Hoy es el día...
— ¿Preparada? — preguntó un preocupado Dylan.
Entiendo su preocupación, sé que me dará miedo ya que Stephen... Se ha convertido en una de mis pesadillas.
— Estoy lista — dije.
El oficial nos hizo pasar a la sala de interrogatorios. En ella estaba todo gris, con una luz blanca y muy brillante, una mesa rectangular con tres sillas; en dos de ellas se encontraban dos hombres, los cuales supongo que es el detective y su ayudante.
— Señorita Olson, pase usted sola y diga todo lo que ellos pregunten. Si se siente incómoda por alguna pregunta, pues solo nos mira a través de ese cristal y nos niega con la cabeza, el detective lo sabrá y pasará a la siguiente pregunta sin decir nada — dijo el oficial. Yo asentí segura de mi misma y entré a la sala sin mirar a nadie más.
— Buenos días — dijo el detective, su ayudante asiente como forma de saludo.
— Buenos días — dije seria.
— Tome asiento — dijo el detective y le hice caso. El ayudante sacó una libreta de su bolso y el detective le dió un bolígrafo — Señorita Olson, ¿nos podría decir su nombre completo?
— Beverly Margarita Olson Sánchez — dije.
El detective anotó, supongo, de lo que dije en su libreta.
— Edad — dijo.
— Veintidós años de edad —
Asintió y siguió.
— ¿Cómo estuvo en contacto con el señor James? —
— Estuve ofreciendo por páginas web mis servicios como psicóloga, su secretaria me llamó y me citó para que fuera a atender a un hombre, no sabía quién era, pero el día en el que me citaron fui y me dí cuenta que era el jefe de la empresa James Family's —
— ¿Qué le contó ese día? —
No sabía si contarle. Lo pensé y me dije:
“Si me dijo de manera tan liberal lo que hizo, será porque no le importa”.
— Me contó que le detectaron el trastorno en su niñez, su tío según le violaba y sus padres le maltrataba, un día él los asesino. No entiendo el “por qué” de cómo le dejaron libre a un niño trastornado y que pudo haber matado a quién más sabe —
El detective estaba sorprendido y su ayudante copiaba con una cara pensativa.
— ¿Ustedes tuvieron alguna relación amorosa? —
— Sí, la tuvimos por unos meses. Al principio, me llegó a golpear o agredir, pero luego, estuvo calmado, se tomaba sus pastillas y no me hacía daño a mi ni a... Hércules — dije apunto de llorar, cuando dije su nombre... Oh, mi bebé.
— Me han nombrado que ha... Matado a un perro, ese era Hércules — no pude más y lloré.
— ¡SÍ!, ¡ESE MOUNSTRO MATÓ A MÍ BEBÉ! — dije llorando de manera incontrolable. Por detrás siento unos brazos fuertes abrazándome.
— ¿Le puedo hacer una última pregunta? — dijo el detective suplicante.
— No, ya basta — dijo Dylan seguro de su decisión.
— Haga la pregunta — dije entrecortada y con la voz llena de rabia.
— ¿Cree poder hablar con él? — dijo seguro de si mismo.
— No — dije seria mirándole con reproche.
— Pero... — no le dejé terminar.
— ¡Le he dicho que no! — dije enfadada y con rabia acumulada... Por él.
Él solo asintió lentamente y se fue por la puerta de la sala de interrogatorios. Su ayudante se levanta guardando su libreta, lleva su mano a su bolsillo y saca de ella una tarjeta negra con letras cursivas y de color verdes griseaseas oscuras.
— Llame a este número si quiere cambiar de opinión — dijo y se fue de la sala de manera elegante y sutil.
Coloco mis codos en la mesa y entierro mi cara entre mis manos.
Dylan acaricia mi espalda y de manera reconfortante.
— Si no quieres hacerlo, no lo hagas, nadie te está obligando — dice.
— Gracias — dije agradecida — Me gustaría pensar, sola...
— Está bien, te espero a fuera — dijo y se fue, pero antes me dijo — ¿Sabes?, Me recuerdas a mi hermanita.
— ¿Dónde está ahora? — dije curiosa.
— En un lugar mejor — dijo negando con la cabeza y con lágrimas en los ojos.
— Oh... Lo siento de ver.... — iba a terminar de hablar, pero él se ríe mientras me mira.
— No seas deprimente y con pensamientos negativos, está en un lugar mejor. Los Ángeles, vive en una mansión — dijo. Asentí mientras se me salía una sonrisa pequeña.
Él se va riéndose.
Miró la mesa y veo el papel de buena calidad. Al centro del papel dice:
“Detective Holland y Secretario/ayudante Holland”
“Son hermanos”
Bajo de esas letras, están los números de ellos en orden;
Artemis Holland: ***
Louis Holland: ***Muy en la parte de abajo, está una frase nada remarcada;
Llame a este número cualquier emergencia. Gracias por su colaboración.
Sonreí y pensé en el detective y en su secretario: el detective era alto, delgado, ojos negros, piel más blanca que la leche, cabello algo largo, pero recogido en una coleta, era de color rubio como los rayos del sol, su nariz se notaba que estaba algo encorvada, pero eso no le quitaba lo respingada que era en la punta, sus cejas eran pobladas y de un rubio oscuro que le quedaban perfecto, tenía las pestañas largas y hermosas, sus labios eran finos y casi sin color, eso no le impidió ser muy hermoso a la vista de cualquiera, lo podría confundir con un ángel.
En cuento a su secretario, era distinto a él, muy distinto; tenía la piel morena de manera sexy, ojos verdes muy claros, su nariz no es puntiaguda ni encorvada, era respingada y a la vez puntiaguda, sus pestañas eran cortas, sus cejas eran pobladas y negras, muy negras, tenía las cejas y mirada de un lobo, sus labios eran carnosos y a al vez no, era alto y tenía un cuerpo delgado y a la vez no, pero se notaba que hacía ejercicio, al igual que su hermano.
En conclusión: los dos son dos dioses del Olimpo.
•†•
Veo a través de mi ventana; solo puedo ver un clima nublado, triste y agotador. Qué a mí punto de vista, está espectacular, por el sentimiento que siento: tristeza.
Recuerdo las veces que Hércules corría por la casa, las cuales se la pasaba tirando las cosas al suelo, morder las patas de las sillas y en ocasiones quedarse quieto frente la televisión viendo alguna película de perros.
Me levanto del sofá y voy a la cocina a por un vaso de agua, fría.
Mientras tomaba de mi vaso de agua, pensaba:
“¿Llamo al detective?. No sería mala idea, así puedo hacer que Stephen no vuelva a ser libre dentro de muchos años. Sé que tiene la suficiente cantidad de dinero para comprarse al juez y un buen abogado, así que sería difícil defenderme mientras yo no digo mis declaraciones a él detective”
Veo la tarjeta que está en la mesa. Niego con la cabeza, la agarró y voy caminando decidida al pequeño recipiente de basura que está en la esquina del salón.
Esto se acaba aquí...
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Cuidado con el James
RandomNo tenía nada que hacer y como soy floja con ideas morbosas . Quiero presentarles mi primera y sobre todo grosera historia . Si les gusta la leen y si no les gusta...la leen o invoco al lado tik tok de sus tías . Gracias 😊 ________________________...