Primer enfrentamiento

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La reunión estaba durando mucho más tiempo del que hubiera deseado. Cada dos por tres miraba inconscientemente el reloj de la pared, quería volver lo más pronto posible a la residencia de Minhyun por si ella aparecía, pero algo en su interior le decía que eso no iba a suceder. La melodía de Mina sonaba tan... claustrofóbica. Pero ¿Por qué tenía esa sensación? Nadie más podría haberle dejado la cinta...

— ¿Qué opinas?

— ¿Qué? – la pelinegra no había sido capaz de prestar atención.

Su interlocutor la miró con gesto cansado, le incomodaba que ni siquiera se molestara en disimular.

— ¿Vas a colaborar o no? Recuerda que es una orden del jefe.

— Estoy haciéndolo – no era del todo cierto pero estaba tan molesta por estar allí perdiendo el tiempo que necesitaba descargarse con alguien, y ese era un pulso que no podía evitar.

— Pues tu actitud no lo demuestra.

— Eso ya lo harán mis acciones.

Ambos se mantuvieron la mirada sin ánimo de ceder, la tensión quedaba patente. El resto de los presentes no eran capaces de interrumpir el momento, simplemente los observaban en silencio.

— Más te vale, te juegas mucho en esto.

— Sé perfectamente lo que me juego – apretó los dientes.

La habían amenazado con que si no colaboraba matarían a Minhyun, y estaba convencida de que al muchacho le habrían dicho lo mismo de ella. Así funcionaba la mafia. No podías atar raíces ni desarrollar sentimientos porque implicaban vulnerabilidad. Tener amigos era un punto débil. Estaban en un mundo en el que la confianza era la peor de las armas, no podías darle tu confianza a nadie ciegamente y en cambio tampoco podías no confiar en nadie, pues solo no llegabas a ningún lado. Tenías que confiar lo suficiente como para ser capaz de darte la vuelta y desconfiar para estar preparado en el caso de que alguien intentara apuñalarte por la espalda. Estar alerta no era suficiente, había que estar preparado para contratacar siempre. Siempre tenías que tener un plan alternativo bajo la manga, y debías tratar de conocer al máximo posible lo que tus compañeros trataban de ocultar bajos sus respectivas máscaras. En un mundo en el que todos mienten sobre su pasado sólo sobreviven aquellos que son capaces de ver más allá de las personas y descifran sus códigos. A Nayeon no se le daba mal ese juego de falsas apariencias, en un principio fue la burla de todos en la mafia por el simple hecho de ser mujer, pero les demostró su valía, que a pesar de parecer alguien delicada ella era alguien realmente ágil, calculadora, que sabía cuándo y dónde atacar al encontrar el punto débil de su rival. Así que dentro del bando se ganó a sus compañeros y todos la tenían por una compañera con la que podían irse de jarras y permitirse bajar la guardia, alguien eficaz que no preguntaba, solo actuaba. Y obviamente, su fama de rompecorazones incorregible le hacía congeniar más con ellos. Pero estaban equivocados. Al no ver la amenaza que ella representaba se habían quitado el disfraz sin darse cuenta, y la habían dejado que los conociera... Y respecto a la imagen que tenían de ella, habían sido tan superficiales que no habían arañado más que la primera de sus capas, cuando ella era un ser tridimensional. Sí, se había entregado a muchas mujeres y hombres, pero siempre lo hizo dándolo todo de sí misma, nunca fue una simple actividad física ni ningún capricho. Había amado a todos y cada uno de ellos en el momento en el que lo hizo, durante media hora, un par de días o el tiempo que fuera. La duración no quitaba la veracidad de su implicación. Pero ahora todo había cambiado, Mina la había cambiado. Con ella había añadido una nueva capa que hasta entonces desconocía. Había encontrado a alguien que también leía su alma, alguien con quien congeniaba hasta en el silencio y que hacía que el resto de sus relaciones parecieran simples pasatiempos. Tenía que admitirlo, la concepción del amor de los mortales no bastaba para englobar el significado de lo que suponía amar a Mina, era algo que ni el universo podía medir. Lo más curioso es que ni siquiera sabía cómo había llegado a esa situación, no tenía ni idea de cómo esa chica de cabellos rojizos había conseguido adentrarse tan dentro de ella que la sentía parte de su ser, no sabía cómo podría sentirse completa nunca más ahora que había conocido lo que era tenerla en su vida. Quizás esa era la clave, no había palabras ni razonamientos que pudieran explicar cómo, cuándo ni cuánto, pero ahí estaba, y eso lo hacía más mágico y poderoso. Mostró una sonrisa torcida a su interlocutor. Sería mejor que se mostrara más activa, al fin y al cabo le convenía quedarse con ellos si quería encontrarla antes de que lo hicieran ellos, y su instinto le decía que debía darse prisa, no estaba a salvo. Él no debía enterarse de que sus amenazas le daban igual porque ella sólo era capaz de pensar en Mina. Tenía que jugar si quería tener posibilidades de ganar.

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora