CAPÍTULO 2: Un despertar agridulce

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Poco a poco voy emergiendo del oscuro abismo en el que me encuentro. Siento un dolor que me recorre todo el cuerpo y palpitaciones en la cabeza. Un agradable calor me cubre por completo y presiento que estoy tumbada sobre algo cómodo. Trato de abrir los ojos para enfrentarme a la realidad.

Los rayos de sol que penetran de entre las oscuras cortinas me permiten confirmar que estoy acostada en una cama y tapada con una manta. Me incorporo un poco para ver mejor la estancia que me rodea. El simple hecho de moverme hace que me dé un mareo y cierro los ojos un momento para recomponerme. Vuelvo a abrir los ojos y veo que me encuentro en un dormitorio elegante y con mobiliario sencillo. Mi silla de ruedas está al lado de la cama por lo que aprovecho para destaparme y pasarme a la silla. Miro hacia abajo y me percato de que tengo la ropa manchada de sangre. Instintivamente me toco la cabeza y descubro un vendaje. Intento recordar qué pudo haber pasado, pero hay una laguna muy grande en mi mente. Sólo recordaba haber ido a una entrevista de trabajo.

Un silencio absoluto reina en el lugar, silencio que se interrumpe por mis incesantes pensamientos. «Si quieres averiguar qué pasó, vas a tener que cruzar esa puerta, estúpida», pensé mientras me iba acercando a la salida. El sonido de un móvil me frenó. Barrí con la mirada el lugar hasta hallar en la mesilla de noche mis pertenencias. Cogí mi bolso y rebusqué el móvil, tenía un correo electrónico. Lo abrí:

Asunto: Puesto de Asesor jurídico en el grupo Eternity.

De: recursoshumanos@Eternity.com

Para: bianca.morello

Estimada Srta. Morello,

Nos complace comunicarle que ha sido seleccionada para ocupar el puesto de asesor jurídico en nuestra compañía. Para más información, le rogamos que contacte con el Sr. Ivanov al siguiente número de teléfono y correo electrónico que le indicamos.

Un cordial saludo,

Departamento de Recursos Humanos.

Una inmensa alegría me embargó, por fin había conseguido un trabajo aceptable. Ya no tendría que preocuparme demasiado por llegar a fin de mes y si conseguía ascender, podría permitirme pagar a un asistente personal que me ayudara y así podría evitar ser una carga para los demás.

Ya que estaba con el móvil, aproveché para llamar a mi mejor amiga Circe para darle la buena noticia. Tras indicarme que el número estaba apagado o fuera de cobertura, desistí.

Volví a encararme a la puerta y esta vez la abrí con determinación. Un largo pasillo se cernía a los lados con numerosas puertas. Las paredes, cubiertas con celosías de madera y papel pintado con motivos florales, estaban adornadas con cuadros que retrataban escenas de épocas pasadas y decoraciones antiguas. Daba la impresión de que el tiempo se había detenido en esos pasillos y que no habían sido corrompidos por las modernidades del siglo XXI.

Mientras recorría el pasillo entero, me fijé en que habían dos baños y que las demás puertas tenían un cartel con un nombre, posiblemente de la persona que habitaba en la habitación. A los lados de la habitación de donde salí, estaban los nombres de Alessandro y Einar. A un extremo del pasillo estaban las habitaciones de Azael, Kiram y otra habitación. Luego estaba la de Robin. Me aventuré hacia el final del pasillo, al otro lado, donde había una puerta más alejada de las demás. El nombre que leí me dejó helada. Dimitri...

Un nombre inofensivo, pero a la vez, muy peligroso. Ese nombre me provocaba mil sensaciones diferentes y contradictorias. De pronto, algunos recuerdos volvieron a mí como flashbacks, llenando parte de la inmensa laguna mental que tenía. Recordé unas manos enguantadas acariciando mis mejillas con delicadeza. Recordé unos ojos rojos que me miraban con desesperación y unos colmillos largos, un dolor punzante en la cabeza y un callejón oscuro sin salida. Luego, oscuridad absoluta. Unos fuertes brazos que me levantaban y me protegían del peligro. Mi piel se erizó al recordar el agradable calor que desprendían esos brazos protectores. Finalmente, una voz sosegada que me susurraba al oído: «Tranquila, confía en mí, yo te protegeré».

1# El hilo invisible © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora