Epilogo.

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Isla Woody, China. 

Había salido a correr por la orilla como lo venía haciendo todas las mañanas desde que residía allí. Le gustaba la sensación del sol bañando sus piernas mientras el agua rodeaba sus pies con cada paso que daba. Quizás esto último le gustaba tanto porque aquel elemento formaba parte de la esencia de Mina, y era una forma más de aferrarse a ella. 

Encajar en aquella isla le resultó mucho más sencillo de lo que se había imaginado. Una casa en la playa, amistades que no guardaban pistolas en sus mesillas, un empleo que le satisfacía y le apasionaba, y una forma de olvidar su pasado y empezar de cero. Aún la acosaban los fantasmas del pasado, pero, al igual que sus heridas, todo había ido cicatrizando. Suspiró. Las cosas serían tan distintas si aquel último día en el almacén el resultado hubiera variado... Nubló su mente para bloquear el recuerdo. A veces se cuestionaba a sí misma si corría para olvidar o para recordar. Se detuvo a estirarse. Fuera como fuera aquello la aliviaba.

Una vez que terminó su pequeño entrenamiento diario se dirigió al chiringuito al que también tenía por costumbre ir. La camarera era una joven hermosa que llevaba coqueteando con ella casi 6 meses, prácticamente el mismo tiempo que llevaba en China. Todavía era demasiado temprano para que estuviera abierto por lo que se sentó en la barra a esperar, y siguió sumida en sus pensamientos mientras jugaba con una moneda que solía llevar siempre, una moneda de su antiguo país de residencia.

— ¿De dónde es? – le quitó la moneda provocando el roce entre sus manos.

Estaba tan distraída que no se había percatado del tiempo que había pasado, y mucho menos de que la camarera hubiera llegado y abierto el sitio.

— Eso ya no importa – le devolvió una sonrisa torcida mientras la analizaba visualmente. Era una muchacha de cabellos rubios, casi tan claros como la plata, y penetrantes ojos oscuros.

La chica se sonrojó al sentir la presión de su mirada por lo que desvió la vista a la moneda que le había arrebatado. Era evidente que Nayeon ejercía cierta atracción sobre ella. A pesar de ello trató de mantener la compostura y siguió el juego que ambas habían empezado el mismo día que se conocieron. Le lanzó la moneda.

— ¿Tratas de olvidar?

Era lo mismo que ella se cuestionaba constantemente. Meditó la respuesta, jugando nuevamente con la moneda, aunque finalmente salió de sus labios sin que se diera cuenta.

— No... No lo creo. Si lo olvidara también borraría lo que soy hoy.

— Vaya, pues es una pena – vio la cara de desconcierto de Nayeon y cambió el tono a uno más sensual – Yo podría hacerte olvidar todo lo demás.

Nayeon sonrío mordiéndose el labio.

— Puedes intentar hacerme cambiar de opinión después de una copa.

— ¿Qué quieres tomar?

— ¿Qué tomarías tú?

— ¿A estas horas? Mmm... Sin duda un destornillador.

— En ese caso que sean dos – una tercera figura que ambas conocían entró en escena.

La camarera se ruborizó por completo ante su presencia. Era una de las mujeres más bellas de toda la isla, no cabía duda. Sus ojos eran tan apasionados y profundos, tan encantadores y penetrantes, y se acompasaban a la perfección con el peculiar color anaranjado de sus cabellos. Sus largas piernas sólo eran el inicio de un cuerpo perfectamente delineado con seductoras curvas, cargado de una gracilidad y una elegancia innatas. Sus labios... Tan finos y delicados que a la vez daban pie a una sonrisa que podría derretir al más grande de los icebergs. No había nadie en la isla que no se girara a su paso, y Nayeon no era ninguna excepción. Cada vez que la veía no había nada más para ella, era como si su simple presencia detuviera el tiempo para brindarle a Nayeon la posibilidad de admirarla. Con ella no mantenía un simple juego. Su mundo giraba por y para ella. Se fue corriendo a preparar las bebidas dejándolas a solas, los ojos de Nayeon jamás brillarían para ella como lo hacían cada vez que veían a aquella preciosa muchacha. 

Something I need | ♡ MINAYEON ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora