Capítulo 3

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No, no escribí sin querer Jenflix, son los derechos de imagen, era para aclarar :)


Capítulo 3

Pintada por el atardecer

Hay un rayo de luz, un rayo de esperanza al fondo del túnel, pensando que todo irá bien, que todo cambiara a mejor, te llevas grandes decepciones, pero también enormes alegrías, por haberlo apostado todo, a tener una vida mejor, una vida más feliz, y negarte a perderte en un pozo de ansias.

Jugaba con mi lápiz en la mesa con ojos dibujados, Nora discutía sobre Hugo, lo capullo que era por ignorarla por Messenger, teniendo razones suficientes para gritarle enfrente de todos.

-¡Ya no sé qué hacer con este hombre Alicia!-exclama con su rostro preocupado.

-Déjalo y punto, no te amargues la existencia por un gilipollas como él.-respondo encogiéndome de hombros, Nora me miró inexpresiva, le di menos importancia de la que me pedía.-está bien, a lo mejor deberías hablar con él, que no puede tratarte como a una amiga, eres su novia.

-Claro, hablaré con él en el segundo recreo, que está ocupado.-asiente con la cabeza, segura de sí misma. Se detuvo a mirarme, se acercó a mí.

-¿Qué pasa?- pregunto ajustándome las gafas.

-Tienes unas pestañas largas.-responde alejándose, coge su cuaderno y se va a otra mesa.

Veo por la ventana como las gotas de lluvia caen rigorosamente en las palmeras, en el césped recién cortado y como algunas, resbalaban por los cristales. Últimamente llovía a cántaros, paulatinamente cesaban las lluvias.

Suspiré, y saqué de mi mochila, mi cuaderno favorito, con el que plasmaba todo lo que se me pasaba por la cabeza, y ahora, en la clase de sociales, era momento de desahogarme silenciosamente, y con mi boli comencé a escribir.

Que entre las sábanas lo único que se escuche sea tu respiración pegándose contra mis labios, y que entre música y ropa tirada en el suelo encontremos lo que buscábamos desde hace tanto tiempo; el anhelado amor en estos tiempos.


Cerré el cuaderno y garabateé la solapa de atrás, dibujando pequeñas estrellas mientras escuchaba a Nora reír a lo lejos con Guillermo y Marcos, ya todo daba igual.

Ya era de noche, mi momento tranquilo, donde nadie podía gritarme, nadie podía reclamarme nada de nada, cuando podía estar tranquila y fumar un poco de mierda. Hacía noches que no podía dormir, el insomnio me ganaba y podía notarlo perfectamente con las respiraciones que escuchaba a mi oído, ver sombras caminar por las paredes de mi habitación y escuchar golpes inexistentes en mi cabeza.

Pero la vida es muy bella para echarla a basura con una cajetilla de cigarrillos, con un trago de whisky al día.

Aunque me gusta el whisky, y me gustan los pitis, si me autodestruyo será mi problema, no el de nadie más.

Pero, ¡joder!, no puedes seguir así, amargada mañanas, las tardes y noches pensando en si realmente fue un error tu existencia, ¡escupe esa basura! ¡mejor enamórate!, ¡cómete el mundo!



Tocaron el timbre a las tres de la tarde, a la salida, rodeaba de personas vi entre ellas a Nora llorando, con sus mejillas tan rojas como la sangre, sus ojos eran cristalinos y miraba al suelo, desconsolada. Aparté a todas las demás personas para llegar a ella, quien se alejaba, dándome la espalda.

-Nora.-la llamé subiendo las escaleras, ella giró sobre sus talones y en un desliz de tiempo, lloraba sobre mi hombro.

-Alicia, él..-masculló con sus manos tapando su rostro.

-¿Qué ocurre? Cálmate, respira un poco.-froté su espalda suavemente, poco a poco fue apaciguando su llanto, me miró de frente.

-Hugo, él...yo...-secó sus lágrimas y se acomodó el pelo, tragando saliva.-terminamos.-tiro aire por la boca y cerró sus ojos, frunciendo los labios.

-Nora...ven.-me acerqué nuevamente a ella y la abracé, pretendió no llorar, aunque mojara mi uniforme con cada minuto que pasaba.

Me apartó de ella, estaba aterida de llantos, respiraba paulatinamente con ráfagas de viento que pasaban por su rostro pintado del atardecer. No sabía que decir, sus mejillas rojas engulleron mis palabras de consuelo, sus pestañas mojadas parpadeaban rápido.

-Nora...-balbuceé, aclaré mi voz-mañana hablaré con él, no te preocupes.

-Gracias Alicia.-cabizbaja se desplomó en el suelo, me senté a su lado.-gracias por escucharme.-se acomodó el cabello detrás de su oreja.

-Gracias a ti por confiar en mí.-sonreí y la abracé temerosa de que estallara en llantos otra vez.

-Sé que, no nos conocemos desde hace mucho, pero necesitaba a alguien, a alguien que pudiera contarle esto.

-Siempre podrás contar conmigo.-la solté y miré al suelo.

-Gracias.-respondió sonriendo, no pude esbozar una también, al verla así, así de guapa sonriendo.

She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora