Manteniendo distancia

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No había vuelto a tocar el libro desde que lo había tirado, aunque ganas no le habían faltado, no tenía otra cosa que hacer... pero no, se lo había dado ella, y aceptar ese libro significaría volver a aceptarla, y no podía permitirlo.

¿Qué hora sería? Tenía la sensación de que habían pasado varias horas desde que le habían traído el desayuno. De hecho volvía a tener algo de hambre. Pero era imposible, aún no le habían interrogado.

"Qué raro... No puede ser. Él siempre viene por las mañanas." Pensó.

Se abrió la puerta. Ya estaba tardando.

Se sorprendió. No era el rubio. Era Mina. Por un momento quiso pensar que le traería la comida pero no portaba ninguna bandeja.

"¿Va a ser ella quien me interrogue de ahora en adelante?"

La miró dubitativa, pero ésta no le hizo ningún gesto para que se levantara.

Mina se dirigió hacia ella. Parecía dudar. Se dio cuenta de que el libro que le había dejado por la noche estaba medio abierto con las hojas arrugadas cerca de una pared... La pelinegra debió estamparlo contra ella.

Le examinó los golpes y revisó su movilidad. Podía notar como su propia respiración era demasiado ruidosa para aquel silencio. No aguantaba estar así.

El sonido de las tripas de la pelinegra se hicieron notar.

— ¿Quieres que te traiga ya la comida? – Mina empleó un tono amable.

Nayeon no dijo nada.

La pelirroja bajó la mirada apenada. Fue a buscar la bandeja y la dejó en el suelo, delante de Nayeon.

— Vendré luego a retirártela.

No aguantaba ahí dentro, no en esa situación. No podía con ella. Cerró la puerta y se sentó apoyando su espalda en ella. Quería sentirse cerca de Nayeon pero no soportaba ver como ella la odiaba.

Nayeon cogió la bandeja y se puso a comer. Lo hizo precipitadamente, casi con ansia. Era su manera de distraer el cerebro. Se arrepintió cuando vio que había terminado demasiado pronto. Su mirada se desvió hacia el libro. Se levantó por él y se sentó apoyándose en la puerta. No podía pensar en otra cosa que no fuese ella. Comenzó a leerlo.

Sin saberlo ambas estaban espalda contra espalda, pero separadas por una puerta de frío hierro. El mismo hierro que también las separaba emocionalmente.

👥👥

— Somin me ha contado que Mina e Im parecen llevarse bien, ¿Es eso cierto?

— No se preocupe, jefe, ya lo he solucionado – Matthew se sintió orgulloso de su trabajo. Seguro que el jefe no se esperaba que se hubiese encargado de ese problemita por su propia cuenta.

— ¡¿Qué has hecho QUÉ?!

Esa no era la reacción que esperaba ¿Por qué estaba tan enojado?

— S-señor yo... pensé que no era bueno que... bueno que confraternizara con la prisionera y...

— ¿Qué has hecho, Matthew? – el tono del jefe fue duro e inquisidor.

— Le pedí a Mina que participara en el último interrogatorio – las últimas palabras fueron casi inaudibles.

La bronca que vino después fue monumental. Matthew no entendía nada, solo era consciente de que la había cagado y mucho.

Fue consciente de su error al salir del despacho ¿Cómo iba a imaginarse que querría utilizar a Mina? Y ahora no podía arreglarlo, el jefe le había ordenado que se abstuviese a participar de manera directa en los próximos días. De hecho le prohibió visitar el almacén, e incluso le sugirió que se mantuviera apartado del propio cuartel. Mierda, él, el mejor gánster de shinobu, lo estaba perdiendo todo por culpa de dos mujeres. Y lo peor era que para salir de ese lio no le iba a quedar más remedio que confiar en otra mujer. La tercera en discordia.

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora