Cambio de planes

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— ¿Sigue desaparecido?

— Sí, señor, pero traigo buenas noticias. La mujer castaña del almacén se presentó ayer en el cuartel shinobu. Nuestros hombres la siguieron hasta dar con su hogar, donde pasó el resto del día.

— ¿Crees que podrían ocultar a Nayeon allí?

— No lo sé, señor – Minhyun estaba seguro de que no, pero no quería enfadar al jefe - pero podríamos...

— Indagar allí – le interrumpió - sí, me parece bien. La próxima vez que esa castaña vuelva a ausentarse quiero que entren.

                                          👥👥

— Mmm, sólo un poco más... - fue un gruñido en tono de súplica.

— Nada de eso – Matthew seguía insistiendo para que Somin saliera de la cama.

Somin se dio cuenta de su seriedad. Decidió que era mejor no discutir, y para intentar ablandarlo le fue a dar un beso suave en la mejilla pero el rubio se apartó.

— Ya habrá tiempo para eso más tarde, ahora tienes trabajo que hacer.

— ¿A qué viene tanta prisa? Solo son las 8 – Somin empezaba a mosquearse.

Matthew procuró calmarse, no podía cometer errores y descontrolar sus impulsos.

- Es solo que quiero que te quites el trabajo del medio cuanto antes para poder tener el resto del día para nosotros, cariño.

Sus palabras parecieron ablandar a la castaña, quien nuevamente le fue a dar un beso. Esta vez no se apartó. La vio caminar hacia la ducha de forma coqueta... Esa chica podía ser un verdadero dolor de cabeza. Menos mal que al menos era una fiera en la cama... Suspiró. Sería mejor que le preparara el desayuno si quería que se fuera lo más pronto al almacén.

Una hora después Somin salía por la puerta del apartamento. No se percató de que dos hombres la observaban fijamente desde un coche cercano.

— Por fin algo de acción...

                                      👥👥

Era irónico que siguieran durmiendo en aquel pequeño cuarto cuando tenían la habitación temporal de Mina a tan solo unos metros con una confortable cama, pero ellas se sentían a gusto en la habitación. Tan solo salían de allí para ir al baño o a la cocina, pero esto lo hacían en momentos puntuales, el resto del tiempo lo pasaban entre esas cuatro paredes. Al fin y al cabo ese cuarto había sido cómplice de toda su relación.

Un ruido incesante la despertó. Maldito teléfono... No tenía ganas de salir de la calidez de aquel colchón pero sabía que tenía que contestar. Con gran pesar se levantó y cogió la llave para salir. Cuando estuvo a punto de hacerlo se dio cuenta de que sería la segunda vez que hablaría desnuda con su jefe... Se puso la parte de abajo de su ropa interior, eso sería suficiente para controlar las jugarretas de su mente sucia. Antes de salir le echó una última mirada a la pelinegra...Qué envidia, dormía tan plácidamente ajena al insoportable sonido del aparato, y encima estaba tan adorable... ¡El teléfono! Tenía que ir a contestar antes de que colgaran.

Corrió al salón todo lo deprisa que pudo, pero una vez que llegó allí se quedó totalmente petrificada. Somin descolgó el teléfono y se lo lanzó.

                                     👥👥

Tenían que darse prisa, no sabían cuánto tiempo tenían antes de que llegase la castaña. Abrieron sin forzar la cerradura, no podían dejar señales de su visita. Este proceso les hacía tardar un poco más pero merecía la pena si querían seguir controlando a su nuevo objetivo sin levantar sospechas.

Entraron.

Era raro, algo interrumpía el silencio. Se adentraron un poco más, las persianas estaban bajadas, reinaba la oscuridad... Caminaron sigilosamente hasta llegar a una puerta por la que sobresalía una pequeña rendija de luz. El baño. En su interior sonaba la ducha. Había alguien más, tenían que cambiar de plan.

La adrenalina pudo con ellos, atacarían. No podían dejar pasar la oportunidad de pillar a alguien con tan pocas oportunidades de defenderse, les podría proporcionar información útil acerca del paradero de Nayeon. Sí, no había duda, tenían que hacerlo.

Le hizo un gesto de silencio a su compañero, y se colocaron en posición para derribar la puerta. El susto y la sorpresa eran factores clave.

¡KRACK! De una patada tumbaron la puerta. Entraron los dos apuntando hacia la bañera. Las cortinas no les dejaban visualizar quién se encontraba en su interior, pero no se movía en absoluto.

- Parece que se ha paralizado por el miedo... - sonrío maliciosamente. Le encantaba sentir el poder de generar pánico.

Fue caminando confiado hasta la bañera para desplegar la cortina mientras su compañero lo cubría, apuntando directamente a la bañera. Corrió la cortina para encontrarse con... ¿Nada? El agua salía pero no había nadi...

- ¡Sorpreeeesa!

Una voz musical seguida de un fuerte golpe le hizo girarse para encontrarse con su compañero inconsciente y un hombre semidesnudo apuntándole con un revólver. El rubio, el maldito rubio.

- Ahora tira el arma y pásamela de una patada.

Le hizo caso. Matthew se agachó para recoger la pistola y desarmar a su compañero caído. Pero cometió el error de retirar la mirada durante un segundo del hombre al que acababa de desarmar, un solo segundo que permitió que éste saltase sobre él haciendo que las tres pistolas cayeran al suelo. La pelea estaba a punto de comenzar y las armas serían sus puños.

Matthew le propinó un fuerte golpe en la mandíbula, y ésta crujió bajo su puño aunque también significó un daño colateral para sus nudillos. A pesar del puñetazo su adversario parecía no rendirse y comenzó a ver golpes por todos lados. Matthew pudo ver en su mirada un sentimiento que conocía bien, él también lo tenía en sus ojos. Experimentó satisfacción ante el reto.

Una patada le hizo chocar contra la mesa, de donde cogió un jarrón y lo rompió en la cabeza de aquel hombre. Aprovechó que éste se llevó las manos a la cabeza para asestarle una serie de golpes precisos en el estómago. Estaba disfrutando tanto del momento que no se percató de que su rival se había aliado con una grapadora con la que le atacó, grapándole en la piel. Pero Matthew no sintió dolor. Lo único que sentía era el éxtasis de la lucha. Estaba fuera de control. Su adversario comenzó a sentir pánico al ver que el rubio no reaccionaba, y el miedo le paralizó los reflejos. Estaba en clara desventaja.

No tardó mucho más en tumbarlo en el suelo, pero aún no estaba saciado. Los golpes prosiguieron a pesar de que su enemigo ya no se molestaba en defenderse. Una vez que vació toda su furia se detuvo, y poco a poco fue controlando su agitada respiración viendo la escena en la que se encontraba. Tendría que limpiar antes de que volviese Somin, la casa estaba hecha un asco.

­                                     👥👥

Tragó saliva antes de contestar al aparato. Somin la miraba burlonamente desde el sillón.

- ¿Diga?

- ¿Por qué has tardado tanto? – la voz de su jefe sonaba impaciente al otro lado de la línea.

- Lo siento, señor, estaba en el baño – mintió esperando que Somin también lo creyera.

- La próxima vez date más prisa.

- Lo har..

- Ahora a lo importante –no quería perder más tiempo- ¿Cómo va la cosa con Im?

- Sigue igual, no he podido acercarme mucho - se puso nerviosa al sentir la mirada inquisitiva de la castaña ¿es que esa arpía no podía entender lo que era la intimidad? – ya sabe, en esta situación es más difícil, soy quien la retiene y...

- En ese caso conviértete en quien la libere.

- ¿Qué?

- Que le ayudes a escapar, Myoui – el jefe estaba molesto, ¿por qué estaba tan espesa? Normalmente era una muchacha perspicaz que entendía el subtexto de las frases.

- Pero ¿cóm..

- Como sea. Antes de que termine la semana quiero que lo hayas hecho. A partir de ahora te llamaré al móvil, así que llévalo contigo hasta en el baño –Y sin más colgó, dejando a Mina bastante aturdida.

Se acercó a la mesilla con cuidado y dejo el auricular. Somin mantenía esa estúpida mirada socarrona.

- Así que estabas en el baño, ¿eh?

- Sí – no tuvo ni que esforzarse para lograr un tono glacial.

- Claro – era evidente que no se lo había creído – tápate al menos – le pasó una sudadera que había en la mesa.

Mina se puso la sudadera, era bastante ancha por lo que le tapaba bien, aunque le molestaba tener que 'obedecer' a Somin, aun siendo una cosa insignificante como esa. Hubiese preferido quedarse semidesnuda con tal de llevarle la contraria, pero tampoco le resultaba cómoda esa posición.

- ¿Qué haces aquí? – su tono seguía siendo cortante.

- Ver cómo te desenvuelves con Im...A juzgar por tu aspecto se ve que bastante bien.

- No tienes ni idea.

- Por supuesto que no, por eso estoy aquí. Quiero que tú me lo digas.

- ¿Que te diga qué?

- Lo que te ha ordenado el jefe en esa conversación.

- Eso no es de tu incumbencia.

- Oh, ya lo creo que sí, Myoui– el tono de gozo alertó a la pelirroja – es de mi incumbencia porque puedo ir yo misma a preguntárselo después de decirle que eres una perra que le miente descaradamente y que no ha tardado ni dos días en tirarse a la prisionera. Dime, ¿Lo haces por la misión o porque te pone cachonda?

Mina la miró con odio. A Somin le resultó gracioso dejarla sin palabras.

- No te preocupes, no hace falta que contestes. Sé que vas a ayudarla a escapar – hizo un gesto de comillas con los dedos - Para tu desgracia soy la encargada de vigilar que no te pase nada malo, así que siento decirte que no hay nada que puedas hacer sin que yo lo sepa. Que tengas un buen día, pequeña zorra.

Somin salió del almacén entre risas. Había sido un momento glorioso, épico, digno de una buena celebración. Por fin tenía a Mina donde ella quería. Esto iba a ser divertido...

En cambio Mina se había quedado completamente petrificada, la cosa estaba empeorando.

Volvió al cuarto aun con las pulsaciones aceleradas por el sentimiento de que estaba perdiendo el control que tenía, pero ver a Nayeon durmiendo logró calmar sus latidos. Se metió en el colchón y la abrazó por detrás, necesitaba sentirla. Se abrazó tan fuerte que despertó a la pelinegra.

- Mmm – Nayeon abrió un ojo y se giró hacia Mina – ¿Tienes frío?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Porque estás vestida...Y que yo recuerde anoche te dejé bien descubierta...

Mina sonrió, definitivamente era su calmante más eficaz.

- Tuve una llamada de mi jefe y una visita molesta...

- ¿Por mí? – la pelinegra aún seguía con un tono perezoso, era evidente que su cuerpo se seguía debatiendo entre dormir un poco más o no.

Asintió.

- ¿Puedo saber qué quieren de mí? – Esta vez ya se activó. Nayeon quería confirmar sus sospechas sobre el hombre de su recuerdo. Tenía la corazonada de que sería por él, pero quería poder afirmarlo de una vez.

- ¿No lo sabes? – Mina parecía incrédula.

- Pues no... ¿Lo sabes tú?

- Tampoco...

- Vaya, debe ser algo importante – la pelirroja le miró extrañada – lo digo por el secretismo, el rubio bestia tampoco parecía saberlo.

Ahora sí que le había sorprendido.

- ¿Estás segura? El rubio siempre sabe todo.

- ¿Por qué te refieres a él como el rubio? – Nayeon parecía divertida, esa pregunta distrajo su atención - ¿por qué no lo llamas por su nombre?

Mina pareció avergonzarse un poco, y le respondió con una voz casi inaudible.

- Porque no lo sé...

- ¿En serio?

- De verdad, nunca lo recuerdo.

- ¿Tampoco recuerdas el mío? – la pelinegra se hizo la ofendida.

Le encantó su carita de enfado fingido.

- Pues claro que no lo recuerdo... - el rostro de la pelinegra cambió, ahora parecía alucinar de verdad, Mina disfrutó de su intento por ocultarlo– No pongas esa cara, Nayeon – la recién nombrada se relajó, era solo una broma... - Im Nayeon.

- Sabes, es la primera vez que pronuncias mi nombre, Mina.

Mina no fue capaz de reprimir una sonrisa hechizada. También era la primera vez que escuchaba su nombre de los labios de Nayeon.

No quiso desperdiciar el momento y aprovechó que la pelinegra había olvidado completamente el tema anterior para que no volviese a resurgir. No quería que Nayeon le contara sus sospechas ni le diera pistas de lo que podían estar buscando. No quería saberlo, y la mejor forma de entretener a Nayeon para que no le diera más vueltas a eso era distrayéndola.

- ¿Me lees un rato?

- ¿Por qué no lees tú esta vez? Llevo leyendo en voz alta casi medio libro, y tu voz es cautivadora...

Mina esbozó una risita coqueta.

- Pues porque yo voy a pagarte MUY bien los servicios prestados – el tono seductor que empleó no dejaba ninguna duda.

Nayeon se puso completamente roja ante el comentario de Mina, pero sin decir nada más cogió el libro y empezó a leer. La pelirroja siempre se salía con la suya.

                                       👥👥

Dejó el piso como nuevo. Bueno, más o menos. Había limpiado la casa en tiempo récord, aunque se había visto obligado a sustituir determinados objetos con la esperanza de que la castaña no se diese cuenta. Al menos no de primeras.

Se deshizo de los cuerpos en un solar donde quemaban neumáticos, y se puso en marcha rumbo al cuartel. Tenía que saber que era tan importante como para intentar atacarle, y estaba claro que su jefe le ocultaba algo.

Al llegar irrumpió en el despacho haciendo caso omiso de la estúpida secretaria. Esta vez no iba a salir sin respuestas.

El jefe le miró sin cambiar su expresión. Estaba claro que él mismo sabía que en algún momento esto tenía que pasar. Despachó a la secretaria en cuestión de segundos y le pidió que se sentará.

- Cuéntame qué te sucede - el jefe usó su tono más galante, lo que desquició más aún a Matthew.

- Déjate de cortesías – era la primera vez que Matthew lo tuteaba – y dime la puta verdad de una vez, ¿por qué es tan importante esa chica? ¡¿Qué oculta?!

- Tranquilízate, Matthew.

- ¡Y una mierda me voy a tranquilizar! ¿Te crees que no me he dado cuenta de que me has estado mintiendo desde el principio? ¿Cómo esperas que interrogue a alguien si ni siquiera sé lo que le debo preguntar?

- Sabes lo suficiente.

- Oh, claro, preguntarle todo el rato quiénes hacen negocios con ellos es saber lo suficiente. Ni ella tiene ni idea de por dónde va esa pregunta.

- Entiendo tu malestar, e incluso comprendo que tal vez ese no fue el método adecuado pero...

- Ni peros ni leches, quiero la verdad, y la quiero YA.

El jefe suspiró. Al fin y al cabo Matthew había sido siempre su mejor gánster, al menos desde que perdió a Jackson.

Le contó con detalles cómo se dio paso a la firma de la tregua con los yakuza. Matthew pareció impacientarse al no encontrar importancia en ese detalle, pero el jefe le obligó a calmarse si quería saberlo todo, y le aseguró que la tregua era un hecho importante, pues fue en estado de tregua cuando los yakuza jugaron sucio y le robaron a Jackson. Le contó que nunca se dieron cuenta de su traición hasta que era demasiado tarde, y cuando fueron a enfrentarlo los yakuza lo solucionaron dejando su supuesto cadáver como si hubiese sido víctima de un accidente, pero no se lo creyó. El cuerpo estaba tan destrozado que había quedado irreconocible, y los médicos nunca pudieron asegurar la causa de su muerte. No había una confirmación segura, lo que significaba que los yakuza les estaban mintiendo, Jackson tenía que seguir con vida. Pese a sus intentos por demostrar sus sospechas nunca pudo demostrar lo contrario, nadie volvió a ver a Jackson... Hasta la noche en la que Nayeon entró en el cuartel yakuza. Un soplón que conocía lo sucedido con Jackson vio como Minhyun despachaba a Nayeon en la calle, y se quedó allí hasta ver salir a alguien que le resultaba enormemente familiar, ¿podía ser Jackson? acudió a contárselo en busca de una buena recompensa. El soplón no pudo confirmarle la identidad de Jackson, si bien tampoco pudo desmentirla. Solo quedaba sacarle la información a Nayeon para que lo desvelase ella. De ser así la tregua se rompería por completo.

Matthew escuchó atento toda la historia, pero seguía sin entender por qué aquello era tan relevante, ¿acaso merecía la pena jugarse el presente por algo que sucedió hacia tantos años?

- ¿Por qué es tan importante saberlo? Ambos sabemos que el mundo de la mafia rebosa de escoria, y tú siendo jefe no deberías sorprenderte. Seguro que has visto casos así constantemente, incluso en tiempos de tregua.

- Tú no lo entiendes.

- Pues claro que no lo entiendo, no tiene sentido mandar a la mierda todo lo que hemos logrado por algo del pasado, ¿qué clase de jefe hace eso?

- Te lo advierto, Matthew, no te atrevas a dudar de mi capacidad para dirigir.

Pese al tono amenazante no fue suficiente para asustar al rubio.

- ¿Y cómo pretendes que no lo haga? Quieres abrir una guerra por una estupidez que ya no tiene importancia, ¿lo oyes? A NADIE le importa ya aquello.

- A mí me importa, y eso es más que suficiente para que obedezcas – el tono del jefe fue más serio y firme que nunca.

- No soy tu títere, no pienso hacer lo que te plazca solo porque estés senil.

- ¡Pues tendrás que hacerlo!

- ¿Y cómo vas a obligarme? Ese tipo fue un maldito traidor más, pasa página de una vez o perderás la batalla, ¡lo perderás todo!

- Yo ya lo perdí todo.

Esta vez sí que había logrado callar al rubio, ¿a qué se debía esa afirmación? La incertidumbre de sus ojos hizo que el jefe retomase la palabra.

- Yo ya lo perdí todo porque el día que me quitaron a Jackson me quitaron a mi hijo.

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora