♥︎̶  𝐓𝐖𝐎

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Habían pasado dos par de años. Mina tenia ahora 16 años - próximamente 17-. mientras que Nayeon tenía 15 años.

Durante esos últimos años Mina y Nayeon tenían conversaciones frecuentemente. Eran conocidas, rozando la palabra amigas pero ambas tenían limitaciones para llegar a serlo. Nayeon por el miedo de Jihyo y los amigos de Mina la querían solo para ellos.

-Mina Unnie -saludó Nayeon mientras se sentaba a su lado. Ambas estaban en el salón de baile, Myoui se la pasaba todos los últimos recreos allí para comer en paz, siendo observada por sus alucinaciones.

-NaeNae -saludó la rubia mientras le sonreía un poco. Se acercaba el cumpleaños de Mina así como también se acercaba el aniversario del establecimiento, en donde los alumnos podían dejar cartas a otras personas en sus casilleros. Nayeon todos los años tenía como mínimo diez cartas mientras que por otro lado Mina nunca había recibido ninguna.

Un gato anaranjado se hizo presente en el lugar y se sentó en silencio al lado de Mina, observando a Nayeon.

-Hola, SoonIe -Im saludó al felino mientras se acercaba para poder acariciarlo.

-Cuando menos te lo esperes robará tu almuerzo -Mina rió para luego llevar los palillos a sus labios, comiendo de su propio almuerzo.

Generalmente Nayeon y Mina hablaban en el último receso, compartían tiempo juntas hasta que Jihyo las descubría o Mina la dejaba sola mintiéndole que debía ir al baño y luego nunca regresaba.

Mátala, Mina.

-¿Y cómo ha estado, Unnie? -Nayeon ahora tenía en sus manos su sándwich cuidando de que el felino no se lo robara.

Mal, has estado mala, empeorando.

-Bien... -sus manos temblaron un poco y sin verlo venir dejó caer sus palillos al suelo. Estaba nerviosa de nuevo y no quería alterarse.

-¿Está allí? -Im preguntó y Mina solo se limitó a bajar su mirada mientras limpiaba el piso del lugar con un pañuelo. -Unnie... -murmuró buscando llamar su atención. SoonIe estaba mirando directamente hacia una pared sin moverse, no sabía que estaba pasando pero sabía que el ambiente estaba demasiado tenso.

Voltéate, anda.

Mina se negó con su cabeza mientras tomaba sus cosas y las guardaba en su bolso pequeño.

-No me gusta aquí, ¿nos vamos a otro lado? -Myoui mantenía la calma, o eso intentaba. Sabía que sus amigos estaban celosos de Nayeon.

Ambas se levantaron y salieron de aquél lugar. Im observaba el rostro de Mina con curiosidad y con algo más en su mirada. Algo que incluso a ella la confundía muchísimo, era un sentimiento algo íntimo del cual no tenía ni idea del nombre. Los dos últimos años se había dado cuenta de aquellos sentimientos extraños que no podía descifrar y dejó cartas en el casillero de Mina en anónimo, pero Myoui no las había leído porque no se molestaba en abrir el casillero sabiendo que no encontraría nada ahí, o eso pensaba. Porque las cartas de Nayeon seguían inmóviles esperando a ser leídas.

-¿No nos sigue? -se atrevió a preguntar la menor.

La rubia negó con su cabeza mientras se volteaba. Generalmente cuando estaba con Nayeon aparecían sus amigos para observarlas a ambas desde lejos y la única que era atormentada era Mina, ya que Nayeon no podía verlos, para su suerte.

-¿Esta tarde quieres acompañarme a casa, Nae? -Myoui se atrevió a preguntar mientras sonreía levemente, volteandose a ver el rostro de aquella chica con tiernas facciones. Grande fue su sorpresa al notar que esta estaba mirándola y al parecer desde hace un buen tiempo atrás, pero solo se limitó a mantener su expresión normal mientras que las mejillas de Im tomaban color por la sorpresa y vergüenza.

-Claro.. -musitó en voz bajita.

No lo abras, no encontrarás nada Mina

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No lo abras, no encontrarás nada Mina.

Myoui estaba con las llaves de su casillero en sus manos. Picaban un poco por la curiosidad e ilusión pero sabía que si lo abría había una gran posibilidad de encontrar solo polvo y quizá hasta telas de araña con una disecada en el centro.

Suspiró mientras inflaba una de sus mejillas, volteando a ver a su ilusión.

-Quizá.. Solo lo hago para echar un vistazo. Nada más que eso -se alzó de hombros mientras que ahora echaba llaves a su candado y finalmente lo quitaba. Abrió la puerta con cuidado y sus ojos obtuvieron un brillo inusual cuando dos sobres de color rosa se hacían ver en el lugar.

Wow, ni ella se lo esperaba.

Miró a ambos lados desconfiada y cuando no vió a nadie las tomó en sus manos para después cerrar nuevamente en casillero. Había creído que quizá era una broma, solo hablaba con Momo y Nayeon, pero Momo estaba aún en Japón y Nayeon no parecía ser el tipo de persona que escribía cartas, si no que las recibía.

Es una broma, de seguro.

-Ya cállate, ¿quieres? -Myoui suspiró frustrada para después acomodar su bolso en su espalda y comenzar a caminar en dirección al salón de Nayeon. Debía pasar a buscarla para que ambas fueran a su casa y pasaran tiempo juntas. Se le hacía a ambas estar en presencia de la otra, era cómodo.

-¡Unnie! -Im salió de salón totalmente animada para después abrazar a la rubia, quien estaba recién llegando a buscarla. -¿Nos vamos?

Mina asintió con su cabeza en silencio y no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando Nayeon la tomaba del brazo. SoonIe no tardó mucho en llegar al lado de ambas y el gato solo siguió a sus cuatro patas a ambas mientras volteaba varias veces, viendo detrás de sí. Las ilusiones de Mina las seguían a ambas y sabía que aquello no era bueno, debía avisarle a su dueña lo que estaba pasando.

-¿Tienes hambre? Mamá no llegará hasta tarde. Trabaja mucho para poder comprar mis pastillas -avisó Mina. -Pero ambas podemos cocinar algo... No creo que la casa se incendie si hacemos cereal con leche.

Im rió mientras mantenía su mano apegada al brazo de Mina. No se quería soltar porque cuando salía con su amiga, Jihyo, siempre se perdía entre la multitud de gente y terminaba siendo aplastada por las grandes masas de personas.

-No tengo mucha hambre, pero podemos ver que comemos luego.

-Luego -un susurro se hizo presente en el oído de Mina y esta solo sonrió simulando que todo estaba bien.

Las pastillas de Mina se habían acabado en la mañana y su madre llegaría hasta tarde por trabajar, ir a comprar las pastillas para su hija y luego llegar a descansar a casa.

-Una larga tarde, ¿No, mejor amiga?

Myoui se apegó a Nayeon. Sabía que junto a ella estaba a salvo, ¿no? Al menos así se sentía.

🌿 : 𝗲𝘀𝗾𝘂𝗶𝘇𝗼-cardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora