Capítulo 20

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Capítulo 20

Ganar para perder; perder para ganar

No sabía en que momento había llegado hasta ese sofá, que hasta hoy, era blanco; tenía un agonizante dolor en mi espalda, estaba incómoda durmiendo boca abajo en una casa que ni recordaba de quien era; al ver alrededor, traté de buscar mis gafas, que estaban encima de los pantalones de un chico acostado durmiendo plácidamente. Traté de moverme en el sofá sin importarme lo que me costara, miré más allá de la mesa con rayas blancas y pequeñas colillas apagadas en lo profundo de los vasos con whisky, Rebeca estaba acostada en el otro sofá, decorado con grafitis y una raja por la parte baja, se estiró acomodándose encima de un chico sin camiseta, en su pelo había pepperoni, moví los dedos de mis pies, mirando a un cuadro del salón que ya estaba destrozado y con unos tres dardos clavados encima del dibujo de la montaña. Me puse de pie y caminé hasta la cocina tratando de no pisar a nadie que estuviera durmiendo en el suelo o en las sillones, abrí el frigorífico; poco me importo donde estaba, tenía dolor de estómago, estaba vacío y buscaba al menos un poco de queso, pero encontré una cajetilla de cigarrillos, la abrí y tenía pequeños porros hechos, sonreí instintivamente y me lo guardé en el bolsillo de mis pantalones manchados, encendí un fogón de la cocina y esperé a que se calentara lo suficiente para encender las hojas verdes, después, pude aspirar el aroma de la maría, me senté en la encimera, apartando todas las botellas de cristal esparcidas, sube una pierna a mi pecho y me apoyé en ella, tratando de no hacer ruido, busqué la hora por la pared amarilla, el reloj tenía el cristal roto pero marcaban las siete menos cuarto de la mañana, al terminar el porro, apagué el fogón y regresé al comedor, no había nadie más que conociera, pero estábamos en la casa de Eva, para mi sorpresa, un chico se levantó del suelo y con un gruñido me felicitó.

-Feliz navidad Alice. -era Adrián, el camarero.

- ¿Qué haces aquí? -sonrío acercándome a él.

Mira a su alrededor y frunce el ceño.

- ¿Qué haces tú aquí? A ti no te van este tipo de fiestas. -recoge su camiseta del suelo y se la coloca en un abrir y cerrar de ojos.

-No me acuerdo de como amanecí en ese sofá. -lo señalé con la cabeza.

-Lo sé, te veías mal y no quería que te volviera a pasar...-alguien acostado en las escaleras se cae y termina retorciéndose de dolor ya en el suelo. -vamos afuera, así podemos hablar tranquilamente. -Asiento y abro la puerta con sumo cuidado de no despertar a nadie, a la entrada había unos sofás blancos de tela preciosos, nos sentamos ahí, una vez más, apartando cualquier vaso de nuestro camino. -como te iba diciendo, no quería que te pasara lo de la otra vez, así que, te di una botella de agua y te acosté en el sofá.

-Gracias, pero no hacía falta. -retorcí mis manos y miré hacia el suelo, traté de hacerme la dura, aun sabiendo que, sin él, podría haber terminado peor de lo que ya estaba.

-No hace falta que me las des, nos conocemos desde hace mucho, eres mi hermana pequeña. -soba mi rodilla y me sonríe.

- ¿Quién más estaba en esta fiesta?

-Pues que tú conozcas...Rebeca y...-calló- nadie más.

Asiento sin decir nada más y comienzo a temblar.

-Joder hace un frío que pela.

-Espera, dejé unos porros en la nevera, voy...-se pone de pie.

-Los tengo yo. -lo saco de mi bolsillo y le sonrío de medio lado.

-Pequeña cabrona. -ríe y saca dos, de sus pantalones saca un mechero y los enciende a la vez, me ofrece uno, dejando el mechero en la mesa de cristal del medio.

She.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora