Paapy

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Advertencia:ninguno de los animes o imágenes me pertenecen:créditos a sus correspondientes creadores.

Capital de Lilith...

Ambos llegaron, madre e hijo habían arribado de vuelta tras esa excursión en una de las ruinas más antiguas del inframundo, quedando ambos frente a las puertas del castillo.

Millicas: ¿Mmm?, mamá, ¿te encuentras bien?- Preguntó el pelirrojo menor a su progenitora, quien desde su viaje de vuelta ha estado con un rostro más impasible de lo normal, cosa que terminó por llamar la atención de su hijo.

Ella no dio respuesta inmediata, pero tras ser jalada un poco de su vestido, volteó con un poco de alelo a su hijo y le dio una sonrisa para tranquilizarlo.

Grayfia: Sí, estoy bien, sólo que me preocupaste mucho. Y hablando de eso, '¿Qué fue lo primero que te dije antes de ir allí?'- El pequeño palideció enseguida al oír el cambio de tono en su aterradora mamá, quien lo veía con ojos espeluznantes a su parecer -'Te dije que no te fueras por ahí como si nada y me desobedeciste'-.

Millicas: (😨Hiihhi) ¡Lo-lo siento mu-mucho mami, no volverá a pasar lo juro! -- Exclamó temblando de miedo e hizo una reverencia hacia su madre, quien sólo suspiró.

Grayfia: Está bien hijo, pero lo que hiciste no estuvo bien. Pudiste salir herido- Dijo tocando a distancia a Millicas con su índice, en forma de corrección por sus actos, a lo que Millicas asintió.

Millicas: Lo sé mamá, no lo volveré a hacer pero ahora tengo hambre. ¿Puedo invitar a mis amigos para tomar el té?- Pidió con efervescencia y poniendo unos ojitos tiernos a su madre, quien rio tras su mano por la actitud de su hijo menor.

Grayfia: Claro, sólo no molesten a tus abuelos o a tu tía- Dijo con sus manos estiradas y unidas sobre sí a la altura de la parte baja de su abdomen, viendo serena como su hijo daba unos saltitos de alegría y se iba velozmente a preparar todo -¡Sin correr muchachito!-.

...

De repente se quedó totalmente en silencio y sola en el pasillo principal, pensando en ir con su marido y contarle en persona sobre su viaje, pero decidió tomarse al fin un descanso y marchó hacia la habitación que compartía con Sirzechs.

Una vez que llegó refiinada y con paciencia a la puerta, entró y caminó hasta su cama matrimonial para dejarse caer como un costal de papas, quitándose los zapatos y quedando boca arriba.

Grayfia: Ese muchacho... ¿quién era?. No pude sentir en él ningún tipo de energía al principio, pero cuando desapareció...- Se dijo a sí misma y cerrando sus ojos, tratando de recordar bien la poca apariencia que vio de ese niño, a su vez recordaba que, cuando él y esa portadora de senjutsu escaparon, sintió una mínima similitud entre la vibra que emitía con su línea de sangre, los Lucifuge.

Ellos también eran demonios puros, aunque eran una excepción con las 72 casas originales. Crecieron siempre apegados a la familia real, los Lucifer, por lo que siempre dieron su lealtad a ellos.

Por esa razón, Grayfia pertenecía anteriormente al bando de los Maous originales, quienes deseaban vilmente continuar con la Gran Guerra contra los ángeles y los caídos.

Sirzechs Gremory, junto a los otros denominados "Super-Demonios", quienes eran demonios prodigios nacidos con gran poder entre los clanes principales que se oponían a reiniciar un nuevo conflicto; formaron el bando "Anti-Maou", por lo que el hijo pródigo de los Gremory y la hija pródiga de los Lucifuge eran enemigos al inicio.

Cuando se enamoraron, casaron y dieron camino a nueva generación del inframundo, Grayfia tuvo que dejar atrás a su clan y a su familia, donde se encontraba su hermano menor. Sí, si tan sólo supiera lo muy parecido que era su historia con la situación actual de su primer hijo.

Una deidad profana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora