Pokõi

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Advertencia:ninguno de los animes o imágenes me pertenecen:créditos a sus correspondientes creadores.

Kuroka abría pesadamente sus bellos orbes, viendo distorsionada el cielo verde del inframundo, hasta que recuperó totalmente la vista y se dio cuenta de que casi todos sus compañeros estaban alrededor de ella.

Kuroka: Nya...¿qué...pasó?- Interrogó para sí misma, tratando de rememorar lo que ocurrió previamente a su inconsciencia, logrando recordar con éxito la explosión cataclísmica causada por el peligris -- Ya-ya recuerdo... ¿dónde está Gokú nya?-.

Arthur: Por allí- Indicó con la punta de su espada, a lo que la ojiambár volteó su cabeza y observó un deslumbrante pilar de magia sacra, ubicando al diablo noble sobre el sello distintivo de la casa Pendragon, inconsciente y levitando dentro de esa luminosa columna -Usé una antigua técnica de sellado sagrado que utilizó mi ascendiente, el rey Arturo-.

Le Fay: ¡Señorita Kuroka, ¿se encuentra bien?!- Preguntó con preocupación por su superior -Esto...verá, yo hice lo que pude para restaurar sus fuerzas y su poder mágico. Dígame, ¿necesita algo más?-.

Kuroka: Tranquila Le nya, estoy bien gracias a ti, sigue esforzándote en los entrenamientos en el mundo humano y serás una gran hechicera nya- Alentó a su camarada y pupila, quien dio una intensa sonrisa y asintió efervescentemente.

Antes de decir algo más, desvió extrañada su vista a su alrededor, tornando su expresión a incredulidad pura al ver que todo lo que antes era fauna y flora de bosque, no era más que una extensa planicie terrenal, con agujeros y fisuras por doquier.

Kuroka: Él... ¿hizo esto?- Se volvió a autointerrogar y quiso dar otro paso por puro alelo, pero el sonido de piedrita cayendo al vacío detuvo su pisada, fijándose otra vez asombrada el como estaban sobre un peñasco y de frente a un hondo y extenso cráter.

Bikou: Sí, él hizo esto. Es más, creo que si Vali hubiera llegado uno o dos segundos tarde, talvez tú ya estarías muerta y todo el inframundo se hubiera percatado de su presencia- Fue el descendiente de Sun Wukong quien habló descuidadamente esta vez, acercándose hacia Gokú sobre esa extraña nube voladora, a lo que sus compañeros lo siguieron -¿Qué hace exactamente esta cosa Arthur?-.

Arthur: Inhibe su flujo de magia demoníaca hasta cierto punto en que los sectores cerebrales que requerían de ese flujo lo adentraron en un estado de inconsciencia temporal- Informó sólo para ver como el yokai lo observaba con cara de "simio no hablar idioma mucho IQ", por lo que suspiró y corrigió sus dichos -Él dormirá al igual que su poder mágico, talvez durante un día o dos y así quizás pueda controlar su poder de la destrucción-.

Entretanto ellos hablaban, la nekoshou se sentía muy triste por el estado en que Gokú se hallaba por culpa suya; su estado físico previo a estallar era mucho más grave de lo que ella se había dado cuenta.

Bikou: ...Por tu cara me imagino que te sientes culpable ¿no?- Dijo al ver lo inusualmente callada que la pelinegra estaba; Arthur del mismo modo lo notó -El chico éste quería pelear y llegar hasta sus límites, no entiendo porque te sientes así-.

Arthur: Bikou tiene razón, él de seguro no te culpa por nada y seguramente querrá volver a pelear contigo. Ya hemos conocido a alguien con ese perfil- Habló con una sonrisa que aunque diminuta, era poco usual ver ese gesto de su parte, talvez por rememorar el momento en que conoció a quien era el capitán de su grupo.

Al Arthur no poder desbloquear todo el poder de Caliburn, su familia lo despojó de su título como "el elegido" por el rey Arturo, provocando una clara tensión y distanciamiento de él con los otros nobles, a excepción de su hermana menor claro está.

Una deidad profana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora