♥︎̶  𝐓𝐖𝐄𝐋𝐕𝐄

170 29 3
                                    

Había pasado una semana aproximadamente y Yeon tenía ya dieciséis años. Lamentablemente a su cumpleaños Mina no asistió, no entendía el por qué si sus citas con sus doctores eran los días jueves, no sábados.

Había invitado a Mina a varias salidas al parque durante la semana, pero esta solo aceptó una. Una sola de casi ocho. Se sentía bastante mal, ¿y si ya se había aburrido de ella? Sentía ganas de llorar cada vez que se lo preguntaba, ni siquiera en ese día habían cruzado palabras siendo que hace un semana atrás ambas compartieron muchos besos y demás, ¿qué estaba pasando? Ni siquiera sabía si estaba siguiendo bien su tratamiento con sus pastillas, su corazoncito dolía cada vez iba a almorzar al lugar y Mina no aparecía nunca, ¿estaría comiendo bien?

A veces la veía comiendo junto a Momo y otras veces cuando intentaba acercarse parecía que huía de ella, realmente estaba decaída con todo lo que estaba pasando a pesar de ni siquiera entender realmente qué estaba pasando.

Se sentó sobre el piso del salón de baile y puchereó al ver qué estaba sola otro día almorzando. Miró a la entrada, viendo a SoonIe quien iba a hacerle compañía.

O quizá solo robarle el almuerzo.

-¿Has visto a Mina Unnie? -preguntó al felino, quien maulló en su dirección y refregó sus orejitas junto a su cabeza felina con uno de sus muslos. -Estás mimosa hoy, eso es extraño -Im rió un poco y comenzó a morder su sandwich.

El sonido de pasos acercándose hizo que levantara su mirada ilusionada, pero al toparse con el rostro de Momo no hizo nada más que bajar su mirada sintiéndose estafada por el destino. La de cabellos cortos pasó sin más y se sentó justo en frente de la de mejillas regordetas para finalmente ver como SoonIe se acercaba a ella y lamía la mano de la recién llegada.

-¿Qué tal, Nayeon? -la de ojos grandes habló, ganándose nuevamente la triste mirada de Im.

-Bien... ¿qué hay de ti? -preguntó Yeon en voz baja. Era raro que la única persona que hablaba con Mina le hablara, realmente la extrañaba mucho.

-Iré al grano -la japonesa bajó su mirada levemente y la ansiedad de Nayeon se alzó de manera casi instantánea. -Mina ya no habla conmigo hace tres días, ¿sabes qué le está pasando?

-¿Estás bromeando? Conmigo no ha hablado en una semana -puchereó la de mejillas regordetas. -No sé por qué, la he invitado al parque mil veces y solo me dijo que sí una vez, fue antes de ayer y se veía... Débil -dijo y vió como SoonIe maullaba en dirección a la puerta. Le restó importancia y continuó hablando, haciendo que el gato la mirara con algo de odio impregnado en su rostro; como si estuviera decepcionado. -Tenia muchas ojeras y sus ojos estaban algo cansados, quizá ha estado ocupada con algo, no lo sé...

-¿No puedes intentar acercarte? -Momo inquirió y Nayeon escuchó con atención lo que la otra quería decirle. -Es decir... aunque yo la conocí primero, te conoce más tiempo a ti. Debe tener más confianza contigo -la japonesa sonrió y en ese momento Nayeon supo que Momo parecía tener un sol en su boca, porque cuando sonrió se sintió bastante segura y confiada. Quizá ya entendía por qué era la única amiga de Mina, porque tal vez ninguna de las dos era igual al resto; fríos y mecánicos, como robots.

Los minutos pasaron y estaba decidida, iba a buscar a su Unnie para hablar con ella costara lo que costase, porque ella iba decidida y siempre que Im Nayeon se decidía algo lo haría incluso si fuera la última cosa que haría en su vida.

Caminó por el pasillo con normalidad por los cursos un año mayor que el suyo. Había bastante gente fumando y perdidos en sus propios mundos, era casi aterrador verlos. Abrió la puerta del salón de su Unnie y pudo ver qué ahí no había nadie más que la soledad y la oscuridad unidas. Hizo una pequeña mueca en sus labios, logrando así que una de sus mejillas se abultara más de lo normal.

Iba a retirarse de ese lugar pero una mano la detuvo, haciendo que algo en ella se removiera haciendo que se sintiera bastante nerviosa. Alzó su mirada y vió a uno de los chicos que solía esparcir rumores de Mina cuando esta era una pequeña niña todavía.

-Si estás buscando a la esquizofrénica deberías irte de aquí, pero si estás buscando algo más puedes.. -el chico alto alzó una de sus cejas, intentando dar a entender algo que nunca logró captar.

-Vengo a buscar a Mina Unnie -dijo y se soltó con molestia de la mano del otro. Por el trato que había usado hacia Myoui supuso que aún seguía siendo el mismo imbécil de siempre y que el tiempo no lo había ayudado a recapacitar.

Otra mano tomó su muñeca y la arrastró hasta una pared. Sintió su espalda contra esta y vió como tres personas se le acercaban. No sabía que intenciones tenían pero se asustó bastante, ¿dónde estaba Mina? Ella solo quería saber donde estaba y abrazarla fuerte, sentir que estaba ahí para ella. En cambio la vida le dió una situación totalmente contraria, tres personas que seguro iban a abusar de ella, no importa de que manera iban a hacerlo, que se les notaba en sus rostros.

-Déjenla -la voz de Mina se hizo presente. Esta lucía algo cansada, pero estaba dispuesta a hacer lo que sea para que soltaran al fin a Nayeon.

Una oleada de 'uhh' se hizo presente, seguramente era los demás de sus clases mientras estaban rodeándolos, viéndolos como si nunca antes hubieran visto a cinco personas teniendo un conflicto.

-¿Y si no qué? -la que parecía ser la líder del grupito se acercó a Mina, haciendo que esta retrocediera un pequeño paso. -Ve a joder a tus alucinaciones, a mí no me juegas el papel de alguien fallado mentalmente, yo sé que te has estado drogan.. -y un puño aterrizó sobre el pómulo de aquella imbécil.

Mina había golpeado al fin a la persona que le hizo daño toda su vida escolar. Se sentía... Libre.

-Déjenla -volvió a decir mientras ahora veía en dirección a las otras dos, quienes no aceptaron la orden de Myoui pero sí la de su 'lider' cuando esta se levantó. Las tres se fueron con recelo, dejando a Nayeon tranquila.

Esta corrió hacia Mina y la abrazó con fuerza, como si su vida dependiera de mantenerla entre sus brazos. Myoui lo dudó un poco pero aún así correspondió a aquel abrazo, sintiéndose finalmente bien después de muchas noches sin pegar una pestañeada.

-¿Por qué ha estado evitándome, Unnie? -se atrevió a preguntar, pero Mina guardó silencio mientras seguía abrazando el delgado cuerpo de la menor. Se sentía tan bien abrazarla que no quería decir ni una palabra que sirviera de doble filo para ella, porque después en la noche sus amigos harían lo posible para mantenerla despierta nuevamente.

Aunque bueno, ya había roto una regla al ignorarlos para ir a 'salvar' a su pequeña de aquellas malas personas que querían hacerle daño.

🌿 : 𝗲𝘀𝗾𝘂𝗶𝘇𝗼-cardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora