Más de cuatro palabras

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Nayeon entendió las palabras de Mina al someterse al siguiente interrogatorio, al igual que comprendió el porqué de los dos días de descanso: habían aumentado la intensidad.

Acababan de dejarla tirada en aquel colchón como solían hacer después de cada sesión, pero, a diferencia de otros días, hoy no podía moverse.

No entendía muy bien qué era lo que querían que les cuente. Sus preguntas muchas veces eran inconexas, aleatorias, como si ellos mismos no supiesen por dónde debían indagar. Supuso por ello que, en algún sentido, ellos también estarían perdidos. Eran simples peones buscando una respuesta para su superior. Gran forma más ineficiente de trabajar. ¿Así como esperaban que hablara? Aun así se paró a pensar....si supiera lo que buscaban... ¿hablaría? No, tampoco lo haría. La iban a matar igualmente, al menos así podría frustrarles y demostrar que su defensa sirvió de algo. Aunque por otro lado tampoco le debía ninguna fidelidad al bando de yakuza... todos eran la misma porquería. Se miró las manos. Esas manos manchadas de sangre... ¿a cambio de qué? Nunca ganó nada. Tendría que haberse fugado de yakuza cuando aún podía luchar por su alma, pero no tenía a dónde huir, y nadie podía escapar de la mafia. Se avergonzaba de sí misma por no haberse rebelado cuando era más joven pero ¿acaso tenía más opciones? Una punzada atravesó su conciencia. Sí, claro que las tenía. Fue una idiota por pensar que no. Siempre existían más opciones, y eso es lo que le carcomía. Su único consuelo es que nunca había tenido que matar gente inocente, siempre habían sido asesinos, siempre habían sido gente como ella. Pero era estúpida por consolarse con eso. Ese consuelo no borraba lo que había hecho. No había limpiado el mundo de escoria para dejarlo mejor, solo fue supervivencia...

El sonido de la puerta la devolvió a la realidad. Intentó levantar la mirada para ver quien entraba pero no fue capaz. De todas formas tampoco lo necesitaba, ese aroma era inconfundible.

Sintió una mano acariciando su cabello. Era un momento pausado que aceleraba sus pulsaciones. Esa mano la giró, y la incorporó suavemente, apoyándola en la pared. Ahí estaba ella. Su rostro era inalterable pero sus ojos no. No podría describirlo bien, ¿era preocupación lo que veía en ellos? ¿Por eso le advirtió anoche? ¿No quería que le pegaran más? No, no podía ser, ella tenía que saber que una vez que hablara se desharían de ella. Pero por otro lado... la noche anterior parecía tan vulnerable... después del baño la había dejado nuevamente en el cuarto, y apenas dos minutos después volvió con sábanas limpias. Ella simplemente se había quedado de pie viendo como la pelirroja hacía de aquel cuarto un lugar más habitable, pero ¿por qué? ¿Por qué hizo aquello?

Mina curaba sus golpes. La pelinegra volvía a no hablar, se mostraba abstraída. Quizás fue una ilusa al pensar que después de lo de anoche volvería a hablarle como los primeros días. Aunque no podía reprochárselo, ella no le daba pie a ello... no sabía cómo. Intentó concentrarse en sus magulladuras, no podía implicarse tanto con ella, no era sano.

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— ¿Quieres hacer el favor de dejar de reírte y tomártelo en serio?

La castaña parecía enfadada. Él dudo sobre si seguir bromeando un rato o no, pero la furiosa mirada que recibió le hizo retroceder en su idea. Daba igual lo grande que él pudiera ser a su lado, una mujer enfurecida imponía más que cualquier cosa.

— Cálmate, mujer. Mina solo hace su trabajo, no hay por qué alarmarse – Matthew utilizó el tono más suave que le fue posible. Jamás lo reconocería pero tenía miedo de despertar a la bestia que había en Somin.

— Cómo no, qué raro que tú digas eso.

— ¿De qué hablas?

— De que tú siempre la defiendes.

— Eso...eso no es verdad - ¿Lo era?

— Pues claro que lo es, tú jamás dudas de ella pero ¿sabes qué? Ella jamás lo haría por ti, y lo más triste es que lo haces aun sabiendo la verdad. Te engañas a ti mismo.

— No te atrevas a decir eso – Matthew estaba molesto. Está bien que estuviera enojada pero no tenía ningún derecho a decirle nada de eso.

— ¿Crees que tu tono serio va a achacarme? No soy como tus subordinados. Que van de machitos por la vida y luego son una panda de cobardes.

Matthew la abofeteó.

— No hables así de mi equipo – subrayó todas y cada una de las palabras con cuidado.

Somin se llevó una mano a su mejilla. Había retrocedido un par de pasos pero no se había acobardado. Tarde o temprano él tendría que aceptarlo.

— Algún día me pedirás perdón por esto, y te esteré esperando, sin rencor. Mientras tanto tendré que tomar cartas en el asunto, si tú no me escuchas se lo contaré al jefe directamente. Asear al "invitado" – dijo esa palabra con sorna — Y hacerle el servicio de habitación no es la forma de cuidar a una prisionera.

Matthew no fue capaz de decir nada más. No había sabido controlar su rabia y había pegado a una compañera. Peor. Había abofeteado a quien se había atrevió a decirle la verdad. Él lo sabía pero su corazón no estaba preparado para admitirlo.

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— ¿Alguna novedad?

— No, señor. Ayer estuvimos siguiéndolo todo el rato pero solo hizo trayectos rutinarios, en ningún momento fue a algún sitio sospechoso.

— ¿Y hoy?

— Seguimos con dos hombres vigilándolo, pero hasta mañana no pasarán el informe. Quieren cerciorarse antes de comunicarnos algo.

— Bien. En este asunto debemos ir sobre lo seguro. Todavía podemos evitar el enfrentamiento.

— ¿Entonces ya no habrá guerra, señor? – el consejero parecía ilusionado.

— Si logramos hacernos con Nayeon antes de que hable no será necesario.

— ¿Y qué haremos con ella si la rescatamos?

— Por el bien de todos puede que tengamos que repetir el caso de Jackson – su subordinado asintió, aunque reprimió el gesto al escuchar las siguientes palabras — Pero esta vez de verdad.

— ¿La mataríamos? – esta vez dudó. Im no era muy de su agrado, nunca le había parecido comprometida con la institución, pero ¿matarla después de todo lo que había hecho por ellos? — ¿No podríamos hacer como hicimos en realidad con Jackson?

— No lo creo, ella es... distinta. Lo sabes bien, ella no nos guardaría fidelidad, no podría vivir así.

— Pero señor.... Es de las nuestras... aunque solo sea por su trabajo. El equipo no lo perdonaría, y ella no ha dicho nada ¡Y lleva más de un mes! – quería evitarlo, no podía permitir que empezaran a matarse ellos mismos, no ahora que había una posibilidad de evitar el enfrentamiento con los Shinobu.

— Ya encontraremos una excusa que darles. Podemos decirles que ella habló o cualquier cosa. Ellos siempre nos creerán. Si ella no ha hablado es porque no sabe de qué tiene que hablarles, y debemos encontrarla antes de que lo descubran.

El consejero vacilaba ante las palabras del jefe, pero no le quedó más remedio que asentir y bajar la mirada. Quizás en su debido momento podría intentar hacerle entrar en razón para que le diese una oportunidad a la pelinegra. Quizás podrían otorgarle la libertad que tanto ansiaba.

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Concentrarse en las heridas de Nayeon no había sido buena idea. Cuando la bañó ya la había pasado mal al ver los hematomas de la pelinegra, pero hoy... hoy sintió su dolor. No quería que volviesen a pegarle, pero no sabía qué hacer para evitarlo. Suspiró. Se mentía a sí misma para ocultar su egoísmo. Podía dejarla escapar... pero no quería perderla. No quería quedarse sola.

Somin estaba dando de cenar a la prisionera. Miraba el reloj todo el rato, tenía que darse prisa si quería llegar a tiempo para encontrar al jefe en el cuartel pero aún le quedaba una hora más en aquel sitio. No iba a llegar. Espera ¿Y si la rara hubiese llegado ya? Abrió la puerta y se asomó buscándola con la mirada. Bingo. Allí estaba.

— ¡Mina!

Mina se sobresaltó ligeramente. Somin sonrío, era la primera vez que presenciaba una escena así. Al ver que la pelirroja le miraba decidió hacerle su propuesta, no parecía que la chica fuese a darle pie a ello con palabras.

— ¿Te importaría quedarte con Im?

Mina asintió y se dirigió para el cuarto. Ni siquiera tuvo que darle una explicación. Al final iba a atener ventajas eso de que la chica fuese tan rancia...

Somin le dio las llaves a Mina y cerró la puerta tras de sí. Ella se quedó viendo como Nayeon terminaba de cenar, con el único sonido de los movimientos de la pelinegra.

Una vez que terminó de cenar le cogió la bandeja y abandonó la habitación.

Nayeon no sabía cómo reaccionar ante ella. Aún no había llegado a ninguna conclusión si debía confiar en ella o no, pero qué demonios... le hubiese gustado que estuviera un poco más de tiempo allí con ella, sobre todo hoy que ni siquiera podía ejercitarse para pasar el rato.

Se sorprendió al verla entrar nuevamente por la puerta.

— ¿Puedes andar?

Su voz le hizo perder la suya propia. Solo fue capaz de afirmarle con un gesto.

Nayeon se levantó con esfuerzo. Estuvo a punto de perder el equilibrio pero antes de que eso pasara la pelirroja ya la estaba sujetando sin ningún tipo de esfuerzo. Definitivamente esa chica era mucho más fuerte de lo que aparentaba. Dejó que le colocara su brazo sobre su hombro, y dejó que le ayudara a caminar. Llegaron nuevamente a aquel baño. Por lo visto la sesión de higiene iba a convertirse en una costumbre.

Estaba sentada en un banquillo mientras Mina le secaba el pelo con una toalla. Sintió un pequeño tirón que le hizo soltar un ligero quejido.

— Lo siento – acompañó sus palabras con una suave caricia sobre la zona del tirón.

"Vaya, cuatro palabras sin que yo te haya dicho nada. Todo un récord, señorita misteriosa" sonrió para sí misma. Ya no era tan misteriosa.

— ¿Te llamas Mina, verdad?

Silencio. La pelirroja detuvo sus movimientos durante unos instantes, pero luego prosiguió. Al darse cuenta de esto Nayeon siguió.

— Es un nombre hermoso.

Mina esbozó una sonrisa, aunque la pelinegra no pudo verlo debido a la posición en la que se encontraba.

— Voy a cortarte un poco el cabello, se te ha maltratado demasiado.

No era la respuesta que esperaba pero no le importó. Nayeon dejó que Mina le cortará el cabello. Aunque no hablaran con palabras se comunicaban con acciones.

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— Señor, Somin quiere verlo.

La voz de su secretaria sonó por el interfono.

— Dígale que pase.

El jefe sabía que Somin no era de las que iban sin motivo alguno. Era una mujer voraz y competitiva, pero también astuta. Esto podía ser interesante.

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Últimamente estoy escuchando más Feel Special, ah, es totalmente arte esa canción ♡♡♡

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora