CAPÍTULO 9: Observados

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Mientras Einar y Robin jugaban con la PlayStation, yo trataba de centrarme en la lectura de la novela de Jane Austen que me había dejado Aless para que despejara mi mente. A pesar del escándalo que armaban los chicos en el salón, el ambiente era relajado y agradable.

—¿Estás bien?— una voz me sobresaltó. Robin me miró con tristeza. —Lo siento, no quería asustarte. Puedo irme si aún te incomoda tenerme cerca.

—No, no pasa nada, Robin. Puedes quedarte sin problemas. Estaba distraída y me sorprendió que alguien me hablara—le dediqué una sonrisa tranquilizadora.

Es cierto que al principio lo evitaba el mayor tiempo posible, pero a medida que conocía más a mis nuevos compañeros, más comprendía que la sed de sangre era muy difícil de controlar para un joven como Robin y que podía haber acabado mucho peor. Poco a poco dejé de verlo como una bestia sedienta y ahora podía hablar y jugar con él a la PlayStation.

Robin suspiró aliviado y se sentó a mi lado. Volvió a repetir la pregunta. Me tomé unos segundos para responder.

—No lo sé. Han pasado muchas cosas y aún no logro procesarlo todo. Tengo mil preguntas y ninguna respuesta y eso me está volviendo loca.

—Pues ya va siendo hora de buscar respuestas, ¿no crees?— Robin me animó a lanzarle preguntas.

—Creo que el otro día utilicé mis pod...—dejé la frase a medias porque sentí una extraña presencia. Algo en el ambiente me hizo estar en alerta como cuando una presa se siente observada por su depredador que permanece oculto entre las sombras.

Me acerqué a la ventana. Estaba muy oscuro y apenas podía ver el exterior. Pero una cosa tenía clara, alguien nos estaba espiando. Einar se incorporó y también observó por la ventana. Luego intercambiamos una mirada.

—Vaya, me tienes impresionado. No eres tan inútil después de todo —sonrió burlonamente. —Has sentido esto, ¿verdad?

—Sí. Supongo que mis habilidades se están desarrollando.

—¿Qué sentiste?

—Que había alguien observando y tengo la sensación de que estamos en peligro.

Einar se volvió hacia Robin. El chico nos miraba con preocupación. Tras sopesarlo unos segundos, se atrevió a hablar.

—Siento un rastro humano desconocido. Y hay algo más...—ante la dura mirada de Einar, el joven guardó silencio.

—Bien, esto es lo que haremos—dijo Einar. —Robin y yo daremos un rodeo por la zona para ver si damos con la sabandija que nos espiaba. Bianca, necesito que localices a los demás y que vengan cuanto antes. Diles que estamos en peligro.

Los chicos se marcharon a inspeccionar la zona y yo aceleré con la silla de ruedas y fui hasta mi habitación en busca del móvil. Tenía un mensaje de Circe y otro de un número desconocido. Decidí leerlos más tarde, ahora la prioridad era llamar a todos. Azael y Alessandro afirmaron que ya estaban en camino. Kiram tenía el móvil apagado y era imposible localizarlo. Solo me quedaba una persona.

Antes de que pudiera marcar, Dimitri me estaba llamando. Respondí al momento.

—Me pillas a punto de llamarte...tenemos telepatía—una risa sonó al otro lado.

—Ventajas del vínculo. Te llamaba para decirte que no comas todavía, voy a traerte cena. Y no, no te voy a decir lo que es.

—Dimitri, agradezco mucho el detalle, pero ¿podrías traer la cena otro día? Ahora no es un buen momento...

—Bianca, te noto inquieta, ¿qué ha pasado? — su voz denotaba preocupación.

—Te necesitamos aquí cuanto antes. Estamos en peligro.

1# El hilo invisible © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora