rojo cabello de su hijo con una sonrisa forzada y dolida, a la vez que desviaba su vista y observaba como Rías lloraba totalmente afligida y buscando soporte entre los brazos de sus padres, al mismo tiempo que Akeno que se hallaba igualmente triste la intentaba consolar lo más que podía.

Su padre veía todo con sumo dolor furia, dejando la cabellera de Millicas y apretando sus puños hasta que comenzaron a sangrar, a la vez que varios surcos y protuberancias rojinegras eran expulsadas de su cuerpo, haciendo temblar todo el inframundo.

Con el príncipe...

Sus pies tocaron suelo, pero tan rápido como lo hizo, cayó desplomado y musitando desgarradoramente varios quejidos de ese insoportable dolor.

Ophis: Kuroka, vete y déjame sola con el invitado. Avísale a Le Fay que probablemente requiera un hechizo curativo- Habló volviendo a su ya conocida actitud vacía y sin emoción.

Kuroka: Como digas Ophis, nya~- Acató las órdenes de su superior y se retiró a buscar a la pequeña maga; la razón por la que Ophis no quiere curarlo por ella misma, talvez sea para que vaya conociendo a sus demás compañeros.

Ophis: Bien niño, primero que nada, deja de sentir remordimiento u odio hacia ti mismo por ser tan débil- La dragona lo delató de forma fría e insensible, causando que Gokú volviera a abrir sus ojos y mirara incrédulo y enojado a la mocosa delante suyo, emociones que al ser tales, causarían otra oleada de aquel dolor martirizador en cada parte de su cuerpo e incluyendo su mente -Como sea, dudo que puedas siquiera hablar en ese estado así que como ya te dije, despeja esas emociones-.

Una deidad profana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora