Liberty (Chifuyu, Mikey y T/n)

[Vol:8]

Aquel día, T/n Brown se enteró de todo. Nunca pudo imaginar cuanto habían cambiado las cosas mientras ella permanecía absorta de todo por culpa de equivocarse al ocuparse de la empresa de su padre.

Pero no podía echarse atrás ahora, tan solo se alejaría de su trabajo hasta que todo se arreglase, nadie merecía un futuro tan trágico y menos Hinata Tachibana.

—Takemichi-kun, por favor arregla todo esto, yo prometo ayudaros en todo lo que pueda. — Le suplicó la chica al mas grande de aquella sala.

Naoto: T/n, ¿por qué razón te separaste de la Toman?— El chico observo como los hombros de la chica dejaron de tensarse y bajaban causando curvar su espalda.

— Fui una idiota, una miedica y tenía que ocuparme de la empresa de mi padre así que con más razón me marché. — Me removí en el sillón un tanto incomoda.

Naoto: ¿crees que tu partida haya significado algo en el comportamiento de Mikey? Según Takemichi Mikey no era así. — La chica asintió rápidamente mientras miraba hacía abajo.

— Takemichi tiene razón, pondría mi mano en el fuego en el que algo le pasó a Mikey, pero tampoco te puedo asegurar que mi abandono haya significado algo...— Ella simplemente no quería cargar con la culpa de que quizás si estuviese en la banda todavía, Hinata ahora mismo estaría viva. No quería, no todo era su culpa y eso lo sabía.

Takemichi: Tiene que significar algo...
Mikey estaba enamorado de T/n. — T/n siempre se sintió culpable por haber dañado a dos maravillosas personas que estaban dispuestos a amarla.

Aquella noche lloró como una cría mientras se escondía entre las sabanas y ahogaba su llanto en la almohada intentando que nadie la escuchara. A su lado la chaqueta que su ojiverde favorito le regaló, ya ni si quiera podía mirarla, cada vez que lo hacía sentía como su corazón se estrujaba.

Takemichi por favor salva a Hinata, sálvanos a todos.

Incluso ella se arrepentía de todas las decisiones que tomó, quería vivir con una familia y no siendo simplemente empresaria de una de las empresas mas grandes de Japón.

Días después de la tragedia Naoto Tachibana contactó con ella, le pedía encontrarse en frente de la puerta de la prisión de Tokyo. Definitivamente ahora sabía que ella formaría parte del plan.

Aquella mañana un chico moreno con el nombre de Takemichi esperaba en el punto acordado. Justo cuando llego Naoto, un Audi Q5 color negros y ventanas tintadas se paró en frente suya, de ella salió la señorita Brown, la cual no dejó de ser escoltada hasta la puerta de la sala de reuniones.

Takemichi: ¿No te incomoda que te persigan a todos lados?— La chica negó seria.

— Al contrario, somos amigos así que me hacen bastante compañía. — Tenía suerte de contratar unos buenos guardaespaldas que por suerte eran de la misma edad y tenían un gran humor.

Se sorprendió al ver a Draken en frente suya, claro...de Mikey si logró escuchar algo pero de él no. Permaneció toda la charla sin habla, analizándolo de arriba a abajo.

Draken no había cambiado nada...

— Draken, cuantos años te dieron de condena. — El joven la miró a los ojos por primera vez, recordándole a aquella noche tras su apuñalamiento.

Naoto: El se enfrenta a setenta años de carcel. — La chica abrió sus ojos al máximo, sabía lo que significaba pero eso Draken no lo merecía.