[Vol: 11]

58 11 2
                                    

Papá: ¿Y bien?— Preguntó de la nada dejando los cubiertos del plato principal en la mesa.

En toda la cena no musité ni una palabra, quizás era el miedo a que dijese algo que no me gustaba lo que colapsaba mi cerebro. No sabía porqué mi padre me había citado así que yo me hacía la idea de que era para volverme de vuelta.

— Todo bien, si eso es lo que se pregunta señor padre, vivo muy bien aquí y en cuanto a mi pecho yo ya no siento ansiedad ninguna ni ni siquiera he tenido tiempo para llorar. — Bueno quizás mentía un poco, pero mi salud mental había mejorado muchísimo durante mi estadía aquí.

Papa: Eso me alegra.— Dijo de una manera totalmente seria. Comenzó a toser tapándose con un pañuelo disimuladamente. Y tras eso se disculpó.— Supongo que has hecho amigos.— Asentí.— bien, entonces quiero conocerlos. — Me atraganté con el aire. Simplemente con eso.

—Bueno es que...— Me interrumpió.

Papa: Es lo menos que puedes hacer, te he permitido vivir sola en uno de los peores barrios de Tokyo y no se con quien andas. Así que conoceré a tus amigos, mañana. — Parecía decidido.

— Es que, están ocupados. — Papa nunca permitiría que yo tuviese de amigos a unos pandilleros, lo que de verdad no sabe es que su hija es como uno de ellos.

Papa: ¿ocupados? Bueno, pues si es así creo que ya va siendo hora de que hagas las maletas. Nos vamos a Kyoto.— Dejé el cubierto en el plato y lo mire fijamente con mis manos en la mesa.

— ¿por qué? ¿Por qué siempre tienes que alejarme de lo que me hace feliz? ¿Sabes? Allí estarán mis amigos, dime donde es y estarán. ¿De acuerdo? Pero no me saques de aquí, porque es todo lo que quiero ahora mismo. — Parecía sonreír, pero lo dudo. Tan solo fue mi imaginación.

Papa: Cambiando de tema, tengo tus notas actuales... He de decir, que no me sorprende ni un poco que seas la primera en toda la escuela. Pero tus faltas T/n no me gustan ni un pelo.— ante aquello no tuve mas que bajar la cabeza.

— Lo siento padre, pero me permití faltar algunos días por recados importantes como averías de la casa. — Me sorprende como con tanta facilidad le podía mentir a día de hoy.

Papa: No quiero ni saber de que chapuza se tenga que tratar solo recuerda que eres de clase alta y nunca serviremos para eso. — y un carajo... pensé.

El postre trajo consigo el nuevo silencio aquello me calmo un pelín más ya que sabía que no tenía razón para sacarme de donde vivo. Al menos por ahora.

Por suerte minutos más tarde la cena dio a su fin, bueno y si a eso se le puede llamar suerte. Le pedí amablemente al chofer que quería caminar así que tomaría mas lejos de aquí un bus, a lo que mi padre se negó totalmente.

Papa: Nunca deberías coger un bus, hay muchos microbios ahí te contrataré un chofer expresamente para ti para poder callejear aquí en Tokyo. — Dijo.

— Padre. — Lo llamé. — Son personas, no deberías ponerte a un nivel superior. Lo siento pero, yo creo que todos estamos a la misma escala y eso se demuestra cuando morimos. — Grandiosamente no escuche nada después de eso. Su cara cambió totalmente a una bastante sería sin embargo no dijo absolutamente nada.

Mikey: ¿T/n? — El chico de melena rubia se paró en frente nuestra con sus manos en los bolsillos. Ahora que lo recuerdo ¿Por qué no llovía ahora?

— Hola Mikey. — Papa se giró hacía mi y luego hasta mi acompañante.

El mayordomo lo llamó enseguida con el teléfono en mano. Una llamada importante salvó esta incómoda situación.

Liberty (Chifuyu, Mikey  y T/n)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora